colpisa / afp
Viernes, 13 de noviembre 2015, 17:45
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha utilizado los acontecimientos deportivos como símbolo de los éxitos de su mandato, pero el escándalo que afecta a los atletas rusos podría empañar la imagen de su país.
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La Federación Internacional de Atletismo (IAAF) se reunirá en las próximas horas para estudiar una posible suspensión de Rusia de toda competición, después de que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) publicara un duro informe sobre los atletas rusos.
El documento revela la corrupción de atletas, entrenadores y dirigentes, y afirma que los servicios secretos infiltraron el laboratorio antidopaje. Todos los niveles del atletismo ruso parecen estar implicados y la AMA habla de «dopaje de Estado».
Antes de la reunión de la IAAF, Putin adoptó un tono conciliador, aseguró que Rusia hará todo lo posible para erradicar el dopaje y ordenó una investigación sobre ese «problema».
Pero el presidente ruso «se sintió extremadamente insultado por el escándalo», afirma Igor Bunin, presidente del Centro de Tecnologías Políticas, un grupo de reflexión cercano al Kremlin.
«El deporte es un elemento de su propio prestigio y del Estado», explica el politólogo, que recuerda que Putin «se implicó mucho a favor de los Juegos Olímpicos de Sotchi» celebrados en 2014.
En 2007, el presidente viajó incluso a Guatemala, donde se designaba al organizador de los Juegos de 2014, e hizo un discurso ante el Comité Olímpico Internacional en inglés, un idioma que nunca utiliza.
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Putin supervisó directamente las obras de los Juegos de Sotchi, las más caras de la historia.
Durante el evento, Rusia ganó 33 medallas, incluidas 13 de oro, unos resultados excelentes cuestionados por el informe de la AMA.
Elemento clave de la política
En 2010, Rusia añadió un nuevo evento prestigioso a su lista con la organización del Mundial de fútbol en 2018. Pero, cuando las justicias suiza y estadounidense abrieron una investigación sobre las condiciones de atribución de los Mundiales de 2018 y 2022, Putin denunció un «nuevo intento evidente (de Estados Unidos) de extender su jurisdicción a otros Estados».
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Según el politólogo Alexandre Baunov, del centro Carnegie de Moscú, el Kremlin podría volver a denunciar la influencia de Washington si la IAAF decide suspender a los atletas rusos.
«Tales escándalos se perciben como una manera de impedir que Rusia vuelva a encontrar su grandeza, un tema popular estos días», explica.
Putin convirtió la práctica deportiva en un elemento clave de su política. «Al menos 40% de los rusos deben practicar un deporte de forma regular», dijo en junio de 2014 en la televisión rusa.
Él mismo no duda en dar ejemplo. Octavo dan de judo, también disputa cada año un partido de hockey sobre hielo con estrellas de la disciplina aunque, según él, no sabía patinar hace apenas tres años y medio.
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Aunque los escándalos del dopaje ruso o de la organización del Mundial de fútbol puedan empañar la imagen de Rusia en el extranjero, parece poco probable que tengan un impacto sobre la popularidad de Putin.
«Para los rusos, es un complot contra un gran país, un intento de arrodillar a una superpotencia del deporte», asegura Bunin.
El 29% de los rusos consideran los éxitos deportivos de su país como su mayor motivo de orgullo, según un sondeo del centro Levada publicado en junio.
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Putin no está preparado para ver a Rusia fuera de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en 2016. «No va a entrar en conflicto» con la AMA, opina Bunin. «Aceptará todas sus condiciones sólo para ver a los atletas rusos en los Juegos».
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