La Federación de Rugby piensa en febrero para jugar de nuevo en Zorrilla

De la respuesta que dé Valladolid este sábado dependerá buena parte de que Zorrilla vuelva a cambiar las porterías de fútbol por las de rugby dentro de tres meses, no en un 'test match' de una ventana de otoño, sino en un partido crucial para cicatrizar las heridas por las descalificaciones que dejaron a España fuera de los mundiales de 2019 y 2023. Es la tesis que han defendido ante los medios de comunicación Juan Carlos Martín 'Hansen', presidente de la Federación Española, vallisoletano y ex jugador de El Salvador, y José Antonio Barrio 'Yunque', director deportivo de la FER.

«Hasta ahora hemos vendido 13.100 entradas», fue la frase con la que arrancó Hansen, antes de reconocer que «son menos de lo que esperaba», una respuesta tibia que justificó por la falta de costumbre del público vallisoletano en despachar sus localidades por internet y no a través de los puntos de venta físicos habituales; así que confía en el tirón de los últimos días para sobrepasar esa media entrada que alcanza hasta el momento la taquilla virtual.

Hansen vende que el España-Fiyi es mucho más que los ochenta minutos de partido y es el plato fuerte de una fiesta del rugby que se extiende desde la mañana hasta la noche, con una fan zone abierta a todo el público donde habrá música con dj's, bandas locales como Los Pichas o The Jam One's, carpas con comida y bebida en las foodtrucks y en las barras, juegos e hinchables para los niños y puestos de merchandising con productos del deporte oval. Auvasa fletará autobuses desde varios puntos como lanzadera a los alrededores del estadio Zorrilla. El presidente de la FER anunció como novedad que los clubes de Valladolid de cualquier deporte podrán acceder a sus localidades con un 10% de descuento y que todos los de rugby, de cualquier parte de España, disfrutarán de un 20%.

No parece que haya una alternativa real al Zorrilla de cara a ese España-Países Bajos de febrero, más si tenemos en cuenta que hace unos días el Central de la Complutense, templo del rugby nacional, solo reunió a 3.800 aficionados en el primer test de la ventana contra Uruguay. El recuerdo de la mítica final de Copa del Rey de 2016, que colgó el cartel de no hay billetes con las 26.500 butacas ocupadas, debe ser un faro para iluminar la entrada a puerto, aun a riesgo de deslumbrar al timonel y que la nave se estrelle contra las rocas.