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Domingo; son las ocho y media de una mañana bastante fría. Los montañeros que van a participar en la 45ª edición de la Travesía Invernal de La Mujer Muerta empiezan a reunirse en el aparcamiento de la carretera de San Rafael, conocido como complejo del ... Panorámico. Allí fueron recibidos por miembros del Grupo de Montaña Diego de Ordás, organizador del evento, con un ágape a base de anís y magdalenas, una costumbre que no se hacía desde el año 2010.
A las nueve comenzó la actividad con un sencillo acto de homenaje José Luis Gómez de Pedro, miembro del Grupo de Montaña que había fallecido en accidente de bici mientras entrenaba el 20 de abril del año pasado. Tras unas breves instrucciones sobre las condiciones en que se encontraba el terreno, la meteorología y normas a respetar en el Parque Nacional por donde transcurría gran parte de la marcha, se procedió a dar la salida.
Las cordadas, formadas por grupos de dos-tres deportistas, comenzaron a adentrarse en la montaña comprobando respecto a las marchas de exploración que la organización había llevado a cabo, que la nieve se había retirado a cotas más elevadas y había transformado en hielo, lo que obligó a los participantes a usar material técnico para ese tipo de firme, aunque lo que era una dificultad por un lado supuso un alivio a la hora de caminar ya que al ser un suelo uniforme, permitía progresar con más comodidad y rapidez que si fuera sobre piedras o nieve blanda. La edición de este año también implicó alegrías para los practicantes del esquí de travesía. Dado lo baja que estaba la cota de nieve, aprovecharon al máximo las laderas de La Mujer Muerta, incluso repitiendo descensos para mayor disfrute de la jornada.
La temperatura, muy baja al principio de la mañana se suavizó al partir del mediodía, lo que originó que el hielo fuera transformándose otra vez en nieve profunda, lo que a su vez provocó que para hacer un camino que normalmente se tardaría una hora y media, en esas condiciones llegara a costar hasta tres horas y media. El sol lució toda la jornada, hecho que unido a la cantidad de nieve acumulada, ofreció unas vistas inigualables de todo Guadarrama y la Meseta Castellana, posibilitando que la marcha transcurriera sin ninguna incidencia digna de mención, aunque hubo tres retiradas antes de llegar a La Pinareja (cabeza de La Mujer Muerta) y 21 desde el Puerto de Pasapán
Los últimos montañeros llegaron a la estación de ferrocarril de Otero de Herreros a las 18:15 horas, lugar en el que todos los participantes fueron obsequiados con un refrigerio a base de jamón, vino y productos de la tierra, además de unos obsequios-recuerdo financiados con las colaboraciones del Ayuntamiento de Otero de Herreros, el IMD de Segovia y la Diputación Provincial.
En esta edición participaron 117 montañeros de clubes de Madrid (Cresteando, Guías de Navacerrada, OJE-Guías de Madrid y Pegaso), León (Gistredo), Palencia (Espigüete, Fuentes Carrionas y Nevada), Valladolid (Everest y Ojanco), Toledo (OJE-Torrijos) y Segovia (Aguacero, Nevero, Caloco, Peña El Oso y Acebeda, aparte de miembros del Grupo organizador), siendo de ésta última provincia, de donde procedían la mayoría de los participantes. Tras el buen sabor que les dejó la espectacular jornada vivida, convinieron volver el año que viene a disfrutar de montaña y de la convivencia que se vive en ella.
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