No vale de nada ser pesimista

Las cosas no están saliendo como esperábamos. Dos derrotas en los primeros dos partidos es algo que no sucedía desde hace más de cuarenta años, pero intentemos no sacar conclusiones definitivas y confiemos en los jugadores que tenemos; sabemos que son capaces de hacerlo mucho mejor, nos lo han demostrado en infinitas ocasiones.

Está claro que el equipo está cometiendo errores y que alguno de ellos ha sido de concentración, como por ejemplo los tiros libres o el bloqueo del rebote (dos de las claves del partido de ayer). A lo largo de mi carrera como jugador he pasado también por esos malos momentos. Desde fuera puede parecer que es desgana o falta de actitud, pero estoy seguro de que esa no es la razón. Muchas veces esas malas decisiones son debidas al nerviosismo, a la falta de confianza, a la equivocada interpretación de los roles o al acoplamiento; y todo esto produce una sobretensión que perjudica en el rendimiento.

A falta de tres partidos, las cuentas parecen claras. El margen de error es muy escaso, habría que ganar los tres encuentros para no depender de nadie e intentar evitar a Estados Unidos. Sin embargo, dejemos las cábalas a un lado y no pensemos más allá de la próxima cita. Toca centrarse en el próximo partido contra Nigeria y prepararlo como lo que es, una final anticipada.

Como ya dije el otro día, debemos mucho a este grupo y hasta que acabe el campeonato tienen que sentir que estamos a su lado, que perdemos y ganamos con ellos y que confiamos en su trabajo.

«Habrá obstáculos. Habrá dudas. Habrá errores. Pero con trabajo duro, No habrá límites».