Patricia Coco cambia de rumbo en su camino hacia Tokio
La palista vallisoletana ha cambiado de rutina y de pareja del C2 después de unas desavenencias con la Federación
La piragüista vallisoletana Patricia Coco se ha visto obligada a cambiar compañera en el C2 como consecuencias de las desavenencias que ha tenido con la Federación Española, que quiso imponerla decisiones que colisionaban con su futuro profesional. Ella sigue soñando con participar en los Juegos de Tokio, aunque sus paladas estén obligadas a superar obstáculos imprevistos.
Cuando el estado de alarma fue decretado la palista estaba en Sevilla. Le tocó armarse el petate y regresar a Valladolid, algo que aprovechó para ampliar su matrícula universitaria. Si aprueba los últimos exámenes, solo las prácticas y el proyecto de fin de carrera le apartarán de ser graduada en Psicología. Buenas noticias, de no ser porque su rumbo deportivo ha pegado un volantazo a raíz de aguardar a esos exámenes. «Iba a incorporarme a finales de julio y la Federación Española de Piragüismo lo sabía. Al día siguiente de hablar con un director técnico, que conocía mi decisión, me llegó la convocatoria y dije que no iría», explica Coco, que, de repente, se vio en medio de una reunión con el presidente de la RFEP, dos directivos y su entrenador en la selección española, Marcel Glavan.
Esa reunión concluyó con el acuerdo de que se incorporaría cuando acabara los exámenes, pero pronto recibió otra citación para presentarse en Sevilla para ejercitarse junto a Antía Jácome, su compañera en C2. Hasta ahora. Porque, al renunciar a la convocatoria, ha tenido que buscarse otra embarcación, junto a la madrileña María Corbera, con la que, al contrario que con su excompañera, puede seguir el método alemán de entrenar en su club –el Cisne–, con su entrenador de siempre –Germán Sierra– . «Por ahora, por tiempos, va mucho mejor que con Antía, así que estoy muy contenta», reconoce Patricia Coco.
Sin embargo, se ve con otro problema añadido: no hay perspectivas de hacer un selectivo nacional que la postule como candidata a los Juegos debido a la situación actual. «Estamos entrenando María y yo en sincronía, cada una en su casa, nos juntamos cada cierto tiempo y estamos enviando los datos a la Federación», narra la presidenta del Cisne. Aunque esto hoy en día no le garantizaría nada, su intención es que se produzcan esas pruebas que puedan postular de nuevo su embarcación para los JJOO. «Yo estoy entrenando día a día y que sea lo que dios quiera», dice, a sabiendas de que además el coronavirus sigue siendo una amenaza para las competiciones.
«Ir a los Juegos es lo que todo deportista quiere, pero si por alguna circunstancia no se da, no pasa nada; yo tengo que pensar en una manera de poder vivir», añade, justificando su decisión de rechazar la llamada en tiempo y forma. No pierde la ilusión, empero, y más cuando físicamente se encuentra «bien» y está «a gusto entrenando en casa». Cómo no soñar, siendo así. Pese al coronavirus y a la zozobra, «Tokio sigue ahí». Igual de cerca. Igual de lejos.
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