Ver fotos

Plomer celebra su primer gol con la Segoviana, el tercero que ha cerrado la cuenta este domingo contra el Cerdanyola. Juan Martín-Gimnástica Segoviana
Fútbol

El triunfo más fácil en el partido más difícil

La Gimnástica Segoviana no tiene necesidad de desgastarse para arrollar a un Cerdanyola que ha defendido mal y ha atacado peor

Sergio Perela

Segovia

Domingo, 5 de marzo 2023, 16:56

La legendaria Mary Poppins, aquella institutriz que podía cambiar cualquier dinámica negativa en positiva prácticamente sólo sonriendo fue una inspiración para generaciones. Y aunque es muy probable que ninguno de los jugadores de campo de la actual Gimnástica Segoviana hayan visto la película o recuerden ... sus canciones, en domingos como el del partido ante el Cerdanyola, se podía salir de La Albuera silbando aquel estribillo que decía «con un poco de azúcar esa píldora que os dan, la píldora que os dan pasará mejor».

Publicidad

Gimnástica Segoviana

Carmona; Borao (Hugo Marcos, min 72), Javi Marcos, David López (Astray, min 52), Rubén (Arévalo, min 46); Fer Llorente, Manu, Juan de la Mata; Pablo Arranz (Ivo, min 59), Diego Gómez y Javi Borrego (Plomer, min 72)

3

-

0

Cerdanyola

Jagoba Zárraga; Bruno Lorente (Lucas Pariente, min 63), Carbonell, Castillo, Marc Vicente; Padillo (Nils Puchades, min 74), Marcos Gorriti (Adam, min 46), Gbizie, Juanan (Gonpi, min 63); Niko Kata y Dani Ruiz (Boris, min 46)

  • Goles: 1-0, min. 16, Rubén; 2-0, min. 30, Fer Llorente; 3-0, min. 77, Plomer.

  • Árbitro: José Antonio Muñoz Blázquez. Amonestó a Rubén y Carmona por parte de la Gimnástica y a Bruno Lorente y Boris por el Cerdanyola.

  • Campo: Estadio Municipal de La Albuera. 988 espectadores.

  • La clave: El planteamiento del Cerdanyola y sus errores defensivos facilitaron el trabajo de la Gimnástica.

No es posible imaginar a Ramsés Gil descendiendo de los cielos como Julie Andrews sujeta a un paraguas, pero sí cabía imaginar que pensaba el técnico segoviano que tragarse la píldora del Cerdanyola iba a ser más duro. Esperaba un autobús de dos pisos por delante de la portería; uno de esos partidos de los que hay que picar para abrir grietas en los muros. De esos que se le atragantan de vez en cuando a la Segoviana, cuando le cuesta aprovechar las escasas opciones que pueda dejar el rival.

Sin embargo, quizá en las horas previas al encuentro, aprovechando que la dinámica de los catalanes estaba siendo buena, su entrenador Oliver Ballabriga hizo suya otra parte de dicha letra («El ser feliz es un truco al fin») y quiso innovar. Nada de autobús, sino una alineación con vuelo, plagada de medias puntas, interiores ofensivos, jugadores de banda y un único medio centro. Los diez primeros minutos sorprendió. Después, con cada pieza tendiendo hacia sus zonas de confort, todo se le rompió en dos líneas. Una presionaba arriba y no bajaba, mientras la otra se aculaba atrás. 40 ó 50 metros en el centro del campo quedaban abonados para la inteligencia de la Gimnástica.

Goles inéditos

Otra de las claves del partido fue que la primera que tuvieron los segovianos, acabó dentro. Un gol que se podría catalogar, por su inverosimilitud, como de autor. Una pelota desde el centro del campo en los pies de Juan de la Mata, un desmarque de fuera hacia dentro de Rubén para colarse entre los centrales; un balón bien puesto y un remate de cabeza desde abajo hacia arriba que hace un extraño, como una especie de mansa vaselina, y se cuela por encima del portero. Un gol que, por muchas razones, no se suele marcar. De esos que si se consiguen con la Play Station uno piensa que ha encontrado un agujero de gusano en el juego. Un gol que no le deben meter a un equipo que lucha por la permanencia.

