Traicionados por la mecánica
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Roberto Carranza luchó contra las adversidades en el Dakar saudí, pero los problemas en su prototipo de GPR Sport le obligaron a abandonarUn año entero preparando el Dakar, planificando hasta el último detalle, confiando plenamente en un gran equipo y en un prototipo con muchas expectativas, pero a las primeras de cambio, el vehículo hizo aguas por todos los lados. Así resume Roberto Carranza su segunda participación en el rally más prestigioso y peligroso del mundo. El piloto vallisoletano se vio obligado a abandonar en la quinta etapa, después de una semana llena de sinsabores, de trabajo a destajo, sin apenas dormir, para intentar solucionar los problemas del vehículo ante la indiferencia del equipo GPR Sport.
«Ya sabíamos que el prototipo, que había llegado muy tarde a nuestras manos, tenía problemas. No lo pudimos probar antes de viajar a Arabia porque no refrigeraba bien. Contando con ello llevamos piezas de repuesto para cambiarlas allí. Desde el día 1 de enero que llegamos a Arabia hicimos diversas modificaciones en los tres vehículos del equipo sin apenas descanso», comenta Carranza, visiblemente enfadado y disgustado con el equipo GPR Sport.
«Salimos en la primera etapa e hicimos el primer trayecto del enlace sin problemas, pero ¡causalidad del destino!, a los cuatro kilómetros se paró el vehículo de Rubén Gracia. Nosotros que íbamos detrás, ya con problemas de refrigeración, nos paramos para ver qué les pasaba y ya no pudimos arrancar. Y lo mismo le pasó al coche de Domingo Román, que venía más atrás. Los tres prototipos tirados a cuatro kilómetros de la salida. Inaudito», relata el piloto vallisoletano, que no daba crédito a la situación. «Y es que lo más chocante es que el equipo GPR Sport ya daba por concluida su participación, incapaz de reaccionar ante los problemas del coche. Pero yo no estaba dispuesto a rendirme. Hicimos modificaciones, con tubos de refrigeración, cambios de piezas, incluso de motor, etc, todo a cargo de mi equipo el Promyges Rally Team y conseguimos volver a reengancharnos a la carrera en la tercera etapa. No podíamos ir a tope, pero al menos seguíamos en carrera. En esa etapa, con mucho cuidado para evitar el calentamiento se nos rompió el segundo embrague a 20 kilómetros de la meta. Afortunadamente otro participante nos remolcó hasta el vivac».
Con tantas incidencias, el problema de Roberto Carranza era que apenas tenía tiempo para descansar, ya que llegaban de noche a la meta y tenían que volver a reparar el vehículo. Y en la siguiente etapa, la quinta, con muchas dunas y arena, ya no hubo tanta suerte. «El problema del calentamiento y el embrague seguía siendo un quebradero de cabeza. Íbamos más lentos, pero confiando en llegar a la meta,. Era una zona de arenas y el coche se inundó por completo. Volvimos a romper el embrague con la mala suerte de que no hubo nadie que nos remolcara. Estuvimos muchas horas tirados en la gélida noche en el desierto, acompañados de unos militares que nos proporcionaron agua, mantas y una hoguera. No pudimos llegar a la meta y tuvimos que abandonar», lamenta el piloto vallisoletano.
Roberto Carranza se mostró muy crítico con el equipo GPR Sport. «Rubén Gracia, el responsable del equipo, nos aseguró en un 90% que el vehículo estaba perfectamente preparado para afrontar el rally y ahí está la realidad. A priori, el proyecto que presentó GPR Sport era muy bueno, pero al final se ha convertido en un auténtico fracaso de este equipo», comenta Carranza quien asegura además que «gracias a las modificaciones que introdujimos nosotros, con el trabajo ímprobo de los mecánicos de mi equipo el PromygesRallyTeam, pudimos reengancharnos e incluso Domingo Ramos, el tercer vehículo, continúa en carrera gracias a nosotros».
Y a pesar de todo, Roberto Carranza considera muy positiva su experiencia en este su segundo Dakar. «Creo que ha sido todo un máster de aprendizaje. Me he sentido muy cómodo a pesar de las etapas tan largas que propone el Dakar. Hemos estado a un muy buen nivel y es una lástima que no hayamos podido seguir en carrera. Arabia es un espectacular escenario porque tiene una enorme variedad de paisajes. Tierra, arena, piedras, dunas, pistas, barrancos, vaguadas, zonas lentas, rapidísimas. Es variadísimo y muy entretenido. Tanto en pilotaje como en navegación, que era muy complicada e incluso peligrosa especialmente para las motos por las novedosas indicaciones, hemos estado a la altura. El Dakar es supervivencia y nosotros hemos hecho todo lo posible para sobrevivir, pero esto es competición. No ha sido un desastre, solo se rompió el coche», lamentó resignado Roberto Carranza.
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