La burgalesa Marta Fernández, récord del mundo y figura paralímpica en el Europeo de Madeira

No hay dos días iguales en la vida de Marta, y lo máximo en lo que se asemejan en las últimas 72 horas está en ese momento de acercarse al podio para colgarse una medalla con estatus de continental. «Se merece todo esto y mucho más», analizan desde su círculo más cercano en relación al despertar dorado de la burgalesa en el Campeonato de Europa de Natación de Madeira, que comenzó el pasado domingo y se prolongará hasta este sábado 22.

El último éxito, se que ha hecho focalizar los focos en la nadadora del CTD Río Esgueva en Valladolid, ha sido su récord del mundo en los 50 mariposa S5 en la piscina portuguesa. Medalla de oro para la burgalesa y estatus de figura dentro del equipo nacional, ese llamado a tirar de todo el equipo paralímpico en los Juegos de Tokio de este verano.

España, potencia en la piscina, ha encontrado en Marta un nuevo valor. Así lo atestiguan las cuatro preseas que acumula la nadadora de Fedeacyl (Federación de Deporte Adaptado de Castilla y León) en apenas tres jornadas en el Europeo luso.

Al récord del mundo y oro en los 50 mariposa, con 43:22 en la piscina de Madeira, suma otra medalla de plata en los 50 braza S3, con un tiempo de 1:08:26, y solo superada por la ucraniana Olga Sviderska (1:07:03).

Tambien logró la plata, esta vez en los 100 libres S4, con 1:32:18, por el 1:31:46 de la italiana Arojla Trimi.

La última medalla llegó poco después con el equipo de relevo mixto 4x50 estilos, en el que la burgalesa junto al resto del conjunto español logró el tercer puesto, por detrás de Italia y Rusia.

Marta Fernández selló su clasificación oficial para los Juegos de Japón el pasado mes de abril después de que la valorase un comité de expertos. «La valoraron en Sheffield en las Series Mundiales y certificaron que compite en una categoría acorde a su discapacidad», valoran desde la Fedeacyl.

«Marta tiene una enfermedad degenerativa y ha cambiado de categoría... El problema o la curiosidad es que no tiene nada que ver cómo se desenvuelve en el agua y cómo lo hace fuera de ella», analizan sus técnicos, quienes observan cómo la nadadora y su destreza en el agua dista mucho de la chica que requiere incluso de silla de ruedas en ocasiones para su vida diaria.