Secciones
Servicios
Destacamos
borja gonzález
Miércoles, 30 de diciembre 2015, 01:53
El Mundial 2015 estaba llamado a entrar en la historia de MotoGP por su alto nivel competitivo, por la lucha sin cuartel de Valentino Rossi, aferrado a su regularidad y, a sus 36 años, capaz de llevar al límite un tú a tú contra un piloto un par de generaciones más joven, Jorge Lorenzo, que contra viento y marea -y algunos fallos- trataba de imponer su mayor velocidad en pista. El año 2015 estaba demostrando que no todo es ser el mejor en vueltas rápidas, vueltas lideradas o carreras ganadas.
El mito Rossi se convirtió en la principal atracción, el hombre que provocaba que en algunos circuitos se colgase el 'no hay billetes', el que aceleró el ritmo de ventas para la última prueba del campeonato. Un duelo a dos mejorado por la presencia de otros elementos. Por encima de todos, Marc Márquez, el talento máximo, capaz de ser más rápido que nadie pero incapaz de controlar sus ansias por seguir el lema 'vencer o morir'. Y sin entender que, esta vez, su Honda no permitía las locuras de las dos versiones anteriores, con las que ganó los títulos de 2013 y 2014 llevando siempre al límite su pilotaje.
Márquez fue capaz de lo peor y de lo mejor, a la vez que vivía un conflicto larvado con Rossi que llegó a un límite que nadie podía imaginar una semana antes de su estallido. Junto a Lorenzo, Rossi y Márquez se movieron por la cabeza las Ducati de Andrea Dovizioso y de Andrea Iannone, el primero con mucha presencia en el inicio del campeonato, el segundo creciendo poco a poco y confirmando su rol de cuarto hombre, con el permiso de Dani Pedrosa. Pedrosa también tuvo su cuota de protagonismo, primero por su decisión de retirada sin fecha de retorno tras la primera carrera para buscar una solución a sus problemas en el antebrazo derecho, solución que encontró y que le permitió regresar para encontrar su punto en el final de la temporada, con una gran batalla ganada a Rossi en Aragón y las victoria de Japón y Malasia como hitos. Aunque su logro en Sepang quedó completamente eclipsado por el incidente que terminó marcando este año.
La relación Rossi-Márquez se asentaba sobre un barril de pólvora, algo que casi nadie había percibido. En Argentina el piloto español se había ido al suelo cuando rodaba a rueda del italiano peleando por el primer puesto. Márquez interpretó mal que no tenía que hacer nada contra el ritmo de su rival, el único que había atinado con la elección de neumáticos para carrera. Pese a esto, en esa caída Márquez vio algo extraño, una maniobra que le empujó al desastre. Y eso se le quedó grabado.
El segundo capítulo llegó en Assen. De nuevo con Rossi por delante de Márquez, el intento del español de adelantar al italiano en la última vuelta en la entrada a la última 'chicane' del trazado holandés terminó con la Yamaha trazando por la grava y en línea recta esa 'ese' final, permitiendo un triunfo con menos metros de recorrido. ¿Plan perverso preconcebido por Rossi o recurso inevitable visto por dónde pretendía adelantarle Márquez?
Un duelo navajero
El tercer episodio de este duelo apareció de la manera más inesperada. Phillip Island, en Australia, fue el escenario de una de las mejores carreras de MotoGP que se recuerdan. Un duelo a cuatro hasta la última vuelta entre Lorenzo y Rossi, el favorito para esa prueba, Márquez, y Iannone, en su actuación más sólida y espectacular. Una batalla decidida en la última vuelta, con numerosos adelantamientos, y que se saldó con el triunfo de Márquez por delante de Lorenzo, y con Iannone robando el tercero a Rossi -el de Ducati 'pagaría' después con lindezas en las redes sociales el atrevimiento de adelantar a su compatriota-. Tras esta carrera, Rossi deslizó su disgusto por lo que interpretó como juego de Márquez, que según él dominó a placer la carrera y que no se escapó pudiendo hacerlo al tratar de vengarse por lo sucedido tanto en Argentina como en Holanda. El punto álgido de esta versión de lo visto en Phillip Island llegó pocos días después, ya en Malasia.
Allí, en el jueves previo al inicio de los entrenamientos, Rossi sacó toda su artillería lingüística para 'denunciar' las artimañas de Márquez en Australia, y generó un clima de tensión altísimo. Y la carrera respondió a las (malas) expectativas. Un duelo navajero de tres vueltas entre dos pilotos peleando por el tercer puesto con dos tercios de prueba por delante que finalizó con Márquez por los suelos después de una maniobra de Rossi que le llevó hasta el límite de la curva 14 y en la que la pierna del italiano salió a paseo justo antes de que el español perdiese el control de su Honda. ¿Patada intencionada o gesto reflejo? Las imágenes dieron la vuelta al mundo y colocaron a MotoGP en el centro de la atención deportiva, mientras el nivel de tensión entre los pilotos iba en aumento, Rossi, Márquez, y también Lorenzo. Todo a falta de una última carrera a la que se llegó con un grado de crispación inédito en el mundo del motociclismo.
Valencia concretó lo importante, que el título era para Lorenzo, el piloto más fuerte del año, el que más merecimientos deportivos hizo en la pista. Y embarró aún más el terreno de juego de la polémica. Rossi sólo pudo terminar cuarto tras salir último por la sanción que se le había impuesto tras el incidente de Sepang, y recibió la derrota con un ataque furibundo contra Márquez y contra un supuesto apaño español para dar el título a Lorenzo. Todo respaldado por la opinión pública italiana -y la 'rossista'-. Un conflicto no resuelto que va a permanecer larvado hasta que llegue la temporada 2016.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.