En un principio era la amenaza de nieve y el frío lo que podría marcar la edición número 49 del Cros de Cantimpalos, pero el invitado especial terminó siendo el viento. Rachas tremendas que en la tarde anterior hicieron imposible a la organización instalar las ... lonas publicitarias y que, en la mañana de ayer, dificultaron muchísimo también el levantamiento de los arcos de salida y meta. No obstante, el esfuerzo voluntarioso de todos los implicados hizo que, una hora antes de comenzar las pruebas, todo estuviera preparado para que esta vuelta a la dehesa contigua a las piscinas de la villa segoviana estuviera preparada para acoger a los verdaderos protagonistas; los más de mil atletas participantes en las 13 carreras diferentes, que iban desde las categorías benjamín y prebenjamín hasta los sub-23 y la elite, con un especial protagonismo, como fin de fiesta, para el atletismo popular amigo del campo a través.
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La lluvia de las horas previas había reblandecido la superficie del trazado, diferente al de anteriores ediciones para adecuarlo a las nuevas normativas. Pero eso no quiere decir que ofreciera una dificultad extra a las ya consabidas de la propia variante.
De las dos carreras principales, la primera en salir fue la femenina. Con apenas cinco minutos de retraso sobre la hora prevista, el elenco de atletas sénior y sub-23 que iban a disputarse la carrera de 7.500 metros, se lanzaron al recorrido de la dehesa segoviana con precaución. La carrera comenzó con poco ritmo, ateridos todavía los cuerpos de las atletas por el frío y por una particularidad que ofrecía la combinación entre el circuito y las condiciones meteorológicas. Mediada la vuelta al circuito, tras una curva a izquierdas que prolongaba una dura recta con dos montículos, el viento pegaba casi frontal. Era un buen lugar para lanzar ataques si se podía, pero Azucena Díaz, maratoniana por naturaleza, sabedora de que podría ser la más lenta del grupo que se había formado en cabeza en caso de no atacar pronto, inició las hostilidades en el primer kilómetro. La segoviana Idaira Prieto actuó de forma muy inteligente, porque siempre fue controlando que la brecha no creciera, pero sin entrar a dar relevos. Así, poco a poco, faltando dos vueltas, se formó un grupo de elegidas entre las que estaban nombres como Cristina Espejo, Teresa Urbina o Laura Priego junto con Díaz e Idaira. Con ese grupo, en las que el sufrimiento, o al menos las evidencias del mismo, era desigual, se pensaba que la carrera aguantaría hasta la recta de 800 metros previa a meta. Los planos de Idaira iban por otro lado: a falta de dos kilómetros, una vuelta, arrancó y nadie fue capaz de seguirla, con lo que terminó ganando en casa para cerrar sus participaciones en los cros en esta temporada y empezar a centrarse en la pista.
A renglón seguido de la entrada de Idaira Prieto en meta, salían los atletas masculinos. Un gran elenco de españoles como Chiqui Pérez, Antonio Abadía o Benabbou, combinado con las habituales estrellas africanas entre las que destacaban los dos corredores de Burundi: Rodrigue Kwizera y Thierry Ndikumwenayo, ambos del Playas de Castellón.
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Sobre los 10 kilómetros del recorrido, los dos favoritos decidieron agazaparse durante los dos o tres primeros, cediendo el protagonismo a otros atletas como Yemane Haileselassie, que marcaba el ritmo. A una señal del dicharachero Kwizera, que corría su octavo cros consecutivo con el objetivo de volver a ser primero o segundo como lo había hecho en los anteriores, los dos atletas de Burundi tomaban el mando. A una segunda señal, corriendo ambos muy sueltos, decidieron romper y dejaron atrás a todos menos a Haileselassie, que aguantaría hasta bien entrado el último kilómetro. Luego se fueron esperando para entrar juntos y solo la diferencia de categoría, pues Kwizera todavía es sub-23, decidió que sería de nuevo Thierry, que ya venciera en 2019, el ganador. En cuarto lugar entraría Zakaria Boufaljat y quinto lo haría Antonio Abadía.
Importante destacar que, a pesar de que las dificultades que proponía el tiempo hicieron que las marcas no fueran significativas, ni tampoco los ritmos de carrera; sí hubo alguna victoria de atletas segovianos en otras categorías digna de reseñar. Como por ejemplo la de Pilar Moreno López en la categoría sub-20. La atleta del Image FDR, que ya venía de firmar buenos croses y de haber ganado en Alcobendas, se impuso con mucha claridad a atletas de más edad.
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En el resto de categorías, las de edades menores, los atletas de la provincia competían dentro de los Juegos Escolares en lugar de hacerlo por sus respectivos clubes; pero fue muy interesante el despliegue del prometedor Alejandro Domingo Mateo en la sub-16. Este atleta del club Sporting, en representación del Ezequiel González, planteó una carrera agazapado y sin conceder un revelo. Cuando llegaba el último tercio y percibió confianza en el atleta vallisoletano Keno García, cambió el ritmo y logró la victoria.
Con la carrera popular, con menos participación que en otras ocasiones, y las imágenes de niños de apenas cinco años corriendo por este trazado se cerraba la edición quizá más dura. Con la promesa de que la siguiente, la número 50, traerá sorpresas que han empezado a fraguarse ya.
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