![Ángela Rodríguez «No me importa la edad, pego tres gritos y ya está»](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202002/12/media/cortadas/angela_rodriguez_01-kJrB-U100138009267erF-624x385@El%20Norte.jpg)
Ángela Rodríguez «No me importa la edad, pego tres gritos y ya está»
TENIS DE MESA ·
Semifinalista en el Campeonato de España de tenis de mesa absoluto con 14 años, se fija en Carolina Marín y quiere ser olímpicaSecciones
Servicios
Destacamos
TENIS DE MESA ·
Semifinalista en el Campeonato de España de tenis de mesa absoluto con 14 años, se fija en Carolina Marín y quiere ser olímpicaÁngela Rodríguez es una chica de rutinas. Se levanta a las 7 y 36, aunque no sabe por qué, en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat. Desayuna, escribe a sus padres, hace la cama, se lava los dientes y va a clase. A ... media mañana, entrena. Después, a comer, clase, nuevo entrenamiento, cena y tareas. Porque esta segoviana, bronce en el Campeonato de España absoluto de tenis de mesa de Granada a finales de enero, tiene 14 años estudia tercero de ESO. La suya es una vida itinerante, siempre en AVE desde Barcelona a Madrid, donde compite el fin de semana. «Me paso todo el día viajando, pero no me importa».
Ángela empezó en el tenis de mesa gracias a que sus padres le obligaron a hacer un deporte. «Era una niña un poco vaga», reconoce. De esos dos entrenamientos a la semana al club Amigos del Tenis de Mesa de Segovia. En poco tiempo, los castigos de esta niña perezosa eran no ir a entrenar. De ahí, a Madrid, primero a San Sebastián de los Reyes y después a Collado Mediano. Se apuntó al club, con el que sigue compitiendo, y su padre se encargaba de llevarla.
–¿Cómo eran aquellos viajes?
–Al principio, solo dormía. Luego ya, como los cursos eran más complicados, tenía que empezar a estudiar más. Intentaba estudiar a la ida y a la vuelta me dormía media hora. Lo recuerdo como algo bonito. Escuchábamos canciones antiguas [la etiqueta que pone alguien nacido en 2005 a Fito & Fitipaldis]. Hacía más tareas por el camino y llegaba a casa a las 10 y media. Igual hacía más cosas hasta las 12, que me acostaba, y luego me levantaba a las siete. Como no me da tiempo y soy muy perfeccionista...
–¿Por qué optó por el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona?
–Vi que necesitaba más nivel porque solía entrenar con las mismas personas todo el rato. Echamos la beca en Barcelona porque las otras opciones eran Córdoba o Murcia. Como en la Blume [Madrid] solo hay tenis de mesa de chicos, la opción que más me gustaba era Barcelona.
–¿Cómo asume una adolescente salir de casa con 14 años?
–Esa es la parte que peor llevo. Este deporte me encanta, si no lo hago me siento vacía. Cuando volví a Segovia en Navidad, me faltaba algo y acaba discutiendo con mis padres. Como no podía jugar, me sentía rara. Decía: «Así no puedo tener la vida». Al final, si quiero seguir me tenía que ir allí. Y estoy muy contenta.
–¿Qué es lo que más echa de menos?
–Tener alguien cerca a quien contarle las cosas. Los besos, los abrazos... La comida también, claro. Yo cuando estaba aquí no apreciaba nada la comida; allí está muy buena, pero me gusta más la de casa.
–¿Cómo es su vida en el CAR?
–En los entrenamientos, somos seis chicas y nos vamos intercambiando. Hay una 'sparring', una chica de mejor nivel de nosotras. Y también hacemos multibolas: te tiran muchas pelotas y te corrigen fallos técnicos. También vienen a entrenar jugadoras extranjeras. Tengo dos entrenadores y un preparador.
–¿De qué está más satisfecha y qué le falta por mejorar?
–Estoy contenta porque soy más rápida, pero estoy en un momento en el que me están cambiando muchísimas cosas tácticamente. Antes tenía una derecha con la que no podía hacer ciertos movimientos. También me están cambiando el revés porque tengo una técnica un poco peor para el nivel que viene. O la forma de coger la pala: antes la cogía más arriba y no me permitía usar la muñeca cuando tenía que restar corto o hacer ciertos movimientos. Tengo una madera que pesa menos y es más rápida. Estoy en un momento en el que digo: «He empeorado». A veces siento que juego peor, pero si pienso en futuro, será a mejor. Como es una época de cambios, me siento rara.
–¿Acepta alguien tan perfeccionista que no le salgan las cosas?
–Tenemos psicólogo y me está ayudando mucho. En vez de pensar en el error, pensar en positivo. Yo al principio decía: «Es que no me entra nada». Ahora lo estoy llevando mejor. Aunque todavía me faltan muchas cosas por mejorar, sobre todo el revés.
–Es un deporte en el que hay que trabajar mucho para mejorar muy poquito.
–Sí. Un día te puedes levantar y meter todo. Al siguiente, no te entra nada y dices: «Esto no es normal». Y ya lo asumo mejor, aunque me sigue costando. Cualquiera puede ganarte.
–¿Cómo es la experiencia de jugar ante alguien de 30 años?
–Yo sé que ellos tienen más experiencia que yo y tienen sus tácticas para ponerme nerviosa, pero a mí no me importa en absoluto que sean mayores que yo. Pego tres gritos y ya está. La edad no me importa. Bueno, si son menores que yo me pongo muy nerviosa, como los mayores.
–¿Qué le hacen los adultos?
–Me ponen muy nerviosa. Paran el juego, cogen la toalla, me dejan la bola cerca de la red para que me tenga que mover...
–¿Qué significa meterse en una semifinal de un Campeonato de España?
–No lo pienso mucho, yo paso página. Si empiezo a pensar que soy semifinalista, tengo la autoestima por aquí [señala arriba]. Pienso en Chequia [compite allí este fin de semana] o en el estatal. A lo mejor cuando sea mayor lo pienso, pero ahora, no.
–¿Qué quiere lograr cuando sea mayor?
–Llegar a unas Olimpiadas. Para eso tengo que ir paso a paso. Está muy bien el resultado del campeonato de España, lo admito, pero yo ahora me centro en los siguientes partidos.
–¿Cómo ha evolucionado el tenis de mesa?
–Ahora creo que se valora más, lo dan más por streaming. Iba a sitios y no se veía nada; ahora el Campeonato de España absoluto se transmite por Teledeporte.
–¿Siguen el ejemplo de Carolina Marín en bádminton?
–Me gustaría ser como ella. Además, vivió más o menos lo mismo, solo que ella se fue de Huelva a Madrid. Me gustaría ir a unas Olimpiadas, ganarlas y que el deporte coja más peso en España. A mí me parece un deporte muy bonito, pero como no se ve nunca, no tiene repercusión. Si alguien hace un resultado como Carolina, va a crecer. Ojalá sea yo la que lo haga.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.