Para los de mi generación la figura del reventa era parte del paisaje. Daba igual un concierto o un partido de fútbol, allí estaba él revoloteando por los alrededores –casi siempre junto a las taquillas– para ofrecer la última entrada a precio desorbitante.
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Para los ' ... millenials', en cambio, los empujones y el bullicio de última hora para conseguir ver a tu equipo o a tu artista favorito son virtuales. El señor de la gabardina está detrás de una pantalla, y en ocasiones necesita venderte un boli Bic en el lote para esquivar a los de 'gris'.
Jorge Díaz (Valladolid, 1983) es de estos últimos y no solo es miembro del ecosistema 'startup' sino que es hijo del Sillicon Valley español y discípulo aventajado en la implantación de negocios tecnológicos de éxito. En 2011 entró a formar parte como un mero empleado de Ticketbis, una plataforma de compra y reventa de entradas, y cinco años después, ya como vicepresidente, se vio inmerso en la venta de la compañía al gigante Ebay por 165 millones de dólares. Con aquellos beneficios lanzó en septiembre de 2017 su actual empresa, Tracer, con la que aspira a poner coto a la especulación en la venta de entradas, ya sea en conciertos o espectáculos deportivos, mediante la tecnología 'blockchain'.
«Ahora nos dicen 'estábais en el lado oscuro y ahora os habéis pasado al lado bueno'. Porque Ticketbits era eso, una plataforma donde la gente podía comprar y vender entradas. Estábamos en 48 países y España no era el más relevante aunque el cuartel general estaba en Madrid, y al final se convirtió en un plataforma para que vendedores profesionales se hicieran de oro», explica Jorge sobre una idea que acabó siendo explotada por los propios 'brokers'. Los que debían ser ganchos llegaro na monopolizar la plataforma y los precios de las entradas. «No lo conseguimos cambiar. La empresa sí funcionó y fue un éxito, pero no lo pudimos parar», reconoce el joven empresario vallisoletano, que una vez detectado el problema se convirtió en emprendedor de segunda generación. Sabían cómo atacar a una industria que mueve nada menos 15.000 millones de dólares al año y decidieron invertir en la entrada inteligente, un sistema que permite controlar la trazabilidad de las entradas.
«Las que tenemos ahora son entradas tontas», espeta. No hay un control sobre ellas, nadie sabe a quién pertenecen y en última instancia, lo que es más grave, cuando se produce una compra masiva no se hace nada por impedir su venta fraudulenta. «Para que exista la reventa tiene que haber obligatoriamente no digo connivencia, pero sí una dejadez de funciones en controlar quiénes son los que compran entradas. Las entradas de 'ticketing' que surgieron hace años ha permitido que los 'brokers' tengan cientos de entradas en sus manos y ellos, o no lo saben, que sí lo saben, o saben que les llegan y no hacen nada para evitarlo. Y eso con la tecnología se puede evitar, es posible, y nosotros lo demostramos», explica Jorge sobre un campo tan amplio que se cuentan por cientos los casos que se han destapado por fraude. Grandes conciertos como los de U2, Coldplay o los Rolling Stones que agotan todo el papel a los diez minutos de iniciar la venta 'on-line'. Oel ejemplo de la última Copa Libertadores, celebrada en Madrid. «Da igual el evento. Puedes ir ahora a comprar una entrada de un Madrid-Barça que nadie ha podido hacerlo todavía porque no existe, ¡y los 'brokers' ya las tienen!», exclama. «Es tan fácil como que yo vendo una cosa que no tengo, pero como me han pagado 700 euros por entrada ya me buscaré la vida para comprarla por 45 o por 300 porque el margen que me sigue quedando son 400», apunta Jorge, defendiendo la infalibilidad de su sistema.
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Una entrada inteligente que llevas directamente en el teléfono móvil y que tiene una peculiaridad que la diferencia de otros modelos que se han ido implantando. «Lo cambia todo en el sentido de que si yo te la transfiero a ti deja de existir, yo ya no tengo acceso a esa entrada. Y cambia también porque lleva un código QR que va cambiando cada 5 segundos –empezó siendo cada 20, «y seguramente lo bajaremos más», apunta Jorge–». Y para robarte la entrada te tienen que robar el móvil. La entrada inteligente hace dos cosas principalmente: no te la pueden copiar porque es dinámica y no puedes hacer un pantallazo, y además está asociada a un número de teléfono, por lo que no puedes compartirla. Y lo segundo, como esa entrada está asociada a un dispositivo si tú no vas a ir a ese evento se la tienes que transferir a esa persona y al hacerlo el equipo o el organizador del concierto va a saber quién es el que tiene esa entrada, si es español o extranjero, de qué país es, si compra algo dentro del estadio, etcétera. Es como poner un geolocalizador a la entrada», explica este vallisoletano nacido en el antiguo hospital militar en el paseo de Zorrilla y estudiante casi eventual en el colegio Ponce de León. Inquieto, voló en cuanto completó en el estadio las prácticas necesarias para sacar el carné de conducir. Del paseo de Zorrilla a Holanda, previo paso por Madrid para completar una formación que luego le ha llevado a trabajar en Londres, Nueva York y en la actualidad hombro con hombro con algunos de los clubes más poderosos del fútbol europeo, donde la tecnología 'blockchain' ha empezado a calar. La misma Federación Española ha anunciado en las últimas horas que las entradas de los partidos de la Roja contarán con este sistema a partir del próximo amistoso, el 23 de marzo, ante Noruega en el estadio de Mestalla (Valencia).
