Un derbi para el VRAC en dos ligas distintas

Los azulones, esta vez de rosa, saltaron al campo todavía escocidos por la derrota ante Burgos. Metieron al rival en su campo, forzaron varios castigos en la veintidós, arrastraron con la melé (¿dónde está el mítico 'a la melé' chamizo?) y, a la tercera, Moala llevó el oval más allá de la línea de marca; Baltasar Taibo puso el lazo al ensayo con su patada y abrió un pleno de cinco aciertos en sus cinco intentos a palos.

Siete minutos y 0-7 en el marcador que no arrugaron a la joven plantilla de El Salvador, que por fin se hizo con la posesión del balón, buscó las costuras por el centro con mucha movilidad y se estrelló por su falta de contundencia; fue incapaz de romper la sólida defensa quesera y, cuando tuvo ocasión de acortar distancias, Santi Ortega no estuvo fino con el pie. El Salvador no rompió el cero de su marcador en ese minuto 14 y ya casi se quedó sin opciones de hacerlo a lo largo de toda la mañana; el apertura franjinegro tuvo una segunda patada, ahora más alejada, que tampoco encontró los palos.

El entusiasmo del Chami mereció mejor suerte, o al menos que no le persiguiera el mal fario en esta primera parte; dos de sus puntales más experimentados, el capitán Tufuga y Bell (más Du Toit en la segunda), tuvieron que retirarse lesionados y dejaron a su equipo cojo para el resto del partido, y quién sabe si para próximas jornadas. El Quesos, por su parte, siguió a lo suyo, cerró la defensa de tal modo que forzó varios castigos al ataque de El Salvador y torpedeó dos veces más la H contraria para situar el tanteo en el descanso con un cómodo 0-13.

Tras la vuelta de vestuarios, el guion se mantuvo durante un cuarto de hora más, con un ataque estéril de El Salvador y un Entrepinares en su madriguera, a la espera de un descuido para cazar en campo rival, y así lo hizo uno de los más listos de la clase, el medio melé Mauro Perotti, que adivinó un pase, metió un primer puntapié a la argentina, la pelota conejeó en línea recta y le permitió un nuevo punterazo, canchero, para culminar la carrera de más de sesenta metros con el segundo ensayo del derbi. El tipo de acción, y el 0-20, hizo mucho daño al equipo que ejercía de local.

El partido sufrió un parón. Hubo numerosas faltas por disciplina, en un choque tranquilo sin amarillas, el árbitro Atorrasagasti se gustaba con una charleta en cada pausa y los jugadores también agradecieron los paréntesis para respirar y aguarse en una mañana tan tórrida que rozaba los treinta grados, si es que no los superó.

Con más de media hora por delante y el contrario con una rodilla en tierra, el Quesos olisqueó la sangre del punto bonus y lanzó una ofensiva; el partido, como ya le ocurriera al final de la temporada pasada, se le empezó a hacer muy largo a El Salvador, resignado a su tanteo en blanco y centrado en quemar todas sus naves en intentar evitar los nuevos ensayos del Quesos. Hubo un momento que tuvo que doblegar los esfuerzos, al tener dos jugadores asistidos en el césped a la vez, y vio con impotencia cómo el empuje de la delantera quesera acabó con el tercer ensayo de Vélez.

Parecía que el equipo de Gorostiza estaba maduro, casi con ganas de ir a las duchas, pero al de Merino le faltó un punto de agresividad para rematar la faena. El juego volvió a pararse con las interrupciones, hubo un par de galopadas que se quedaron a falta de acertar el penúltimo pase, y los últimos golpes de castigo defensivos se jugaron a la melé en busca del arrastre hasta la última trinchera. No dio tiempo, las botas se clavaron a diez metros de la línea y El Salvador tiró de casta; ahora llega un mes de octubre exigente para los dos, el Quesos Entrepinares verá qué rivales pelearán con él el título de campeón de Liga, y El Salvador buscará sus primeros puntos para fijar objetivos en una etapa de transición con vistas a medio plazo. El VRAC suma los primeros 5 puntos del campeonato y se coloca como líder.