El piragüista segoviano David Llorente, exultante en el desfile inaugural de los Juegos Olímpicos de Tokio. El NOrte

La recta final de David Llorente en Tokio

El piragüista de Palazuelos de Eresma vivió la inauguración de los Juegos Olímpicos con toda su pasión y ya ha trabajado en el canal olímpico para debutar el miércoles 28 en su categoría

sergio perela

Segovia

Lunes, 26 de julio 2021, 13:10

Era imposible que un tipo tan activo como el segoviano David Llorente, tan inquieto, no robara algún plano en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio. Vivió en esas horas la primera parte de su sueño, fotografiándose con Pau Gasol ... y después con todos los competidores de su categoría. Se podría decir que la ceremonia de apertura fue un punto de inflexión, algo así como darse cuenta de golpe de que la gloria olímpica es una realidad y no un espejismo con el que se ha soñado durante más tiempo del esperado. «Tengo mil mensajes y mil de todo: el tiempo aquí en la villa pasa súper rápido», comentaba días después de haber llegado ya a Tokio de verdad y haber superado ya los entrenamientos previos a su prueba.

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«La verdad es que nada más entrar ya vives esa ilusión y ese lugar mágico de todos los deportistas, los mejores deportistas del mundo; todos soñando con lo mismo», cuenta en un momento de tranquilidad, cuando aprovechan para sestear tras la primera ronda de entrenamientos del día. «Es algo muy bonito, se contagia». Los primeros días fueron de acostumbrarse a otras rutinas, marcadas siempre por la pandemia, diferentes a las que tenían en la primera etapa de su estancia en Japón. Dos semanas previas a llegar a la villa olímpica en las que han sufrido los atletas un contraste extraño: «Acostumbrándonos a estar en contacto con tanta gente después de haber estado dos semanas encerrados en una habitación de un hotel. Tenemos todas las medidas de seguridad, pero más libres de poder pasear y disfrutar de todo este ambiente».

Entrenamiento en el canal de los Juegos Olímpicos. El Norte

Lo que más destaca David Llorente de su estancia ya en la villa olímpica es que «el tiempo aquí pasa muy rápido. Desde que coges el autobús y te vas a entrenar, vuelves y analizas vídeos y haces lo que tienes que hacer para no desviarte de tu principal objetivo, que es la competición. Una vez terminado eso, pues dar paseos por la villa, descubriendo todo un poco como el área de recreación en la que tienen tenis de mesa, plays». Y para moverse por la villa, autobuses autónomos que se mueven entre una realidad marcada por la pandemia y el hecho de estar en un lugar tecnológicamente avanzado como Japón, porque se mueven casi solos. «Va un trabajador dentro, por si acaso pasase algo, para apretar el botón, pero casi todo lo hacen los autobuses casi solos, así que parece una villa futurista». Lo que sí está aprovechando Llorente es el inmenso comedor con el que se cuenta en la villa, donde puede disfrutar de algo que le encanta como es la gastronomía de diferentes lugares del mundo.

Contento en lo deportivo

Con respecto a los entrenamientos en el canal, las sensaciones de David Llorente no pueden ser mejores. Sobre todo ahora, en los momentos previos a la competición, «cuando hemos bajado volumen de entrenamientos, que antes hacíamos dos cada día y eso me dejaba fatigado y al final perdía un poco de eficiencia». En la semana previa, se han ceñido a un entrenamiento por día buscando claramente los ritmos de competición que debe sacar a relucir ya desde este próximo miércoles, en los clasificatorios.

«Es verdad que el agua está cada vez más caliente, porque al ser un circuito cerrado en el que me imagino que antes de venir cambiaron todo el agua; se ha ido calentando con todo el calor, se hace bastante duro de remar, sobre todo cuando haces una sesión más, que te pide una demanda metabólica mayor», comenta con un cierto tono de resignación. Para esa lucha contra el calor todos los piragüistas se están acostumbrando a trabajar con elementos de hielo como la piscina que tienen a disposición cada vez que terminan de entrenar, al terminar el descenso darse un manguerazo de agua fría, toallas entre hielos y agua y hasta chalecos de hielo para combatir las altas temperaturas y el recalentamiento de las aguas del canal olímpico. Aunque Llorente no le pone pegas a absolutamente nada.

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David Llorente se pone una toalla para refrescarse del calor en un entrenamiento en la sede olímpica. El Norte

«Estoy viviendo aquí un sueño que la verdad es que merece muchísimo la pena antes incluso de empezar a competir. Todo lo que he hecho hasta poder llegar aquí merece la pena y ya tengo la motivación hasta para intentar estar en París viviendo esta experiencia única». La ilusión con la que vive cada día de esta aventura olímpica es la misma que transmite con sus palabras, ejerciendo como corresponsal para muchos medios españoles.

Porque el día a día de David va transcurriendo entre entrenamientos, descansos, trabajo, paseos con los compañeros y rivales. Y todo ello con el seguimiento que él mismo le da a todo en sus redes sociales, en las que cuelga tanto fotos como vídeos que ilustran lo social y lo deportivo de su aventura olímpica. Le gusta hacerlo «porque así podemos compartirlo con gente que no ha podido estar aquí». Es otra forma de pasar el tiempo previo al verdadero motivo del viaje, la competición que para los kayac comenzará este próximo miércoles. Está tan cerca el momento de la verdad que los mensajes de todo tipo no paran de llegarle, cosa que agradece, aunque no le dé tiempo a contestar a todo el mundo. Con la competición iniciada ya en el canal, ni David ni ninguno de sus competidores podrán utilizarlo para entrenar. Queda esperar a competir.

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