Gradas repletas en Pepe Rojo Ricardo Otazo

Aquí os espero, queseros

Relato desde la grada de un partido nada sencillo

jUAN áNGEL mÉNDEZ

Valladolid

Sábado, 11 de mayo 2019, 21:03

El Chami ya está sentado en la mesa, listo y acicalado para librar la última partida del curso. Los chinos amontonados en el centro del tapete y la baraja fuera de la caja a la espera de conocer el nombre de su adversario. La final ... de la Liga ya tiene la media naranja vallisoletana. Ahora, solo falta que el Quesos cumpla con su parte y acuda a la cita para volver a demostrar que la ciudad mantiene la corona.

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Al SilverStorm se le atragantó el Ordizia. Estuvo incómodo e intermitente, pero supo descifrar la ecuación a diez minutos del desenlace para no descarrilar por sorpresa. Jurado partió la resistencia visitante y ensayó con raza y rabia para deshacer el ovillo y convertir el ajustado 29-26 en el casi definitivo 34-26, que despertó del sueño al conjunto vasco. Hasta ese instante, el Chami alternó arrebatos de ira con hondas lagunas que permitieron crecer en la batalla al equipo guipuzcoano.

El duelo escenificó sobre Pepe Rojo el juego de las diferencias, los matices entre dos conjuntos que subsistieron a base de virtudes contrapuestas. El Chami apostó por cruzar la última frontera para posar el cuero y sumar de cinco en cinco, mientras que el Ordizia se tuvo que conformar con mantener la cabeza a flote gracias a su acierto para estampar el oval entre los palos vallisoletanos. No es que El Salvador no quisiera trasladar la pelea al chut, sino que lo hizo obligado por la mala tarde de Faiva, que envió al limbo las tres transformaciones del primer acto y un par de golpes de castigo, que podrían haber sentenciado mucho antes el encuentro.

La pierna torcida del Chami dio vida al Ordizia, que se vio con opciones hasta el ensayo de Jurado. La sentencia solo podía llegar así, con velocidad y contundencia, justo lo que le faltó al cuadro visitante para obtener mayores dividendos de las desconexiones vallisoletanas. Nuu besó el césped tras la última raya y ensayó en tres ocasiones, la última después de que el colegiado consultara el VAR a dos minutos de que el telón besara las tablas. En este tipo de acciones es donde el rugby tira de galones sobre el fútbol. El árbitro pudo escuchar las instrucciones por el pinganillo sin agobios ni angustia, con los jugadores aguardando la decisión con paciencia y sin moscas revoloteando a su alrededor para condicionar el resultado. Un ejemplo de civismo y deportividad. Una vez más.

El ensayo de Nuu abrochó un partido equilibrado por los errores del Chami y las limitaciones del Ordizia, que destiló más ganas que acierto. Al equipo vallisoletano no le ha sentado muy bien el parón y solo su calidad a la mano le permitió salir adelante. En la tribuna, los hinchas vascos ganaron por goleada a una afición chamiza que tensó su garganta con cuentagotas. Por momentos, Pepe Rojo parecía Altamira. Es como si la afición vallisoletana se hubiera acostumbrado a la gloria y diera por hecho que su equipo no necesita el último empujón para ganar. Costó arrancar hasta el clásico 'a la melé' con la formación a cinco metros de la última frontera del Ordizia. Por suerte para ellos, tienen la final de la Liga para recuperar el suspenso. Vrac, aquí te espero.

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