David Llorente se corona como figura del piragüismo mundial

Tuvo que ser en Eslovaquia, una de las cunas de la disciplina, un país que estima a los palistas como figuras prestigiadas. Como tantos pioneros del deporte español, Llorente empezó en Palazuelos de Eresma como curioso aventurero y se labró una carrera. No tardó en emigrar a los Pirineos para forjarse en La Seu d'Urgell. Con todas las barreras de deporte minoritario, ha alcanzado a un grande de su generación como el local Jabuk Grigar, producto de una estructura meticulosa que fue quinto en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y es top-10 del ranking mundial absoluto.

Llorente avisó de su peligro con una semifinal imponente después de que Grigar marcase la pauta. El atleta local llegaba al campeonato con cuentas pendientes tras una mejorable actuación en el Mundial sub-23 de Ivrea (Italia) el pasado mes; se metió noveno en la final y no pudo pelear por medalla siendo uno de los grandes favoritos. En un canal familiar, refrendó su candidatura con un tiempo de 85.12 segundos que solo superaría el sorprendente alemán Lukas Stahl (84.40). Llorente fue tercero con 85.24 y salió antepenúltimo en la final. El segoviano completó el recorrido sin penalizaciones, bajó los dos primeros parciales de Grigar por 0.42 y 1.42 segundos, respectivamente, y libró una de las trampas del canal: la puerta 21. Consciente de que ya tenía en su bolsillo el pase a la final, se tomó con calma el último paso, un peligroso remonte tras una caída pronunciada donde controlar el kayak es todo un reto. Se dejó margen de error para explotarlo más tarde.

La final fue una sangría. Tres de los seis primeros palistas en bajar quedaron fuera de la lucha tras saltarse una puerta. De entre los 15 finalistas, el primer tiempo de entidad lo marcó el ruso Sergey Maimistov (86.49), el tercero en salir. Los italianos, que tan bien rindieron un mes atrás en su casa, claudicaron, por mucho que Ghisetti sacara músculo antes de su recorrido. Costaba bajar del umbral de los 88 segundos y el esloveno Niko Testen, que precedió a Llorente, se saltó tres puertas. Cuando bajó el segoviano, el podio estaba en 87.45.

Poco importó; la final empezó entonces. Llorente, que superó al ruso en todos los pasos, supo encadenar varias puertas rápidas cerca del ecuador de la prueba sin impactar en ninguna y marcó un último parcial soberbio. Si la distancia con Maimistov era de 83 centésimas tras el segundo punto intermedio, le sacó 2.32 segundos en meta. Su tiempo, 84.17, fue el más rápido del día. Ahí sobrepasó los límites que no exploró en la semifinal y superó a Grigar, que se acercó en el segundo parcial a 0.70 pero fue incapaz de igualar la apuesta (85.74) y fue plata. Solo Stahl podía aguar la fiesta, y amenazó marcando el mejor tiempo en el primer paso cronometrado. Fue una bajada rápida que valió medalla pero su toque en la puerta 13 le penalizó los dos segundos que le alejaron del oro (85.77).

Y Llorente subió a lo más alto del podio. El siguiente reto es la prueba de la copa del mundo en La Seu d'Urgell y el Mundial absoluto en Río, en el canal de los Juegos de 2016. En su meteórico ascenso, la llama olímpica está hoy más cerca.