La Segoviana disputa en Vigo una final contra el Coruxo y contra su propia historia

Esa emoción, o esa angustia para los aficionados gimnásticos, puede paliarse con puntuar. Porque las variantes si se pierde en 'O Vao' son múltiples. La primera, que el Marino tampoco gane. No obstante, si la Gimnástica pierde y el Marino de Luanco hace lo que debe, que es ganar, no significa que no quepan posibilidades de jugar el 'play out'. Se puede evitar dicho partido si el Mutilvera, con 42 puntos dentro del Grupo II, tampoco gana. O si, en el Grupo III, Prat o Andratx pierden y Badalona pierde o empata. También si en el Grupo IV el Don Benito, que tiene 40 puntos, pierde o empata. Después de estas, hay más combinaciones, más enrevesadas, que pueden darse entre grupos que salvarían a la Sego. El partido en Vigo es un salto con red, pero no conviene probar el espesor de la misma.

Se lleva diciendo toda la temporada que no es el campo del Coruxo el que cualquiera elegiría para ir a jugarse los cuartos. Hace seis meses, esa idea se reforzaba cuando el club gallego decidía cambiar en el banquillo y darles mando a los hermanos Jacobo y Marcos Montes. El cambio a principios de diciembre, con mucho tiempo para la reacción, ha impulsado a un equipo que desde ese momento ha sumado 38 puntos mostrándose extremadamente fuerte en casa, donde ha obtenido 31 puntos en toda la competición perdiendo únicamente un partido: en la segunda jornada y frente al Unión Adarve. El más difícil todavía para la Gimnástica Segoviana.

«Tenemos un partido de los que a lo mejor solo se juegan una vez en la vida», decía Ramsés Gil quizá a modo de motivación incluso interna. «Cuando te metes en este mundo, cuando te quieres dedicar al fútbol, si lo haces es para jugar estos partidos. Esto es un regalo, lo entiendo así. Jugar este tipo de partidos en un escenario como el que vamos a ir, que es un campazo con un césped espectacular, las mismas dimensiones que La Albuera; es una verdadera bendición». Recurre a la motivación, pero también al poso que tienen algunos jugadores del equipo, «con muchas batallas a sus espaldas». Todos conocedores de ese devenir histórico del club del que el entrenador lleva un par de semanas hablando.

Dos equipos de propuestas que parten del balón. Dos equipos que saldrán al campo en busca de conseguir un objetivo, no sin aspiraciones. El partido se antoja abierto, con ocasiones; quizá con tintes como el que se jugó en el campo del Bergantiños. Aunque los datos defensivos del Coruxo hablen de solidez, la Sego no quiere especular con un partido en el que el tiempo transcurra de forma inocua. «Vamos a salir a por ellos. No podemos estar pendientes de sus quince primeros minutos y estar pendientes. La idea inicial es justo al revés: que el Coruxo tenga que estar pendiente de cómo salga nuestro equipo». De nuevo un planteamiento de partido a cara de perro, porque sabe el entrenador que los vigueses no son equipo de especular con los fallos del rival, sino de salir a reclamar balón y espacios.

La gran duda que se establece para configurar lo que podría ser el once de la Gimnástica Segoviana está en el delantero. Javi Borrego ha sido siempre la apuesta de Ramsés arriba, aunque hayan empeorado sus números de cara a portería desde que no parte de la izquierda. Le gusta el trabajo que hace el salmantino en la presión y la forma de asociarse con la segunda línea. Pero Borrego será baja por sanción; una baja que ni siquiera el jugador conoció hasta terminar el partido frente al Palencia. Sabiendo que el entrenador segoviano no es amigo de cambiar demasiados jugadores de posición, se entiende que recurrirá bien a Diego Gómez, bien a Fran Adeva.

El segoviano no ha tenido la continuidad quizá esperada en la temporada y ha jugado minutos sueltos, pero haciendo goles importantes como el de la victoria en Coruña. «El último mes la verdad es que he dado un salto. Estoy mejor físicamente, he dejado atrás definitivamente los problemas», decía un Gómez que destacaba este partido como el más importante de su carrera junto al del ascenso de un año atrás. Está motivado, deseando ganar minutos tras todas las incertidumbres que ha pasado. Una inercia diferente a la de un Adeva que sigue trabajando denodadamente en cada entrenamiento, aunque ha perdido protagonismo hasta ser el último en las rotaciones. Todo apunta a Diego Gómez arriba, también por la capacidad del segoviano de trabajar en la presión. Pero quizá sea la segunda opción si es que hace falta buscar revulsivos en los últimos minutos, dado que Álex Conde está entrenando, pero visiblemente no al mismo ritmo que el resto. Una cita con la historia. Otra más.