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Santiago Hidalgo
Martes, 28 de junio 2022, 00:25
En el Máster de Valladolid, Coello saltó, brincó, defendió, golpeó, corrió, disfrutó, se emocionó, lloró, sonrió, se cabreó, abrazó, ganó y perdió, pero sobre todo mostró en Valladolid cuál es el estado actual de su pádel. En un escenario magnífico, Arturo escuchó cómo los ... vallisoletanos coreaban su nombre. Su compañero Belasteguín entendió perfectamente que era el momento de concederle el protagonismo. Hasta el punto de que las lágrimas de Bela en semis fueron porque, de alguna manera, veía en Coello el reflejo de sus inicios y lo que le costó vencer en sus primeros torneos.
'El jefe' también supo arroparle, animarle, templarlo cuando la emoción se le disparaba, aconsejarlo, guiarlo. 23 años hay de diferencia entre uno y otro. Es cierto que Coello está más cerca de la edad del hijo de Fer, como él lo llama.
Arturo Coello ha entrado por méritos propios entre los escogidos del pádel. Esa decena de jugadores que son capaces de vencer a cualquiera. Está en la corte del pádel. No en vano ha sido el jugador más joven de ganar una prueba WPT de Miami con 19 años, 11 meses y 19 días. Ya en España estuvo a punto de repetirlo. Precisamente en su tierra.
Víctor Viana es actualmente el dueño del club Pádel Live en Aldeamayor de San Martín. Hace unos años, cuando Arturo tenía 6 años y su hermano Rodri 4, Víctor compartía pista con el padre de los niños, Miguel, y le daba clases en las pistas municipales de muro de Mojados. «Ambos estaban ya todo el día con la pala en la mano», dice.
Adolfo López, alcalde de Mojados, villa donde reside Arturo en casa de sus padres, también tiene el recuerdo de cuando se hicieron las pistas de pádel en el pueblo y sus progenitores eran usuarios habituales: «Su padre siempre le daba consejos. Ellos han sido sus primeros profesores y los que contribuyeron en su formación», comenta.
Tras el paso por Padel Five, donde Miki les dio clases siendo muy niños, el siguiente hito es el traslado de su padre a Mérida por asuntos de trabajo. Allí buscaron un club y empezaron a acudir a clase intentando que el jugador profesional Diestro los diera clases. Pero no cuajó. Cinco años después, y los dos jugadores habiendo crecido en las categorías inferiores y despuntando, Miguel y su mujer Cristina deciden regresar a Valladolid también para intentar que el nivel de sus hijos creciera. Aquí es donde encajan con Gustavo Pratto.
En esta segunda etapa, comenta Víctor «para sus padres era un esfuerzo pagar entrenos y clases. En el nuevo Pádel Live los dejaba entrenar y allí dan sus primeras clases como monitores sobre todo los viernes para que pudieran ganar un poco de dinero. Arturo llega a jugar representando al club, hasta que su nivel le hace dar un paso hacia arriba. Se les tiene mucho cariño, porque, día sí y día también, estaban aquí con nosotros», comenta Viana.
Para su entrenador, Gustavo Pratto, una de las personas que mejor lo conoce en pista, lo mejor de Coello son «sus ganas de superación. Tiene una capacidad asombrosa de retener enseñanzas y hacerlas suyas, además de un gran espíritu de competición y confianza en sí mismo ante cualquier rival».
Su compañero en pista Fernando Belasteguín sacaba un rato entre atención y atención a sus hijas para dedicarle unas palabras: «Arturo está en pleno proceso de formación y crecimiento. Solo debe preocuparse por mejorar día a día y nada más. No me gusta hacer futurología en el deporte. Solo sé que hoy es un grandísimo jugador».
Respecto a los valores inculcados, Bela sostiene que Arturo «tiene muy claro lo que quiere y sabe del esfuerzo que ha hecho y hace su familia para que pueda dedicarse a lo que más le gusta. Esto es fruto de educación de sus padres». No solo en pista. En esto también coinciden.
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