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ElEl Waterpolo Valladolid se fundó en 2014 como una sección del Club Natación Parquesol y aún se encuentra en un periodo de consolidación, ya que la escasez de medios que les proporcionan las administraciones y el poco interés de los jóvenes por los deportes ... acuáticos generan que los directivos tengan que remar cada temporada para subsistir.
Los avances desde su creación se han ido viendo reflejados a nivel federativo, con la representación de la selección de Castilla y León en los Campeonatos Nacionales Infantiles, donde nueve jugadores del club fueron convocados la temporada pasada.
Una progresión que se ve frenada, año tras año, por el Reglamento de Utilización de las Piscinas Municipales del Ayuntamiento de Valladolid que, en su artículo 13 prohíbe el uso de balones. Literalmente cita: «Se prohíbe el uso de aletas, colchonetas, gafas de cristal o cualquier otro elemento que pueda dañar o molestar a los usuarios». Una normativa que obliga a los equipos de waterpolo a adaptarse a los encajonados horarios que les permitan entrenar cuando no haya otros usuarios. Esta es una de las principales batallas que viene librando el club local para aumentar el número de participantes y seguir creciendo.
La directiva del club lucha continuamente con la Junta de Castilla y León y con el Ayuntamiento de Valladolid para conseguir unas condiciones óptimas de entrenamiento, ya sea un cambio de horarios en las piscinas municipales o la posibilidad de desarrollar sus sesiones semanales en el Centro Río Esgueva, donde las instalaciones tienen menos afluencia y más horas disponibles. «Únicamente aquellos jugadores menores de catorce años que ven posibilidades de ser convocados con la selección de Castilla y León suelen acudir a las sesiones de nueve a once de la noche, el resto entrenan antes sin balón», explica José Ángel Renero, presidente del club.
Las conversaciones que se han mantenido han sido infructuosas. «Intentamos hablar en varias ocasiones con las nstituciones, recibimos una respuesta afirmativa, pero aún seguimos esperando que modifiquen el reglamento para poder entrenar en las piscinas Río Esgueva». señala Alicia Bejarano, responsable de redes sociales, sobre una normativa que regula que únicamente pueden utilizar estas instalaciones aquellos deportistas profesionales que hayan competido a nivel nacional, y por tanto la mitad de los componentes del equipo no tienen ese privilegio. «Lógicamente no vamos a discriminar a estos jóvenes y dividir el grupo», concluye.
Esta limitación impide la posibilidad de crear una escuela, ya que solamente pueden realizar ejercicios con balón un día por semana. Por este motivo Renero cree que «la Junta de Castilla y León debería ser quien más podría ayudar con la creación de nuevas infraestructuras reglamentarias que favorezcan la división de actividades acuáticas».
La otra pata que condiciona la forma de actuar y crea frustración a los dirigentes del club tiene que ver con las limitaciones económicas. «Somos los propios padres de los jugadores quienes nos encargamos de costear todos los gastos: alquiler de las instalaciones, transporte del material entre las piscinas –en la ciudad solamente existe un par de porterías reglamentarias–, las equipaciones de los federados y los desplazamientos a otras provincias en las competiciones, entre otros gastos», afirma Mariano García, ayudante de la dirección en el Waterpolo Valladolid.
Pese al esfuerzo que se lleva a cabo, los responsables del club no se ven recompensados a la hora de encontrar patrocinadores que aporten su granito de arena al proyecto o voces públicas que den visibilidad a un deporte en el que, cabe recordar, España es el vigente campeón del mundo en categoría absoluta masculina. Eso no ha servido para dar un impulso al waterpolo a nivel nacional y, por supuesto, tampoco en tierra de secano.
Eso sí, los pasos que se han dado a nivel local son notables. En su primer año de vida, el conjunto vallisoletano apenas contaba con diez jugadores en su plantel cuando ahora son 40 las licencias que tiene. Asimismo, se comenzó con la formación de dos equipos –sénior masculino e infantil mixto– y en 2019, el número de interesados ascendió y se creó el conjunto sénior femenino y el cadete mixto. El presidente aspira ahora a crear una escuela de waterpolo, donde los jóvenes waterpolistas puedan tener una base sólida de aprendizaje a corta edad.
En el waterpolo, la palabra 'desigualdad' por razones de sexo no existe, ya que los campeonatos nacionales por autonomías y las ligas regionales de categorías inferiores se componen por equipos mixtos. «Se respetan mutuamente, los chicos a las chicas y viceversa. No hay discriminación por llevar un equipo compuesto por más niñas que niños, ni al contrario, es más, nuestras niñas son de las mejores», afirma Bejerano.
El pasado fin de semana se disputó en el Centro Especializado de Alto Rendimiento Río Esgueva la Copa de Castilla y León de Waterpolo, con la presencia de los clubes Ecoalia Castellae de Burgos, Waterpolo Zamora y Waterpolo Parquesol. Los vallisoletanos cuajaron una gran actuación proclamándose campeones de la categoría infantil mixta, mientras que los burgaleses se llevaron los trofeos sénior, tanto masculino como femenino.
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