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damián moreno prado
Valladolid
Sábado, 15 de septiembre 2018, 22:06
No hubo lugar a las sorpresas en la duodécima edición de la Milla Urbana Premio Escuela de Atletismo Isaac Viciosa. Los favoritos se hicieron con el triunfo en la categoría Élite como casi obligaba el guion. Doblete burgalés con las victorias de Lidia Campo en ... femenino y Daniel Arce en masculino. Ambos se situaron desde el inicio en la cabeza y acabaron alzándose con el triunfo sin rival alguno en los metros finales.
La carrera femenina estuvo igualada, con Isabel Martínez y la vallisoletana Rocio Garrido, plantando cara a Campo. Tras varias vueltas a un ritmo lento, Martínez y Campos se distanciaron del grupo, y Garrido no fue capaz de seguirlas. Solo Martínez permitió que la prueba tuviese emoción porque fue la única capaz de seguir a la burgalesa. En la última vuelta, la cuarta clasificada absoluta de 1.500 metros, ganó una gran distancia que la permitió entrar a meta muy desahogada. Los pronósticos se cumplían.
En los chicos, más de lo mismo. Daniel Arce era el favorito y acabó arrasando. Se permitió hasta saludar al público en los metros finales, ante la mirada de Pablo Sánchez, en segunda posición, y Santiago Vivanco, tercero, muy alejados del burgalés. «El mejor año deportivo de mi vida», reconocía el flamante ganador.
Una tarde muy animada
La Milla Urbana Isaac Viciosa volvió a tomar la Acera de Recoletos en una tarde maravillosa para disputar la prueba. Las categorías se iban sucediendo, lo que hacían que la competición fuese muy ágil, y no hubiese lugar al aburrimiento. En los aledaños del Campo Grande, y bajo la sombra de los árboles que recorrían el circuito, se reunieron familias y amigos para disputar una carrera en la que la inscripción era gratuita. El color lo pusieron los más pequeños, de todas la edades, que correteaban por los alrededores calentando y jugando en los hinchables. El objetivo era pasarlo bien e incluso había tiempo de tomarse un helado para refrescarse.
Cuando se iban acercando las carreras de Élite, crecía la afluencia de gente que se agolpaba detrás de las vallas para ver competir a los mejores. Entre los participantes se comentaba si iban a pesar o no las vacaciones, por lo que salvo los favoritos, que iban a pisar el podium, el resto de posiciones eran una incógnita.
Hubo carreras de todo tipo: desde primeros muy aventajados, vencían holgadamente y no tenía rival, hasta finales ajustadísmos con tres o cuatro corredores peleando por el triunfo final. En total fueron 14 pruebas. Se vieron hasta caídas, entre los más pequeños, que quedaron en anécdota.
Los padres eran los encargados de calmar los nervios de los chiquillos aunque, en muchos casos, eran los mayores los que estaban más tensos por ver cómo competían sus primogénitos. El resultado no importaba, lo importante era cruzar la meta. El público se volcaba con aquellos que tenían dificultades para terminar, y entre aplausos y palabras de ánimo, intentaban empujarlos. Todo ello ante la atenta mirada del anfitrión, Isaac Viciosa, que no perdía ni un solo momento de vista a los participantes.
El momento más emotivo llegaba con la visualización del video de la famosa carrera que le aupó a lo más alto. Fue en el Europeo de Budapest, en el que ganó el oro en 5.000 metros, hace 20 años. Los allí presentes no despegaron los ojos de la pantalla hasta el momento en el que el palentino cruzó la meta, alzándose con el primer puesto. Sobre todo los competidores de Élite masculino que estaban a escasos minutos de arrancar su prueba. En sus rostros se apreciaba las ganas, y la ilusión, de soñar con algún momento tan grande como ese en sus futuros deportivos. Esta milla es solo el comienzo.
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