Marta San Miguel
Enviada especial París
Martes, 6 de agosto 2024, 00:25
El funicular está cerrado y el Sacre Coeur está tan alto que, al superar el último tramo de escaleras de Montmartre, lo que menos importa son las vistas que dejas atrás, un París sin ángulos, extendido como una toalla de colores. La prueba de ciclismo ... en ruta ha atraído hasta el barrio de los artistas a tantos aficionados que es imposible avanzar; solo se puede estar de pie entre la aglomeración de banderas y gritos, así que Paula Pérez Villapalos (Toledo, 30 años) busca el hueco que queda en las mesitas de un café y se sienta. No tarda en acercarse el camarero. «Lo siento, pero no puede estar aquí si no va a tomar nada», le dice en inglés mirándole la tripa. Y mientras ella se levanta, la extraña que está al lado le dice en inglés que compartirán mesa, y Paula Pérez sonríe cuando vuelve a posar su embarazo de siete meses en la silla de esa extraña que escribe en un portátil y le pregunta en inglés cómo ha llegado hasta aquí. «Era mi sueño venir a unos Juegos Olímpicos», responde ella, y no como espectadora, sino como atleta. La joven embarazada tiene un aire nórdico (ojos claros, pelo rubio ceniza, pómulos anchos), pero cuenta que fue campeona de España de cross y destapa su nacionalidad. La extraña se presenta entonces como periodista en su mismo idioma.
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Paula y su marido, Álvaro Catena, corredor de maratón y pruebas de ironman, compraron las entradas para acudir a los Juegos en mayo de 2023. Recién casados, no contaban con que el plan que tenían coincidiera con su primer embarazo. «Hasta la semana 28 te dejan volar y yo estoy justo en esa semana», dice Paula, que a punto estuvo de no acudir a la cita deportiva a la que aspira un deportista. «Esto es distinto a cualquier otra competición. Aquí tiene mérito no solo el que gana, sino estar, salir en una serie, batir tu marca personal o la de tu país. Hay muchos atletas que llegan en su pico de forma física. Estar aquí te cambia, es algo que llevas para siempre, porque toda tu vida podrás decir 'fui olímpico'. « ¿Y esto aplica para los aficionados? «Sí, y me estoy dando cuenta aquí, porque hasta para los entrenadores supone un antes y un después, muchos de ellos se lo tatúan». Su marido habla de una emoción precisa: «Solo llegar a una ciudad y ver los aros en el aeropuerto ya te emociona. Es algo que ves desde pequeño, una vez cada cuatro años, y cuando lo tienes delante, en directo, es brutal». Álvaro correrá el Campeonato de España de maratón y media maratón. «El embarazo también es un maratón y también se corre una vez en la vida», apunta, pero Paula, que competía en 1.500 metros y hacía pruebas de cross de 10 kilómetros, podrá decir que fue olímpica como espectadora y embarazada de mellizos.
Han visto voley, tenis en Philippe Chatrier, y, cómo no, atletismo en el templo de estos Juegos, el estadio de Saint Denis: «Muchas de mis mejores amigas están aquí compitiendo: Sonia Molina que hace el 4x100 femenino, Marta Pérez, en el 1.500 metros, y también Irene Sánchez-Escribano, en 3.000 m. obstáculos», a la que siguió en directo pasar a la final. «Esto ha sido lo más emocionante, y encima es toledana, como yo».
Antes de viajar a París fue al hospital para comprobar que todo estaba bien, y la vuelta a España la hizo ayer, lunes, el mismo día que se cumple la semana 28, sin haber sentido molestia alguna. «En todos los estadios nos facilitaban todo al verla embarazada. Además, en París hay muy poca gente y nos movemos en Uber por muy poco dinero». Ninguno quiere pensar qué estarían sintiendo de haberse quedado en casa; sería otro hueco más en su 'palmarés' vital, porque si tras aquel título nacional no llegaron otros no fue por falta de talento, sino porque Paula dejó el deporte. «Los atletas solo entrenan, duermen y comen, y yo, además, estudiaba Derecho y ADE, y tuve que elegir entre seguir con la carrera o ser atleta profesional, y al final me incliné hacia una vida más normal». ¿Cómo se toma una decisión así? «Pasé muchas noches sin dormir. Después de tanto trabajo deportivo y durante tantos años, llegas a los 23 y te ves que tienes que elegir. Me habría encantado haber tenido dos vidas, porque en mi otra vida haría lo contrario, sería atleta, pero no me arrepiento», afirma sin melancolía mientras se toca la tripa.
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Álvaro baja y sube las escaleras cada tres minutos para contarle qué pasa en la prueba y comprobar que está bien. «Estoy perfectamente», afirma ella, y solo hay que verla para saber que está más en forma que cualquiera de los aficionados que la rodean. «He tenido que dejar de correr por el embarazo, así que ahora solo nado y camino». De hecho, estaba tan en forma que logró la marca para correr la maratón de Nueva York con su marido este septiembre. «Iré el año que viene, me guardan el dorsal para la prueba de 2025», explica, y aunque tendrá que entrenar «con dos monstruitos en casa», la mentalidad olímpica que se lleva le dirá cómo.
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