Javi Guerra: «Me sorprendió mi sangre fría, hace años me habría rendido»
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El segoviano repasa su triunfo en Sevilla, el cambio de zapatillas y la madurez para solventar la «batalla mental» ante Hamid Ben DaoudSecciones
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El segoviano repasa su triunfo en Sevilla, el cambio de zapatillas y la madurez para solventar la «batalla mental» ante Hamid Ben DaoudJavier Guerra Polo ha logrado a sus 36 años la mejor marca de su vida en maratón: dos horas, siete minutos y 27 segundos. Lo hizo en su 12ª prueba –más de 500 kilómetros– tras un duelo agónico con Hamid Ben Daoud. El premio, su ... billete para la maratón de los Juegos Olímpicos, el 9 de agosto en Sapporo. El atleta que se perdió la cita de Río de Janeiro por un trombo no se fía del coronavirus. Habla de las nuevas zapatillas de Nike y de la batalla psicológica para ganar su tercer Campeonato de España.
–¿Qué pasó en el tramo final?
–Un cambio de fuerte de ritmo por parte del atleta italiano. Eso hizo que yo me pegara a él lo máximo posible y que abriera ese hueco respecto a Hamid. Hasta prácticamente el kilómetro 42, no quise mirar para atrás. Yo sabía que algo estaba abriendo porque Noe, mi masajista, me decía: «¡Tira, tira, tira!» Yo, centrado, tiraba de dónde no había. No sabía cómo iba a dilucidarse la carrera porque se estaba acercando el final y seguíamos los dos mano a mano.
–¿Intentaba evitar el sprint?
–Sí. Por juventud, tiene 24 años. Es más rápido y tiene esa frescura que yo ya no tengo. Sabía que tenía que intentar castigarle lo máximo posible para evitar ese sprint. A medida que iban pasando los kilómetros, la cabeza no sabía muy bien qué hacer.
–Hablaba de un gran reto psicológico.
–Fue una batalla. Imagínate, se te pasan por la cabeza mil y una situaciones. Piensas: «Si quedo segundo con buena marca, seguro que también me llevan». Empiezas a buscar soluciones alternativas. Pero por otro lado, dices: «Tengo que intentar conseguirlo, ganar, tener el pasaporte y que no haya problemas». Era una lucha interna, la cabeza a veces te jugaba malas pasadas.
–En esa lucha interna, ¿cuál era su principal enemigo?
–Las dudas, no llegar al final con él. Que es un atleta con mucha juventud y proyección. Era un rival muy difícil a batir. Por otra parte piensas: «Has entrenado muy bien, has hecho todo lo posible...» Estoy en el mejor momento de mi vida deportiva. Me lo decía a mí mismo para tratar de convencerme de que se podía.
–Ante un atleta con altibajos, ¿cómo planteó la estrategia?
–Yo sabía que él iba a arriesgar un poco más al principio y yo tenía claro el ritmo que iba a llevar. Por eso contraté una liebre hasta el kilómetro 30; la verdad es que lo hizo de maravilla. Me fié del ritmo que habíamos establecido. Con lo que no contaba era que le fuéramos a coger tan pronto, porque en el kilómetro 10 ya íbamos juntos. Es cierto que él iba haciendo que se quedaba, cogía, se quedaba otra vez... Sembraba dudas, no sabía si estaba jugando o si era verdad. A partir del kilómetro 34 o 35, que se retiró el chaval que me ayudaba, traté de llevar un ritmo fuerte con las pocas fuerzas que me quedaban. Y me favoreció que otros cambiaran el ritmo en el grupo.
–Menciona el acuerdo con la liebre. ¿Cuánto dinero hay detrás de un resultado así?
–Hay mucha inversión. Es una preparación con fisios, médicos... Son muchos factores. La liebre me costó 1.500 euros, una cantidad muy asequible. Fue casi un favor personal; también era un bonito escaparate para él.
–¿Qué explica una marca así?
–Principalmente, entrenamiento y cuidarse muchísimo. A eso se une el circuito; es cierto que es rápido. Que no hay altitud. Y una buena carrera en cuanto a predisposición de atletas; ayer la hubo, éramos un grupo amplio y se batieron muchos récords. Pero sobre todo, entrenamiento, alimentación y descanso.
–¿Qué papel han jugado las zapatillas?
