

Secciones
Servicios
Destacamos
Apenas quedaban unos minutos para que Salvi Jiménez saliese al Centro Internacional de Bournemouth a pelear por el cinturón continental del peso Superpluma, y en ... Valladolid, a cientos de kilómetros, ya se sabía que el púgil pucelano tendría que hacer «mucho y muy bien» para traerse el título de Inglaterra.
En la casa de Ryan Garner, «uno de los nuestros», gritaba una y otra vez el público, todo estaba medido hasta el último detalle. Desde mucho antes de que el combate estelar arrancase casi con la madrugada en España ya entrada, el recinto inglés se convirtió en una improvisada grada de animación del Southampton Fútbol Club –equipo de Garner–, y el rojo y blanco tomó el habitáculo gracias a las más de 1.500 personas que hicieron los 40 kilómetros que separan esta localidad de Bournemouth a través de la carretera de New Forest. Gargantas a coro para el «Oh when the Saints go marching in...» (¡Oh! Cuando los santos entren marchando...), eslogan del club inglés, para dejar a Salvi al pie de los caballos antes de su entrada, al que se sumó ese himno tan británico, como es el 'Sweet Caroline' de Neil Diamond, y que suena a coro en todos los estadios 'anglo', sobre todo cuando el equipo de casa defiende su orgullo ante el visitante de turno. Es en ese momento cuando a coro todos cantan ese pegadizo «¡0h, oh, oh!», y los decibelios podían casi oírse en casa de Salvi...
Noticia relacionada
Y ahí se plantó el del Club Boxeo Valladolid, entre bengalas chispeantes para hacer el paseíllo hasta el cuadrilátero. Valiente, pero consciente de que todo jugaba en contra. Lo volvió a notar cuando salió Ryan, con el «uno de los nuestros», a pleno pulmón, espoleado por un público que llenó todas las localidades. «Si el combate hubiese sido en Southampton, habríamos agotado las entradas diez veces», admitió el propio Garner tras el combate.
Los dos púgiles saltaban al ring como imbatidos, confiados en sus posibilidades ante el rival, pero lo cierto es que, en esta ocasión, la voz cantante –mejor dicho los puños– fueron los de Garner, que aprovechó su mayor envergadura y precisión. Lideró el combate desde el inicio, con un jab dominante, y mantuvo su imbatibilidad a costa de la de Jiménez, que se limitó a defenderse ante el aluvión de golpes del inglés, que aunque no llegó claramente a impactar en el pucelano –eso sí con alguna derecha de mucho mérito–, tuvo una frecuencia de golpes y una cantidad que obligó al español a estar en actitud defensiva durante los doce asaltos que duró la velada. Y viendo como se desarrolló el combate, casi sea esa la mejor noticia para el vallisoletano, su valentía para sobreponerse a todo y a todos en la boca del lobo (o de la piraña, como apodan a Garner en su Southampton natal). Los jueces dieron la victoria por unanimidad a Garner, con una puntuación de 120 a 108 que se hace con el cinturón que estaba vacante tras la renuncia del francés El Hadri.
No fue un combate habitual de Salvi, acostumbrado a liderar. Pese a la valentía del púgil castellano, asesorado en la esquina por Txutxi del Valle e Íñigo Herbosa, el británico no vio peligrar su triunfo, amparado en un aluvión que en ocasiones se colaba en la buena defensa planteada por Salvi, bien plantado en el ring, pero sin opciones de pasar al ataque.
El vallisoletano permanecía en la distancia de golpeo de Garner desde el minuto uno, sin rehuir los golpes o buscar el juego de pies. Tampoco provocó el fallo del británico, que sin alardes, iba sumando punto a punto, con una actitud de martilleo, robándole a Salvi el sobrenombre de 'ciclón' para tratar de colocar una y otra vez manos, que aunque sin potencia se colaban en algunas de las combinaciones rápidas del boxeador local.
De esta manera, cuando el púgil visitante quiso reaccionar la losa del inglés era ya demasiado pesada. A Garner le valía con «ganar los primeros siete asaltos», como admitió, para luego... ¿Dosificar? Aunque ese era el plan, no se vio al boxeador local doblegar su ritmo, su cadencia o su actitud ofensiva prácticamente hasta el último asalto, en el que si optó por corer, por jugar con los pies y dejar que fuese Salvi el que le persiguiese en busca de un KO milagroso. No lo consiguió, ni le tocó en los úlimos minutos, y Garner cerró el combate incluso golpeando al vallisoletano, que, eso sí, salió con la cabeza alta.
Tampoco gustó en la esquina vallisoletana la actitud de los jueces, con lo que también hay que contar cuando se van a peleas de este tipo lejos de casa, y el deportista local abusó de algunos golpes bajos que no deberían haberse quedado solo en apercibimientos, y tendrían que haberse cobrado como puntos para Garner. No fue así, incluso con llamadas al orden al propio Salvi, que terminaron por evitar la posible reacción del vallisoletano y que además le restaron un punto.
Ahora Salvi tratará de combatir dos veces más en el Reino Unido, aún sin fecha cerrada, para tratar de resarcirse de un cinturón continental que tiene dueño en Southampton.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.