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Quien más, quien menos el pasado mes de diciembre se imaginó al barón con las manos en la cabeza, maldiciendo al COI y jurando en francés, cuando su comité ejecutivo decidió hacer un guiño al público más joven al aprobar cuatro nuevas disciplinas para el programa olímpico de los Juegos de París 2024: escalada deportiva, surf, skate y breakdance ... .
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Una imagen distorsionada si escarbamos en los libros de historia y comprobamos la obsesión de Pierre de Coubertin porque los Juegos Olímpicos modernos fueran certámenes físicos y espirituales. El padre de la criatura afirmaba entonces que uno de los elementos esenciales de lo que él mismo bautizó como Olimpismo era la belleza, y que de nada servía celebrar la fiesta del músculo si no se invitaba al espíritu. Así se recoge en diferentes discursos ofrecidos por el pedagogo galo, que bebió de la antigua Olimpia hasta hacer realidad unos Juegos, los de Estocolmo de 1912, con cinco concursos artísticos en su programa: arquitectura, escultura, pintura, literatura y música.
Gracias a su inquietud y sensibilidad consiguió reunir una serie de trabajos, que debían ser inéditos e inspirados en una idea deportiva, que se colaron en el podio con los habituales medallistas. El propio Coubertin, quien llegó a calificar de poco brillantes los resultados, aparece como ganador en el concurso literario de la cita sueca con un texto que tituló 'Oda al deporte'.
Un siglo después, el espíritu olímpico rescata aquellas palabras del barón: «Ha llegado la hora de iniciar una nueva etapa y restaurar la Olimpíada en su belleza primera. En la época de esplendor de Olimpia las letras y las artes, armoniosamente combinadas con el deporte, garantizaban la grandeza de los Juegos Olímpicos. En el futuro debe ocurrir lo mismo».
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Modalidades como la escalada, el surf o el skateboarding, además del karate y el béisbol, se asomarán el próximo verano en Tokio y harán camino antes de la irrupción, en París'2024, del breakdance, seguramente la novedad más polémica al considerarse más una danza urbana que un deporte. «Su origen está ligado al movimiento hip-hop y a una cultura de calle que se extiende con la aparición de las redes sociales, y particularmente veo un error que es incluya como actividad deportiva», asegura Juan Pardo, uno de los responsables de Fresas con Nata, el colectivo más capacitado y acreditado de cuantos operan en Valladolid. «Personalmente no imagino poner nota a los movimientos de la gente y habrá quien lo vea positivo por la visibilidad que ofrece, de hecho es tan espectacular como puede ser la gimnasia», apunta sobre la incorporación del breakdance como disciplina olímpica.
Juan pardo, colectivo fresas con nata
Los más talluditos recordarán a estos bailarines urbanos en los soportales que había frente a la antiguas Galerías Preciados, también en la plaza de la Danza, el pasaje Gutiérrez o la plaza Juan de Austria. Con el paso de los años se han ido agrupando al calor de la iniciativa que tanto el propio Pardo como Carlos Ballón y Sara Vinagrero han consolidado en el espacio Andén 47. «El espacio actual se inicia en 2016, empezamos ofreciendo talleres y formación para todo tipo de personas y perfiles, y ahora contamos con más de 50 alumnos», explica Juan, que vincula el carácter competitivo de esta modalidad a las batallas de baile que se veían en el Bronx en los años 70.
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El tirón que tiene entre los más jóvenes y las audiencias que reúne, además de la irrupción de la firma Red Bull como patrocinador, arrojan algo de luz a la decisión del Comité Olímpico y su enigmática apuesta por el break o el skate. Este último caso también nace como movimiento urbano sin ningún corsé ni normativa predeterminada. De hecho no existe un control detallado de sus practicantes ya que la mayoría no dispone de licencia pese a tratarse de una modalidad adscrita a la Federación de Patinaje. «Toda la vida se ha practicado en la calle pero no a nivel federado a pesar de que ya tuvimos un Open en 2019 y a finales de este mes se celebrará el primer Campeonato de España», señala Isabel Rodríguez. La presidenta de la Federación de Castilla y León no esconde que se ideó un plan para promocionar esta disciplina pero la pandemia lo ha hecho inviable. País Vasco o Galicia son referencia ineludible por sus instalaciones, y la envidia para los patinadores de Castilla y León, que apenas tienen espacios donde soñar saltos imposibles.
En Valladolid hay que acudir a una nave del polígono San Cristóbal si queremos perfeccionar nuestro 'kickflip' –el giro en el aire de la tabla en 360°–. Hasta allí se llevó Alberto García su afición desde Laguna de Duero, y ahora regenta una escuela de 170 chavales, y no tan chavales, que responde al nombre de Skate Valley School. «Antes lo teníamos como una asociación y dábamos clase a amigos los domingos, pero viendo otros formatos que hay en el País Vasco cambiamos el chip y empezamos a formar a niños desde la rampa», explica Alberto. «Ahora también damos clases a adultos, a los prehistóricos que llamamos, y podemos presumir de tener desde el más joven con 6 años hasta el más veterano de 52».
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Su queja va más encaminada a la falta de instalaciones. «Hay que tener más porque lo que hay lo han hecho constructores de obra que no conocen de qué va esto», sostiene, confiando en que el guiño olímpico suponga el impulso definitivo a una modalidad que ha sufrido un boom a raíz de la pandemia.
La tercera de las disciplinas aprobadas para París'2024, y que tendrán su estreno este verano en Tokio, es la escalada deportiva. En su debut aunará las tres pruebas (velocidad, dificultad y bloque) para dentro de cuatro años separarlo en dos bloques, la velocidad por un lado que es la modalidad más espectacular al subirse paredes de 15 metros en seis segundos, y la dificultad y bloque por otro, que son las más potenciadas en España.
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«Su inclusión como disciplina olímpica seguro que contribuye a su promoción no solo por el impacto que tienen los Juegos sino también por los medios televisivos que va a ofrecer a un deporte que aún no ha ofrecido su espectacularidad en pantalla», explica Javier González Lázaro, recientemente reelegido como presidente de la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de Castilla y León, la cuarta en número de licencias en la comunidad con 12.000.
En Valladolid, con tres instalaciones operativas (Álvaro Paredes, Geko Aventura y Laguna de Duero), la referencia es la joven promesa Iziar Martínez, campeona de España sub-16 en Boulder (bloque) y subcampeona de Dificultad y Overall. «A los niños les resulta muy atractivo, y buena prueba de ello es que contamos con una escuela de escalada con 120 inscritos», apunta Javier González.
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El gran damnificado será el karate que debutará en Tokio'2021 para desaparecer en el programa olímpico de París'24. «Lo que más nos inquieta es que no haya habido una explicación. No creo que nos afecte en licencias pero sí nos hará daño a nivel económico», sostiene el presidente de la federación castellano y leonesa, Luis MªFernández, en un lamento que comparte la directora general de Deportes, María Perrino. «Se debe valorar que cuando entre una modalidad en el paraguas olímpico sea a costa de otras porque llama la atención que se prescinda del karate. Independientemente de esto, yo apoyo que entren modalidades tan atractivas y estéticas», señala.
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