Publicidad

El tercero, el que daba ya la tranquilidad total, llegaba en otra acción que no le deben penalizar a un equipo de abajo, cuyo deber es enseñar los dientes por más mellados que éstos estén. Un córner desde el perfil izquierdo del ataque, un balón a media altura al primer palo y Dani Plomer anotaba con el interior en el primer partido que disputaba, al fin y lesión mediante, con la camiseta de la Sego. Sin oposición, todo fluyendo, el viento hinchando las velas gimnásticas convirtiendo la labor en diversión.

«Nos han sorprendido con la alineación y su ubicación en el campo, pero con la flecha para arriba todo es mucho más sencillo»

ramsés gil

Entrenador de la Segoviana

El segundo gol convenía saltárselo para explicarlo bien, porque fue uno de esos que la grada de La Albuera paladea y rememora con una sonrisa tras el partido. Una de esas acciones de primeros toques, precisión en cada pase, movimientos acompasados de todos los protagonistas. Y el rival quedando como un mero comparsa, un extra de rostro difuminado en el fondo de la escena.

Publicidad

Entre Manu y Pablo Arranz iniciaban la acción por el perfil derecho en un tuya mía que pronto encontraba a Fer Llorente para dar sentido hacia el otro lado. Una dejada de Borrego de tacón hacia Rubén, un periplo de la pelota en torno al balcón del área buscando opciones propicias de golpeo hasta que de nuevo Llorente, brújula y sentido gimnástico, abría a la derecha. Y ahí Arranz, al fin y después de muchos intentos, ponía bien la pelota con el interior para devolvérsela al centrocampista que, con el interior y en un remate quizá hasta poco fino, alojaba la pelota con un pase a la red para convertirla en un clamor de gozo.

Arrastrados por la inercia

Es altamente probable que, como el común de los mortales, Oliver Ballabriga haya escuchado mil veces aquello de hacer las cosas de forma diferente si se quieren conseguir resultados diferentes. Bastante posible también que, tras una primera parte en la que haciendo todo de forma diferente le volviera a salir rematadamente mal, decidiera volver a ser infiel a sí mismo metiendo dos cambios en el descanso. Un delantero diferente y un mediocampista que le diera sentido a su equipo. De nuevo, otros diez minutos de balones al área y cierto aire de peligro, aunque bien solventado por la defensa de la Sego.

Publicidad

También fue infiel a sí mismo Ramsés, que quitó a Rubén en el descanso al haber visto una tarjeta amarilla y que, aunque por obligación, tuvo que hacer cambios antes de lo que acostumbra. Se lesionó David López y tuvo que tirar del recurso de Juan de la Mata como central. Quizá pensando que, ni aún modificando todo el perfil izquierdo de su defensa el rival conseguía hacer daño, decidió dar entrada al mallorquín Dani Plomer. El extremo entró por la derecha y empezó a buscar florituras que dejaron a las claras su calidad. Pero florituras bien tiradas, recursos bien lanzados acompañados por cambios de ritmo que tenían todo el sentido. Travieso, bien de dinámica y sobrado de desparpajo, si encima llega con un gol bajo el brazo no ha podido caer mejor Plomer entre la hinchada segoviana.

«El primer gol y el tercero son goles que no tienen que meternos, porque a balón parado no podemos recibir»

Oliver Ballabriga

Entrenador del Cerdanyola

Haciendo los deberes en casa, los móviles se fueron con mayor descaro hacia las páginas que actualizaban resultados para ver, seguramente atónitos, cómo los rivales perdían puntos en una jornada redonda. Eso sí, nadie miraba la parte baja de la tabla, esa que ahora queda ya a quince puntos de distancia. Sino a los dos de arriba, al Melilla y al Atleti B. Porque soñar no es gratis para el pobre y lo suyo ha costado estar a estas alturas de temporada con 41 puntos, cuando la pasada se jugó la permanencia con 42.

Publicidad

Se ha pagado el peaje y la grada quiere volar más alto. Por eso silba, y quien se acuerda canta, aquello de «lleva la abeja a su panal el dulce néctar de la flor pero siempre vuela y vuela con tesón, porque una gota de elixir de cada flor se guarda al fin y así igual, igual, le alegra el trabajar». Con un poco de azúcar, la píldora semanal de la Sego entra mucho, pero que mucho mejor.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad