![El Turégano descubre, fuera de plazo, la alineación indebida del Velarde en la Copa del Rey](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202210/25/media/cortadas/velar-km6D-U180497599894qcE-1248x770@El%20Norte.jpg)
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El gol con el que el Velarde eliminó al Turégano sobre el terreno de juego no ha sido nada comparado con el que el club cántabro le ha metido a la Copa del Rey y a la Real Federación Española de Fútbol. Javier Saldaña Higuera ... disputó el encuentro pese a que sobre él pendía un partido de sanción por «dirigirse al árbitro con términos de menosprecio» el sábado anterior. Alineación indebida de libro que se ha colado por los resquicios del procedimiento. El club segoviano se enteró fuera del plazo de 48 horas posteriores al partido. Y la RFEF, titular de la competición, opta hasta el momento por tragarse el sapo y dejar que un equipo que vulneró su reglamento tenga el premio deportivo y económico –unos 30.000 euros– de recibir al Sevilla en la siguiente ronda.
La rocambolesca historia empieza con el técnico del Turégano, Luis Bertó, que acudió a Camargo para analizar al Velarde en su duelo del fin de semana previo a la Copa. Fue un partido bronco que terminó con la expulsión de Saldaña una vez terminado el encuentro, fuera de la luz pública, en los aledaños del vestuario. El segoviano no tenía indicios para revisar el acta posterior al encuentro, pues sus ojos lo habían visto todo. Eso creía entonces. «Yo me fui del campo y no vi ninguna tarjeta roja. Es muy mala suerte; si lo veo, impugnamos, pero es que tampoco es mi misión, yo estoy centrado en el partido, no me imagino algo así».
El Turégano jugó en Cantabria el miércoles y cayó 1-0 en una eliminatoria directa. Su presidente, Luis Peromingo, consultó el domingo la alineación del Velarde, un simple cotilleo con el móvil. Le sorprendió que Saldaña, un centrocampista con talento, seguramente el mejor jugador de los cántabros cuatro días antes, no jugara. Empezó a husmear y descubrió el pastel: una resolución del comité de disciplina deportiva de la Federación Cántabra publicado el martes en el que sancionaba al jugador.
Por si fuera poco, hay agravio comparativo. Porque Peromingo intentó durante una semana saber si Nacho y Juan, sancionados por la Federación de Castilla y León, podían jugar. Tras cuatro correos electrónicos a la Real Federación Española de Fútbol sin respuesta y de buscar la mediación de la autonómica, ambos jugadores viajaron el martes a Cantabria con sus compañeros sin saber si iban a vestirse de corto.
El día del partido, mientras la plantilla entrenaba, Peromingo volvió a pedir luz verde a la autonómica ante el silencio de la RFEF. El consejo fue que, a la vista del reglamento, les desconvocara. Siguió corriendo el reloj y no fue hasta las 16:14 horas cuando llegó la respuesta oficial de la Española, a menos de cuatro horas del partido. En ella, cita el artículo 56.6 del código disciplinario. «Los futbolistas que resulten suspendidos con ocasión de infracciones cometidas en el marco de una competición de ámbito territorial no podrán intervenir en ningún partido correspondiente a cualquier competición oficial de ámbito estatal hasta que haya cumplido la sanción que fue impuesta». Asunto aclarado: Juan y Nacho no pueden jugar el partido más importante de sus vidas. El presidente recibió la respuesta mientras estaba comiendo con la directiva del Velarde.
Luis Peromingo, asume «toda la culpa» como presidente del Turégano. «No estamos preparados. No tengo un cuerpo técnico de diez personas; tengo dos –entrenador aparte– y les doy las gracias porque viajan, pierden todo el día y no juegan. Igual que miré lo de mis jugadores, tenía que haber mirado lo otro, pero tenemos tantas cosas en la cabeza que nos ha pillado. Reconozco mi error; si hay alguien quiere coger el club, yo soy capaz de dejar mi sitio. Es nuestra culpa, pero la Federación tampoco hace nada en estas situaciones».
Autocrítico, el presidente habla de «un error económicamente duro» y se niega a «poner el dedo» a ningún miembro de la entidad. «No voy a echar la culpa a mi delegado. Sí, es la función de un delegado, de uno que tiene un sueldo y se dedica exclusivamente a ello. Si tuviera alguien así, podría pedir responsabilidades. Pero aquí lo hacemos todos por el amor al arte». Ayer acudió al entrenamiento a explicárselo a los jugadores.
El entrenador, Luis Bertó, no quiere distracciones. Tras caer en casa del Diocesanos, su equipo es cuarto con 12 puntos. «Lo que quiero es que esto se cierre ya, que no empecemos ahora con el rollo de la Copa. Parece que no, pero anímicamente pasa factura. Y nosotros tenemos que estar mirando al siguiente partido».
El guión en el campo fue igual de amargo para Bertó, que gritaba a sus jugadores en la falta lateral que terminó en gol local, pero el viento silenció su voz. «Fue un despiste. Yo chillaba: la marca, la marca, pero no me oían. Estaba desgañitándome diciéndoles que había uno solo». En un desenlace alternativo, el técnico cree que sin ese gol habrían triunfado. «Si llegamos a la prórroga, el partido es nuestro. Ellos estaban bastante apretados y nosotros estábamos bien».
Peromingo busca justicia desde la noche del domingo. «Con la cara de gilipollas que se nos ha quedado». Se ha encontrado con poco margen de maniobra: está fuera de plazo para reclamar, por muy evidente que sea el caso. El club asume su condición de David ante Goliat y carece del músculo económico para sostener una pelea judicial de este calibre. «Somos un club pequeño, pero tenemos todas las de perder y lo que no quiero es que esto nos perjudique». La RFEF no contestó ayer a la petición de información de este periódico sobre lo sucedido.
El delegado de la Federación de Castilla y León de Fútbol en Segovia, José Soriano, apoya una revisión. «Si hay alineación indebida, partido perdido, no hay más interpretación; 0-2 y el Turégano, adelante». Y pidió flexibilidad en cuanto a los plazos. «Estamos acostumbrados, en el fútbol pasan estas cosas y más raras. El procedimiento será el que sea, pero ahí la Federación tiene que entrar claramente de oficio. Es un partido que controla la española; con los estatutos en la mano, la situación está clara». La pelota está en el tejado de la RFEF.
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