«Hemos empezado por el fútbol europeo y creemos que hay una muy buena oportunidad. Dentro de cinco años seguro que será raro pensar que se jugaban partidos con el típico anuncio 'Vendo boli Bic por 120 euros y regalo entrada'. ¡Eso es una anomalía teniendo la tecnología a tu disposición!», exclama Jorge, quien también en su momento fue timado por un reventa a las puertas del Madison Square Garden. «Había empezado el partido –un atractivo Knicks vs Spurs, los de Duncan– y nos llevó a una esquina... Total, que cuando fuimos a entrar nos encontramos con que las entradas eran falsas».
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Aumentar financiación
Aquellos piratas del papel se han adaptado y han perfeccionado su mercadillo hasta convertir su técnica en industria. La irrupción de Jorge y su empresa Tracer se convierte ahora en seria amenaza para todos ellos. «Tendemos a pensar que son particulares que quieren ganar un dinero cuando no es así, son un grupo de 'brokers' que tienen el control y amasan fortunas», asegura.
Nacida hace dieciséis meses con un capital de 1,1 millones de dólares y bajo el paraguas de la aceleradora americana TechStars, la empresa de este vallisoletano se plantea ahora aumentar su caudal. «La mayoría viene de la propia industria del entretenimiento, desde artistas ganadores de un Grammy hasta ejecutivos de la música (Universal, Sony Music,…)», reconoce Jorge Díaz. A todos ellos les interesa acabar con esta lacra consentida. También a las propias administraciones para controlar no solo la venta, sino también los aforos de los distintos recintos.
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Y es que desde el Ministerio se han aceptado algunas de sus sugerencias y ya se valora implantar un régimen de intervención administrativa y un sistema de control informático que permita asegurar la trazabilidad de las entradas, además de imponer al promotor la obligación de emitir entradas nominativas en determinados espectáculos de gran afluencia. «De esa forma se podrá saber si hay una persona o empresa que acumula 200 o 300 entradas y si las revenden».
Tal es el volumen de dinero que mueve la industria de la reventa, que en países como el Reino Unido el Parlamento decidió investigar a las grandes plataformas. En el caso del fútbol, un club de los que marcan el paso, de los denominados 'top', puede llegar a perder entre 10 y 15 millones de euros anuales en asientos vendidos fuera de los cauces legales. Después de sufrir en sus carnes el fraude de una red organizada, el FCBarcelona ha sido el último en apuntarse a este modelo de venta de entradas inteligentes. Porque en Inglaterra, en la Premier, van un paso por delante. «Allí hay una competencia muy fuerte, los clubes compiten económicamente entre ellos y tienen esa motivación para que cada departamento consiga mayores ingresos», explica Jorge Díaz sobre el trabajo de alguno de sus nuevos socios. «Una de sus preocupaciones ahora es que tienen muchos socios que van a cuatro partidos al año para sacar rendimiento al abono con su ventay nos dicen que están pensando en la obligatoriedad de ir a un número de partidos al año», comenta. «El problema ahora es que no tienen forma de saber si van o no a los partidos». Y ahí es donde entraría el carné inteligente. «Con el actual de plástico, lógicamente no tienes manera de saberlo, mientras que con el inteligente solo lo podrías ceder si dejas el móvil durante el tiempo que dure el partido», concluye.
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El Ministerio de Cultura anunció el pasado mes de octubre que no descarta prohibir la reventa de entradas con carácter lucrativo para espectáculos y conciertos. Una medida que quiere atajar un fraude millonario y en crecimiento que nació de un informe aprobado por Cultura y todas las comunidades autónomas y que pretende ser la base de una futura normativa de carácter nacional. Esta nueva norma que tanto reclama el sector no sería incompatible con las regulaciones que se aplican en las distintas autonomías. Entre las medidas propuestas como soluciones, la más llamativa es la que aboga por prohibir la reventa habitual, es decir aquella que incremente el precio original de las entradas y que tenga, por tanto, carácter lucrativo. Es una medida establecida ya en Francia y en Bélgica, que valora implementar Irlanda y que en nuestro país solo se aplica en Galicia, la única comunidad que prohíbe expresamente en su legislación la reventa telemática de entradas.
Andalucía, Asturias, Aragón, Castilla y León, Navarra, Canarias, Comunidad Valenciana, La Rioja y Madrid prohíben la reventa callejera o ambulante sin concretar si conlleva una infracción.
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