La Segoviana confía en estabilizar su rendimiento tras la goleada frente al Marino

Si de algo debe servir la balsámica goleada del domingo en La Albuera, es de enseñanza importante a una Gimnástica que no debe volver a caer en lo que resta de competición en una racha semejante de derrotas como la que ya ha quedado atrás. Esas cinco jornadas consecutivas sin sumar un solo punto, ni anotar un solo gol, han llevado al equipo a convivir con las zonas bajas de la tabla que hoy han dejado atrás, pero no mucho. El Salamanca es el equipo que marca en estos momentos la zona roja y tiene los mismos puntos que los azulgrana, 16. El caso es que se ha esgrimido bastante en estas duras semanas la idea de que todos los equipos caen en rachas negativas y, por el momento, los hechos demuestran que en este grupo no es así. El único equipo que ha sufrido una racha peor de derrotas consecutivas ha sido el Ceares, con seis jornadas sin ganar, y actualmente es último en la tabla a seis puntos de la zona de salvación, lo cual supone una grieta amplia a estas alturas.

Es cierto que en los equipos que entraron en ciertas semanas dubitativas se da una pauta muy clara: recibieron, por este orden, al Pontevedra y al Compostela. En esos dos encuentros, vieron la cara oscura del grupo. Le ha pasado recientemente al Avilés, que tras cruzarse con los dos colosos gallegos, ha perdido los tres partidos siguientes. Al Marino mismo le había ocurrido algo similar y entró en un bucle de cuatro derrotas, aunque a Segovia llegaba con una buena pauta de dos semanas sin perder. La Llanera, el rival del próximo domingo, acumula cinco derrotas consecutivas también después de haberse cruzado con Pontevedra y 'Compos'. Solo hay un caso contrario, que es el del URJC Móstoles, que salió bien parado de esos cruces y, desde entonces, acumula cuatro victorias consecutivas.

Sea como fuere, las pautas habituales que se están marcando en la competición, se mueven en una regularidad en la que la mayoría de puntos se obtienen en casa y fuera se intenta minimizar el daño. Pautas a las que se agarra con fuerza un equipo como el Cristo Atlético, que demuestra claramente que puede perder con cualquiera y ganarle a cualquiera. Analizar sus resultados en esta temporada es extremadamente difícil para encontrar una línea. Alterna un par de victorias con una o dos derrotas y, actualmente, viene de haber perdido por 3 goles a 2 contra la Llanera. Esa es la regularidad que todos buscan.

Para una Segoviana que vivió su punto de inflexión en el Estadio de Espiñedo, con una primera parte de tocar fondo y una segunda mitad de ganar confianza; que reforzó esa línea paradójicamente con lo que algunos en el vestuario señalaban casi como un fracaso por no haber apeado de la Copa al Mallorca; es el momento de que el barco tome un rumbo estable y entre en esas dinámicas. Llegarán más derrotas, pero no deben parecerse en absoluto a ese torpedo en la línea de flotación que fue el 0-2 contra el Pontevedra. Manu González recupera, además, de cara a este fin de año efectivos importantes. La aportación de Álex Conde ya empieza a ser hasta decisiva y la llegada de Diego Gómez va a aumentar la competitividad con Adeva. Estos dos partidos fuera han de marcar otra pauta.