Nadie le ha regalado nada en la vida, es exigente consigo mismo y marchaba para Brasil con algunas cuentas pendientes. A su regreso, Álvaro de Frutos se ha terminado demostrando a sí mismo que los esfuerzos que realiza en su día a día dan frutos. ... Viajaba a Brasil con, sobre todo, una cuenta pendiente. Un detalle que era el que faltaba en su ya más que nutrido currículum: el diploma olímpico. En la maleta de vuelta, se traía a Segovia consigo ese honor y algunos más, como la capacidad de batir cinco récords de España o la versatilidad de haber terminado compitiendo en siete modalidades. A todo eso, claro, hay que sumarle el honor de haber sido el abanderado del equipo español, algo que hará que De Frutos no olvide nunca esta histórica visita a Brasil un año después de las fechas en las que tenían que haberse disputado los Juegos.
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Y todo eso teniendo en cuenta que los primeros días de competición no estaba contento del todo, aunque por una circunstancia ajena a la deportiva que terminaba influyendo decisivamente en la misma: la competición se desarrollaba a más de 800 metros sobre el nivel del mar, con lo que lograr ciertos tiempos era un reto, de verdad, de altura. «En el 50 braza quedé decimotercero de 33 participantes, con una marca buena pero mejorable. Teniendo en cuenta que estamos en una competición a más de 800 metros de altura, las sensaciones ni tan malas. Porque es una auténtica bomba de relojería. A quién se le habrá ocurrido hacer una competición a 800 metros de altura», comentaba el nadador justo al finalizar el primer día de competición.
Las sensaciones agridulces del inicio se iban a ir prolongando en la primera parte de los Juegos. «Nadé el 400 estilo con muy buenas sensaciones y quedé en novena posición, a un puesto de la final olímpica. Hice un récord de España que llevaba sin batirse desde 2015, era mío y lo rebajé en 11 segundos. Hice un tiempo de 5:17.17, cuando estaba en 5:28:.38. La verdad es que fue una gran prueba, pero me quedé con sensación agridulce por quedarme a un puesto de la final a menos de un segundo del octavo». En esa primera parte de la competición, De Frutos estaba luchando en pruebas alejadas de las que mejor se le dan y, a pesar de esa mezcla de sensaciones; lo que sí estaba consiguiendo era sentirse poco a poco adaptado. En el 100 braza terminó décimo. «La posición está bastante bien y el tiempo está curioso, aunque no me acercara al récord de España», analizaba siempre exigente; «pero las sensaciones de cara a mi prueba que es el 200 son bastante buenas y creo que voy a hacer buen papel».
Habiendo firmado un primer tramo de sembrar esfuerzos para ir recogiendo sensaciones cada vez mejores, llegado el momento de dar lo mejor de sí mismo, Álvaro de Frutos empezó a encajar todas las piezas para poder recoger lo sembrado. Ese encaje empezó por el excelente trabajo conjunto de los equipos de relevos, pruebas en las que el nadador segoviano disfrutó de verdad, además de que fueron las que mejor rendimiento le terminaron dando. Todo empezaba por el relevo 4x100 libre mixto, en el que en las eliminatorias lograban batir el récord de España. «De 4:35 lo hemos dejado en 4:31 y nos hemos colocado en sexta posición». Una proeza que el mismo equipo no solo iba a repetir por la tarde, sino que la iba a superar con creces: «hemos vuelto a batir el récord de España rebajándole bastante más, de 4:31 a 4:25, y hemos quedado en quinta posición y diploma olímpico, ¡por fin! Mañana tengo mi prueba estrella que es el 200 braza y veremos a ver qué tal. De momento, las cosas van muy bien y estoy muy contento». En la recta final, ya el 8 de mayo, se había destapado el mejor De Frutos.
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Con todas las ilusiones puestas en el 200 braza, su prueba estrella, y justo antes del único día de descanso, tocaba hacer esfuerzo doble. De nuevo, en esa dinámica tan exigente físicamente, tenía que nadar los clasificatorios por la mañana para intentar alcanzar la final por la tarde. El objetivo de llegar a dicha final sí lo logró, clasificando en sexta posición. Pero a la hora de la verdad se notó el cansancio acumulado y, quizá más que en ninguna otra prueba, el tema de la altitud. Terminaría séptimo, con una marca que se acercaba mucho a su mejor registro, un récord de España que mantiene desde hace ocho años pero que no está consiguiendo mejorar. De igual forma, terminaba satisfecho con el trabajo y muy enfocado hacia la posibilidad de disputar y disfrutar dos finales más.
«El último día de competición me tocaba nadar 200 mariposa y el relevo de 4x100 estilos, donde teníamos bastantes opciones de entrar en final y hacer un buen papel». Y el equipo cumplió con esas predicciones que se hacía el segoviano en el día de descanso. Decidió, en una táctica marcada con el equipo, «rascar» en el 200 mariposa para centrarse en el 4x100. Se trataba de optimizar, aunque con eso renunciara a la posibilidad de otro buen papel. Lo bueno, que todo salió según lo esperado. «Nadamos las eliminatorias por la mañana, yo hice la posta de braza, y batimos el récord de España quedando en sexta posición. Por la tarde la táctica fue diferente, me tocó nadar la posta de mariposa, y mejoramos el récord de España bastante, mejorando las posiciones, de sexto a quinto». El balance no podía ser mejor más que en sueños: dos quintos puestos, un séptimo, un noveno, un décimo, un decimotercero y cinco récord de España. Los méritos acumulados por Álvaro de Frutos no pueden, nunca más, quedar relegados.
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