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Perico Delgado, en el tramo inicial de la Calle Real de Segovia.

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Perico Delgado, en el tramo inicial de la Calle Real de Segovia. Óscar Costa

La Carrera del Pavo y Perico Delgado, un clásico anticovid

La tradicional prueba de bicicletas sin cadena vuelve a Segovia tras un año de ausencia aunque con una baja participación

Sergio Perela

Segovia

Sábado, 25 de diciembre 2021, 20:36

Media hora antes de que la edición número 86 de la 'Carrera del Pavo' comenzase, en la plaza de Día Sanz había un ciclista mirando como extrañado desde lo alto de las escaleras, quizá pensando que no podía ser que fuera el único que se había animado a recuperar la tradición deportiva del día de Navidad. En la parte baja de la cuesta aparecían otros dos, con bicicletas normales puesto que habían decidido que justo este año iba a ser su primera vez. A los pies del Acueducto, música para intentar que el día, que había amanecido nublado y había pasado al modo lluvioso, abriera para que también lo hiciera esta prueba, que de algún modo intentaba teñir de normalidad unas fiestas que no lo estaban siendo. En esa última media hora, los participantes crecieron de 20 a 30. Algún miembro de la organización, al escuchar el dato, ponía una mueca entre triste y resignada mientras mascullaba: «Ha habido años de 100 participantes y este, mira».

Entre la afición, de alguna manera pasaba un poco lo mismo. El día estaba como estaba, la pandemia está marcando las fechas convirtiéndolas casi en algo triste y de la cantidad de público que solía haber, no daba la impresión de que fuera a parecerse en absoluto a ninguna de las anteriores ediciones. Pero en el momento en que el primer participante iniciaba su bajada, siguiendo el Acueducto para girar después y encauzar la Calle Real, el empedrado tomó color y, salvo por las omnipresentes mascarillas, toda la escena pareció volver a 2019.

Es verdad que el piso estaba peligroso para estas bicicletas sin cadena y la mayoría sin pedales, en las que el ciclista lleva los pies en paralelo y a la misma altura, procurando cerrar mucho los muslos para, cuando se termine el impulso tomado en la bajada desde Día Sanz, empezar a utilizar el manillar para ir llevando la rueda delantera de un lado hacia otro. Avanzar, en esos momentos, tiene mucho que ver con la técnica, pero también con la fuerza y el equilibrio que el corredor debe mantener. La primera de las claves reside en afrontar esa bajada inicial minimizando el riesgo y los miedos. Eso fue lo más difícil para la mayoría de los participantes.

Personal sanitario atiende al participante que se cayó en la plaza del Azoguejo. Óscar Costa

Con el piso mojado y ciertas zonas de empedrado, el riesgo de caídas era altísimo, aunque al final únicamente uno de la treintena de participantes terminó en el suelo justo al final del descenso. Afrontar ese primer tramo con una posición aerodinámica daba un plus, pero eso era algo que estaba al alcance de los corredores más veteranos o los ciclistas más profesionales. Sin esa inercia, la mayor parte de los participantes apenas llegaban a superar el escollo del primer tramo de la subida. En esta edición corrió mejor suerte el público que optó por apostarse en esa zona, la de la entrada de la cafetería 'La Tropical'; porque en la otra de mayor aglomeración de público, la más cercana a la Casa de los Picos, solo pudieron ver la subida de tres participantes. Los tres únicos que llegaron hasta el final para terminar disputándose entre ellos el desenlace final, sabedores de que uno de los premios iba a acabar en sus manos. Se trataba de un clásico como Rafael Sanz, su hijo Hugo que fue el primero en conseguir alcanzar la cota más alta y la joven promesa del ciclismo Iván Gómez, que sacó del armario los colores de su equipo, el Laboral Kutxa, para la ocasión.

La única participante femenina, Emma Alonso, se quedó a la altura de la mayoría de los participantes al resbalar su rueda delantera con el piso y terminar perdiendo pie, lo cual hizo que se quedase con un sabor muy amargo, porque ella está habituada a llegar mucho más arriba, hasta la misma Casa de los Picos. La otra anécdota de la prueba la protagonizaba Pedro Delgado. Primero, porque su presencia se hizo esperar más de lo debido y hubo quien, entre organización y público, se puso nervioso por si por primera vez 'Perico' iba a faltar a su cita navideña con las calles de Segovia. Luego, en el también tradicional encuentro con periodistas que protagoniza cuando termina bajándose de la bicicleta, confesaba que por muy poco casi se queda sin bajar, porque se había entretenido conversando. El otro punto anecdótico es que a Delgado, como a muchos de los participantes, un año sin 'Carrera del Pavo' le ha hecho perder algo de forma y en esta oportunidad necesitó algo de ayuda para llegar hasta el punto habitual donde suele apearse de la bicicleta.

Hugo Sanz, por delante de su padre Rafael durante el desempate. Óscar Costa

Mientras Pedro Delgado hablaba con la prensa y con la multitud de curiosos que se acercaban para charlar con él o pedirle una fotografía, los Sanz e Iván Gómez se lanzaban al desempate. El que más claro tuvo que la clave estaba en la bajada inicial fue Hugo Sanz, que decidió arriesgar un poco de más para poder iniciar la subida en primer lugar. De esa forma, manteniendo la posición sabedor de lo difícil que es adelantar en esta prueba si no existe un error por parte del primero, terminaba derrotando a su padre Rafael. El orden en el que los tres finalistas empezaron a subir la Calle Real fue el orden final de la prueba.

Con ellos en el podio, sosteniendo sus correspondientes premios de un pavo para el primero, un pato para el segundo y una pularda para el tercero acompañados de su botella de cava; y mientras terminaban las bromas fruto del buen humor imperante tras haber podido cumplir con la tradición, llegaba el momento más emotivo. Una petición de silencio por los que, habituales entre el público y los participantes en esta cita, ya no estaban. El regreso fue simbólico: por los que no están y por los que sí.

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