Francia se toma la revancha de la final del Mundial y avanza a las semifinales

Desde el inicio del encuentro, el conjunto de Thierry Henry intentó marcar el terreno. Lo consiguió desde el minuto 5 gracias a un cabezazo en el primer palo del espigado delantero Jean-Philippe Mateta, del Crystal Palace. Ese gol llevó el partido al escenario en que más cómodos se sienten los franceses, tanto la absoluta de Didier Deschamps como la olímpica. Dejaron el balón y la iniciativa en manos de los argentinos y concentraron sus fuerzas en defenderse y salir a la contra.

A pesar de contar en sus filas a cuatro campeones del mundo (Rulli, Otamendi, Almada y Julián Álvarez), los argentinos acusaron la falta de pólvora de Giuliano Simeone, hijo del 'Cholo', y de Julián, del Mánchester City. No es lo mismo enfrentarse a Francia sin Messi que hacerlo con él. En cambio, los locales no echaron tanto en falta a su estrella Kylian Mbappé.

Hostilidad en las gradas con Argentina

Pese a las ausencias de la mayoría de los cracks de ambos combinados, este duelo de cuartos de final estuvo lleno de morbo. En Francia no solo escuece la derrota en los penales (3-3 al final de la prórroga) en la final de la Copa del Mundo en diciembre de 2022, sino que también molestó mucho el comportamiento provocativo en la celebración, especialmente por parte del portero 'Dibu' Martínez. A eso se le sumaron los recientes cánticos racistas de Enzo Fernández y otros futbolistas de la albiceleste. Ellos se rieron de las raíces africanas de algunos integrantes de los bleus durante los festejos de la victoria en la Copa América, a mediados de julio.

Desde antes del inicio del encuentro, los aficionados franceses, claramente mayoritarios en las gradas del estadio Matmut, tuvieron presente esta animadversión creciente entre ambos países. Además del himno argentino, en un gesto poco acorde con la fraternidad olímpica, silbaron el nombre de cada jugador rival. Los mayores abucheos se produjeron cuando pronunciaron el nombre de Ezequiel Fernández, de Boca Juniors. ¿Su pecado? Compartir las mismas siglas que el centrocampista del Chelsea, convertido en el nuevo archienemigo de Francia.

Sin incidentes destacados

Las ganas de revancha alimentaron los cánticos de los seguidores galos durante los 90 minutos. Las gradas del Matmut rugieron a favor de los locales en un encuentro sin incidentes, pese a la rivalidad entre ambos países. Era uno de los temores que había tras la invasión de campo en el Argentina-Marruecos del 24 de julio, que tuvo que suspenderse durante dos horas. Esta vez, las decenas de miles de franceses en las gradas se limitaron al noble rol de duodécimo jugador.

El factor local ayudó a los jóvenes bleus a imponerse en un partido igualado. Mientras que el conjunto de Mascherano dominó la posesión, los de Henry se mostraron sólidos en defensa y con pegada en ataque gracias a su tridente ofensivo, compuesto por Lacazette, Mateta y Olise. Este último, recientemente fichado por el Bayern de Múnich, marcó el 2-0 en el 84, pero el árbitro lo anuló por una falta previa tras revisarlo en el VAR. Finalmente, un único gol sirvió para que los franceses disputen el lunes una de las semifinales ante Egipto. Y podrían verse las caras con España, si vence a Marruecos, en una hipotética final.