–Las zapatillas ayudan, evidentemente. Cuando las llevan todos los atletas, es por algo. Y sí que he notado mejoría, sobre todo a nivel muscular. Una reducción de la fatiga, quizás en la parte final. Eso hace que mejores unos segundos. No sé si se puede cuantificar. ¿Un minuto? ¿45 segundos? Es algo que se agradece, teniendo la disponibilidad, hay que aprovecharlo.
–Llevaba años con Adidas.
–Ha sido una decisión muy difícil. Estaba en el otro bando, había que romper un contrato... Pero a nivel mental, me estaba mellando mucho. Sobre todo, cuando ves que se están batiendo todos los récords con las zapatillas. Que muchos españoles estaban haciendo mínimas olímpicas cuando quizás estaban a otro nivel. Dices: «Yo no puedo quedarme ahí desbancado». Imagínate que me quedo fuera de los Juegos por esto, no me lo habría perdonado en la vida. Ese «¿y si?» no puede quedarse en mi cabeza.
–Se declaró listo para bajar su marca personal. ¿Esperaba bajarla un minuto?
–Por los entrenamientos que había hecho, sabía que podía romper la barrera de 2:08, pero no sabía si un 2:07 pelado o un 2:07,50. Sabía que estaba en el mejor momento de forma de mi vida, pero esto es deporte. Por mucho que hayas entrenado, hasta que no cruzas la línea de meta no dices: «Esto es lo que valía el día D a la hora H».
–Logra su mejor marca a los 36 años. ¿Qué dice de usted?
–Que he hecho las cosas bien desde el trabajo de base. Que me han cuidado y no me han quemado: hay deportistas de mi edad a los que les han metido mucha caña de pequeños y ha hecho que su vida deportiva sea más corta. Que me cuido muchísimo, lo máximo posible, para poder aguantar año tras año. Hay que renunciar a muchísimas cosas. Y sobre todo, la motivación por seguir en el alto nivel cumpliendo retos. La espina clavada que tuve en Río 2016 me la tenía que sacar. Sabía que iba a ser difícil porque el maratón español ha crecido muchísimo. Ahora hay que cuidarse bien y tocar madera. He cumplido ya el cupo y tengo derecho a disfrutar de unos Juegos.
–¿Piensa en el coronavirus?
–[Ríe]. Alejandro Blanco [presidente del Comité Olímpico Español] me dijo que empezaban a estar preocupados, sobre todo por el tema de Italia. A raíz de que el foco se está propagando, empiezan a crearse serias dudas sobre qué va a pasar. No quedan 12 meses para la inauguración de los Juegos, sino cinco. Es un tema que está ahí. Y que preocupa, sí.
–Habla de los Juegos como un broche a su carrera. ¿Plantea retirarse después?
–No, pero es lo que me falta. He ido a Europeos, Mundiales y me falta esa guinda. Voy a tratar de seguir mientras que las piernas me acompañen. Espero poder rendir dos o tres años más, lo que me quede de máximo nivel. Es verdad que el cuerpo ya empieza a notar ese bajón, pero mientras me siga conservando como hasta ahora, seguiré peleando.
–¿En qué nota que tiene 36 años?
–Sobre todo en la madurez. En una carrera como la de ayer, otros años me hubiese rendido. Me sorprendió muchísimo la sangre fría que tuve en todo momento, la seguridad en mí mismo, conocerme mucho más. Era la decimosegunda maratón que corría; hace años no sé como lo hubiera sabido gestionar.
–¿Cómo será su preparación?
–Al final, se trata de entrenar las condiciones con las que nos vamos a enfrentar en Sapporo.
–¿Le quita magia que la maratón sea en Sapporo?
–Sí, porque la salida y la llegada eran en el estadio olímpico. Nos vamos a 1.000 kilómetros; no sé qué ambiente olímpico habrá, pero no va a ser el mismo. No sé si estaremos unos días en la villa olímpica para el desfile o ni siquiera nos dan la oportunidad. Espero que sí, porque es mágico. Y luego irnos cinco o seis días antes allí, que sería lo ideal. .
–¿Le ha incentivado el auge de David Llorente?
–Sí, sin duda. Igual que Antonio Prieto deseaba que viniera alguien por detrás, yo lo deseo y me alegro muchísimo. Se ha tenido que reinventar. Un piragüista en Segovia es algo fuera de lo normal. Para mí será un orgullo compartir esta experiencia con él. David es un ejemplo de lo mucho que viene por detrás.
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