El día que Ginés trepó hasta la medalla en Valladolid

Así que se puso manos a la obra y se lanzó a abrir GekoAventura, el rocódromo que desde hace tres años viene dando cobertura a los amantes de la escalada en el polígono Argales. Aquel proyecto, mitad sueño mitad locura, hoy cuenta con cien usuarios y se ha convertido en el último año en referencia para el equipo nacional que dirige David Maciá. Precisamente fue Macía quien contactó con Israel a principios de año para conocer las condiciones del rocódromo y saber su disposición para preparar la cita olímpica. «De las tres disciplinas, el nuestro será de los rocódromos más potentes que hay en España en la de 'boulder' (escalada en bloque)», apunta el gerente, y padre de Iziar Martínez, campeona de España.

Tocaba Mundial y Copa del Mundo por el camino, así que lo que iba a ser una visita esporádica se convirtió en tres concentraciones para afianzar la preparación con vistas a los Juegos de Tokio. «Hemos coincidido ya en muchas ocasiones y campeonatos, y conocían de esta instalación por Iziar», explica Israel, quien al igual que el padre de Ginés, también conduce una furgoneta -la Gekoneta la llaman- para desplazarse con su hija a los campeonatos. Sin ir más lejos, este mismo viernes la ha dejado en Barcelona antes de que se desplace a Polonia a disputar la Copa de Europa, previa al Campeoanto del Mundo en Rusia.

De este modo, la selección hizo parada en Valladolid hasta en tres ocasiones antes de volar a Tokio. Marzo, mayo y junio. Un entrenamiento exhaustivo que le ha servido a Alberto Ginés, primera medalla de oro olímpica en escalada a sus 18 años, para consolidar su técnica en la disciplina 'boulder'. «¿Sorprendido? Nos ha sorprendido a todos, no te voy a engañar. En nuestro mundo se hacen muchas apuestas, y poca gente apostaba por él. Los mejores pronósticos le situaban entre el 3º y el 5º puesto. Sabemos que es bueno pero ni mucho menos imaginábamos que lograría el oro», explica Israel sobre el cacereño, especialmente asombrado con el nivel mostrado por Ginés para dejar atrás a escaladores de la talla del austríaco Jakob Schubert o el japonés Tomoa Narasaki. «Sin ser especialista en ninguna de las tres disciplinas, su estrategia ha sido la mejor», concluye, esperanzado en que el oro ayude a dar un impulso al deporte de la escalada. «Antes podía ser un deporte de cuatro locos que se iban a la montaña, pero ahora es mucho más organizado y la gente hace escalada como quien va al gimnasio. Es más, probablemente haya muchos que lo practican y no van a la montaña», sentencia.