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sergio perela
Segovia
Viernes, 11 de junio 2021, 09:13
No se trata de realidad virtual, sino de algo muy tangible y real. Sapporo, la ciudad situada en la isla de Hokkaido, es el lugar elegido por la organización de los Juegos Olímpicos de Tokio para albergar la prueba de maratón. La razón no es otra que huir del extremo calor de la capital nipona, pero eso no quiere decir que Sapporo tenga un clima mucho más benévolo con los corredores. Para Javi Guerra, la adecuación precisamente a esas altas temperaturas y, sobre todo, a la humedad, está siendo una de las claves de su preparación para el gran reto de su carrera, la guinda a muchos años de profesión. Y por eso, el atleta segoviano no ha escatimado ni en esfuerzos, ni en creatividad.
Ha montado en su casa una habitación, a la que él llama «habitáculo», con dos generadores y una estufa. Ahí ha metido la cinta de correr y está consiguiendo entrenar a temperaturas de 45 ó 50 grados centígrados y con unas condiciones de humedad similares a las que se va a encontrar en tierras niponas. Una solución ingeniosa en la que trabaja combinando «estímulos cortos», como es correr unos 20 minutos a pleno rendimiento, con momentos de recuperación como posteriormente hacer una hora a un ritmo menor o incluso caminando. «Un amigo de mi entrenador de Barcelona había hecho una tesis planteando ya estas cosas», comenta el propio Guerra, «y lo hablamos, mi amigo Albertini me echó una mano a montarlo todo y llevo ya entrenando así como tres o cuatro meses».
Y es que el tema de irse aclimatando va a ser clave para la prueba. Que el cuerpo se vaya acostumbrando a ciertas variables no es cosa de días, sino más bien de meses. De hecho, al comenzar a trabajar en este habitáculo «los inicios fueron muy duros», explica Guerra. «Pero está claro que la mejora también es considerable y se nota. Por ejemplo en la media maratón de Granollers teníamos unas condiciones de 21 ó 22 grados, pero una humedad del 80% y la verdad es que me encontré fenomenal». Cabe recordar que el segoviano terminó segundo, con un tiempo de 1h03:44 en la que va a ser la única y última prueba competitiva en la que va a poder participar antes de ir a Japón.
La falta de competición, entre otras muchas cosas, está suponiendo una clara diferencia en este año previo a los Juegos con cualquier otro que se haya conocido. La pandemia ha condicionado muchísimo el atletismo, tanto en pista como en otras modalidades, y apenas ha habido competiciones con las que ir testando por un lado el estado de forma y la fiabilidad de los entrenamientos, y por otro coger ritmo de competición.
A Javi Guerra y a su equipo ya les costó encontrar una prueba fiable, que pudiera simular en ciertos aspectos las condiciones de la de Sapporo y, al elegir Granollers, ya no quedaban más opciones en el calendario. Por ello, el otro reto es coger ritmo de competición sin competir. «Mi entrenador lo tiene todo muy medido», comenta Guerra, que confía plenamente en el trabajo de Jesús Álvarez-Herms. «Estamos haciendo muchos entrenamientos específicos de simulación, entrenamientos en los cuáles procuramos que sean lo más parecidos a una competición para poder testearme, ponerme a prueba. Vamos buscando similitudes». Siempre muy celoso con su trabajo, no explica mucho más, pero es que seguramente tampoco conoce las vueltas que va a dar su trabajo diario de aquí a agosto. «Desde luego que Jesús lo tiene todo planificado, desde ahora hasta la prueba, pero yo voy teniendo la planificación en plazos cortos, cada cinco o siete días», comenta. Es una forma de ir «fijando objetivos a corto plazo» y jugar mentalmente. Es muy importante no obsesionarse con el objetivo, ni siquiera con los resultados que va dando el trabajo, porque dependen de muchas variables.
Ir vigilando precisamente esas variables, que tienen que ver con las sensaciones deportivas, pero también con las condiciones de deshidratación o la alimentación, es lo que hace que también los entrenamientos puedan irse modificando, dependiendo de lo que estas vayan indicando.
Ese es el tiempo que falta para que Javi Guerra pueda verse por fin corriendo su prueba en unos Juegos. El 8 de agosto podrá quitarse la espina de no competir en Río de Janeiro. Ahora tiene que afinar la puesta a punto. «El 29 de junio tenemos las pruebas de lactato con la Federación y luego haré algunas estancias en lugares que respondan a esas condiciones de calor y humedad, como Valencia por ejemplo», va desglosando Javi. «Son momentos en los que hay que meter entrenamientos de intensidad, hasta el 29 de julio que viajamos. Habrá una burbuja de un día o dos, nos harán pruebas; pero tendremos tiempo para aclimatarnos». Por si acaso, ese trabajo lo está haciendo en casa, a ver si Sapporo, además de por la cerveza, pasa a conocerse por las piernas de Javi Guerra.
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