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Bajo una intensa lluvia, Jacky Ickx camino del triunfo en el Gran Premio de Francia de 1968, disputado en el trazado de Rouen.
Maestros de la conducción en mojado

Maestros de la conducción en mojado

Historias de la F1 ·

La lluvia. La mayoría de los pilotos prefieren correr en seco pero la épica de la Fórmula 1, la del pilotaje revestido de drama y arte, se ha escrito sobre un asfalto cubierto de agua

Santiago de Garnica

Sábado, 4 de septiembre 2021, 10:27

Si preguntamos a los pilotos de Fórmula 1 si les gusta más correr con o sin lluvia, la mayoría responderá que con pista seca. Pero resulta indiscutible que la lluvia, en la relación piloto y coche, incrementa el valor del primero. El sentir el nivel de adherencia, las sensaciones que la pista trasmite al cuerpo, es fundamental. Y esto hace que los mejores marquen distancias en el asfalto mojado. Michael Schumacher y Ayrton Senna fueron dos ejemplos. Y Jenson Button. En 2014, un estudio del matemático Andrew Phillips consideraba que Button era el mejor piloto de la historia de F1 bajo la lluvia. En el momento en que se publicó el trabajo, había ganado 7 de sus 33 carreras en pista mojada frente a 8 de sus 179 en pista seca. La traducción matemática llevaba a deducir que era 4,75 veces mejor en lluvia que en seco. Pero, sin desmerecer a nadie, vamos a ir más lejos en nuestra historia, a tiempos en que una salida de pista solía tener consecuencias dramáticas.

Arrancamos con Alberto Ascari, el doble campeón del mundo (1952 y 1953). Corrió tan solo cinco grades premios bajo la lluvia, y ganó cuatro de ellos.

En las discusiones sobre el mejor en mojado, tampoco puede faltar sir Jackie Stewart. Su épico triunfo en el Gran Premio de Alemania de 1968, ha quedado para la historia. Aquel 4 de agosto bajo una cortina de agua y una espesa niebla que apenas dejaba ver más allá de cien metros, el viejo Nurburgring era más infierno que nunca. El escocés, que corría con una muñeca lesionada, pasó bajo la bandera a cuadros con más de cuatro minutos de ventaja sobre sus seguidores, nada menos que Graham Hill y Jochen Rindt.

Pero en la lista de maestros de la lluvia, Jacky Ickx figura con letras de oro. La capacidad del gran belga para brillar en esta situación era reconocida por todos. «Tenía fama de ser bueno en las pistas con agua, pero a mi no me gustaba del todo esa situación, a pesar que me desenvolvía un poco mejor que los otros», ha declarado, con humildad. A esta superioridad sobre mojado no era ajena su experiencia como piloto de trial, una disciplina que ayuda mucho a sentir el suelo

Tras sus espectaculares inicios en 1967 ( tercer tiempo absoluto en las sesiones de calificación del Gran Premio de Alemania en Nurburgring con un F2 frente a los F1) Ickx aprovechó la frecuente aparición de la lluvia en 1968 para situar su Ferrari entre los mejores. Y en Rouen, en el Gran Premio de Francia, logró su primer triunfo en la categoría tras elegir los neumáticos adecuados y hacer un pilotaje excepcional.

Otra victoria, muestra de la categoría de Ickx en mojado, fue en 1970, en el Gran Premio de los Países Bajos. La carrera resultó caótica. Y es que a la lluvia se sumó un fuerte viento que arrastraba la arena de las dunas –que rodean el trazado de Zandvoort– hasta la pista, haciendo aún más deslizante, más peligroso, el asfalto del trazado holandés. Hay que ponerse en la piel de un piloto de su época, hablamos de los años sesenta y setenta, con los niveles de seguridad de circuitos y coches, para valorar este triunfo. Pero, lejos de la vanidad, Ickx comentaba en alguna ocasión que «tenía un excelente ángel guardián que me ha ayudado mucho. Así que cada vez que veo una iglesia, entro y enciendo por él una vela».

En cualquier caso, ya lo dijo Stewart: «la lluvia marca la diferencia entre hombres y muchachos, y esto ha sido así siempre, incluso hoy día».

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