![586 kilómetros en familia hasta el graderío de la Copa Ibérica](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201912/27/media/cortadas/vrac2-knp-U901058487089VAG-984x608@El%20Norte.jpg)
![586 kilómetros en familia hasta el graderío de la Copa Ibérica](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201912/27/media/cortadas/vrac2-knp-U901058487089VAG-984x608@El%20Norte.jpg)
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Apenas levantan del suelo, pero llegan como un torbellino de emoción. Un balón en las manitas, aunque se pelean a ratos por él; su entrenador, que pone orden; y sus padres, que tratan de canalizar toda esa energía. Rodrigo y Diego tienen cinco años, Miguel, aún cuatro. Enfundados en los abrigos, cuando se los quitan se hacen notar sus pequeños e impolutos chándals del VRAC. Estas navidades van a recibir un regalo que desean con todas sus fuerzas: sus familias han montado una expedición para ir a animar a su equipo a la final de la Copa Ibérica, el próximo sábado 28 de diciembre en Lisboa.
Allí les acompañarán también sus hermanos, nadie se queda fuera de la aventura. Cuatro familias completas cogen carretera y coche para hacer un pequeño viaje que durará tres días, del 27 al 29 de diciembre. «La verdad es que lo llevamos planeando bastante tiempo, quizás desde mayo», apunta Helena, la madre de Miguel. «Empezamos a hablarlo en un campeonato en Salamanca, cuando ya había surgido 'buen rollo' entre los padres, explica».
El viaje oficial que monta el equipo no es apto para gente tan menuda: las 'palizas' en autobuses de ida y de vuelta los hacen inviables, pero estas familias, contagiadas del ambiente deportivo, lo solucionan con originalidad y han alquilado unos apartamentos para hacer posible esa asistencia al partido. «A partir del deporte surge mucho más», asegura Helena, «se forjan amistades y planes».
Y parece que el entusiasmo de padres e hijos efectivamente es contagioso. Mercedes, la hermana mayor de Rodrigo, no se pierde ni un partido, y Miguel Olcese, el hermano de Diego, un segundo Miguel que tiene solo tres añitos, corretea allá adónde va su hermano. Les cuesta un poco centrarse, cosas de la edad, pero si algo les ha enseñado el rugby es la importancia del respeto. «En este deporte hay respeto al compañero y al equipo contrario, además al árbitro nadie le discute las cosas», refiere Ramón Fernández, el padre de Rodrigo.
Estos padres hablan de un mundo en el que a los hijos se les exige ganar, siempre ganar, ser los mejores, pero rara vez mirar al otro como un igual. Ante tal ambiente, ellos han encontrado esta manera de explicarles que ser el primero no es lo más importante, sobre todo si eso implica pasar sobre otros. «Les intentamos inculcar un respeto absoluto, nada de humillar a los rivales ni hacer el tonto si metes un ensayo», refuerza Santiago Peña, exjugador y entrenador de los Linces, con una amplia experiencia que roza las dos décadas.
Los niños resumen todo ello en un mantra, en su lema, en sus palabras mágicas y secretas cada vez que salen al campo. «¿Qué tenemos en el lado izquierdo? ¡El corazón! Y encima el escudo del VRAC, ¡Quesos!», corean cuando juntan sus manitas en círculo. Ojo, si las revelan es porque consideran su atención importante. Se esfuerzan mucho por explicar cómo funciona su deporte: «Lo primero es correr hacia la zona de ensayo», ilustra Miguel Aguerrea, ante el asentimiento general. «¡Y no hay que meter goles, se llaman ensayos!», recuerda Diego Olcese, en apoyo a la explicación de su compañero.
La final de la Copa Ibérica de rugby Agronomia contra VRAC, este sábado 28 de diciembre en Lisboa.
586 kilómetros recorrerán estas familias para animar al VRAC
Los pequeños jugadores Miguel Aguerrea Les, Rodrigo Fernández González, Diego Olcese Ruiz y Nico Baeza. Pertenecen a la categoría de los Linces sub 6.
Su entrenador Santiago Peña
Fichajes extra Sus hermanos, Miguel Olcese Ruiz, Mercedes Fernández González e Iván Baeza.
Los padres que hacen este viaje posible Helena, Ramón, Rocío, Juan Manuel, Inés, Ruth y David.
«Yo estoy convencido de que es el deporte, tanto para niños como para niñas: es toda una escuela de vida en la que seas como seas puedes tener un puesto», recomienda. «Para ellos es un juego, porque es coger un balón y correr hacia delante, y eso les resulta casi innato», apunta él. «Lo que les cuesta es la pérdida del miedo al contacto, al principio cierran los ojos y tienen que ganar confianza y ver que esa parte del juego también puede ser divertida», explica el entrenador.
El ambiente «familiar, sano» o la accesibilidad de los jugadores profesionales son otros de los pros que destacan Inés y Juan Manuel, los padres de Diego y Miguel. Ser padre o madre no impide, según Inés, mantener el amor a los partidos de rugby: «Es una afición tan familiar que yo creo que te anima», asegura.
¿Cómo saber si a los niños les gusta o lo adoptan por pura imitación de hermanos o amigos? «Suele estar bastante claro, a los niños que no les gusta se les nota en los entrenamientos, no les gusta placar o no quieren implicarse y lo van dejando», opina Inés, que cuenta que algunos, más mayores, acaban por volver.
Ellos tienen a sus favoritos: Kalo Kalo Gavidi es el ídolo de Diego y Mercedes, Gabriel Vélez el de Miguel 'el Mayor' y el pequeño de los Olcese Ruiz se queda con Alberto Blanco 'Tuco'. Aunque a Rodrigo le tira también el fútbol, responde que se queda con el argentino Tani Bay. «Pero Tuco es mi segundo más favorito», confiesa en un susurro cómplice. Las maletas no estaban preparadas aún durante esta conversación, pero ya se iban haciendo un poco a la idea de qué meter: cantimplora, ropa «no sucia», un balón de rugby…
No han estado aún en Lisboa, pero Mercedes se la imagina con tranvías y Miguel Olcese está seguro de que habrá allí una pastelería, para risas de todos. Lo que está claro es que pronuncian Lisboa como si fuera 'El dorado', y, aunque no tendrán mucho tiempo adicional de turismo, aseguran que han buscado un poco y han encontrado muchas actividades para niños, así que aprovecharán los ratitos antes y después del estadio. ¿Quién dijo que no se podía ser forofo en pandilla?
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Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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