Horas después de que la Gimnástica Segoviana lograse la permanencia en Elda, el periodista Nacho Barrio relacionaba en su cuenta de Twitter dos fotografías. La primera la había tomado él mismo el 28 de junio de 2015 y en ella un niño de apenas ocho ... años con la camiseta del equipo, cabizbajo y desolado, conocía el sinsabor de la derrota. La Sego acababa de perder en Algeciras el partido de vuelta del play off de ascenso y tenía que seguir en Tercera. Su abuelo, con paciencia y ternura, procuraba consolarle. La otra imagen, tomada en Elda, muestra el momento en que la plantilla mantea a Ramsés tras lograr la permanencia. Y, de fondo, apoyado en la barandilla del campo, ataviado con la camiseta y la bufanda del equipo, pero esta vez con una sonrisa brillante en la cara, aparecía el mismo chaval. «No sé si el chico que observa desde la grada es el mismo que fotografié cuando no subimos contra el Algeciras. Pero si lo es, realmente me alegro», escribía Barrio. «Soy el chico de las fotos», contestaba horas después Saúl. «Un día de tristeza consolándome mi abuelo y después de 7 años un día de muchísima alegría. ¡Esto es el fútbol y nunca dejaré de apoyar a mi Sego!».
Publicidad
La primera foto está tomada en la terraza de la churrería que regenta su padre, también Saúl de nombre, en el barrio de Nueva Segovia. Y es ahí, en una mesa con algo más de sombra, donde el joven Saúl, ataviado con su chándal de la Segoviana, puesto que es el portero del Cadete C y tiene entrenamiento después, recuerda que la tristeza de tantos años atrás se quitó rápido con un truco de su abuelo. «Me llevó luego a las Ferias y se me quitó pronto el disgusto», cuenta mientras sonríe. Un poco más tardó en pensar lo que debía escribir cuando su padre le mostró, después de que por la noche le llegara a él un mensaje, que había salido en redes sociales. Cuando el fútbol le dio el primer disgusto, él ya llevaba un año siguiendo al equipo: «Mi padre llegó un día a casa y me dijo que si quería ir a ver a la Sego, dije que vale y así empezó todo. Hasta ahora. Y falto a muy pocos partidos: cuando juego yo o cuando tengo que estudiar para el día siguiente».
A Elda su padre no le pudo llevar, y eso que cuando la Gimnástica perdió contra el Coruxo le dijo que si iban para Alicante. «Mi padre no podía ir, porque tenía trabajo». Fue con unos amigos muy cercanos y ese día antes de las cuatro ya estaba en pie. «Me bajé con mi padre, que tiene que estar aquí a las cuatro y luego nos fuimos a las cinco y media. Ayudé un poco en lo que tenía que hacer y luego le informaba». Saúl recuerda los dos partidos con mucha nitidez. Del segundo, los nervios sobre todo. «Con el empate me vine abajo, pero luego tuvimos el larguero de Dani y con el gol de Manu, ya más tranquilos. Cuando llegó la sentencia de Szymanowski, ya estábamos en la barra», donde luego aparecería en la foto, celebrándolo.
La afición de Saúl por el fútbol fue lo que llevó a su padre, que esporádicamente subía a La Albuera a ver a la Sego, a preguntarle «¿Quieres ir al fútbol a ver a la Segoviana? Siempre le ha gustado el fútbol, siempre desde bien pequeñito jugando al fútbol. Y como seguía queriendo ir, nos hicimos socios». Socio 109, nada más y nada menos. «Siempre que se puede, él va a acompañar»; incluso fuera de casa en alguna ocasión. En la memoria, tan selectiva y exclusiva como la de los gimnásticos más antiguos, guarda recuerdos de índole bien distinta como el partido del ascenso ante el Malagueño, o el que sentenció al equipo en la última temporada en Segunda B, frente al Unión Adarve. Pero Saúl cree que el de Elda es distinto: «Es muy diferente por cómo ganamos. Es que si perdemos, bajamos a la quinta categoría y es como si fuese la regional o una regional más potente. A ver si podemos estar más años y a ver si podemos conseguir el ascenso a Primera Federación alguna vez».
Publicidad
Saúl tiene dos sueños futbolísticos. Uno es, por supuesto, el que menciona de ver jugar a su Sego un 'play off' de ascenso a la siguiente categoría, ya tan cerca del fútbol profesional. El otro, jugar él mismo en el equipo. Lleva dos años vistiendo los colores de la Gimnástica, «pero antes estuve en el Monteresma, jugué en Unami un año y luego ya me vine a la Segoviana». Como dice, «con el sentimiento que tengo con la Segoviana», es imposible que sienta más orgullo portando el escudo del club. Porque para él, es su primer equipo, por encima del Barcelona, del cual es aficionado. A la pregunta de si siente más una derrota de la Sego que una del Barça, la respuesta no deja lugar a dudas: «Sí, muchísimo más. Cuando me saltan las notificaciones con que va perdiendo la Segoviana, me jode mucho. Y el Barça, pues bueno, como pierde mucho ya me da igual. Mejor que gane la Segoviana y que pierda el Barça».
No sabe de dónde le viene un sentimiento tan grande, aunque está claro que es a la fuerza de ir a ver el fútbol a La Albuera. Tampoco sabe de dónde le viene lo de ser portero, pero lo ha sido siempre y le gusta porque «puedes pasar de héroe a villano». Gimnástico y portero, dice sentirse impresionado por la voz de Carmona: «A mí me cuesta dar una voz para mandar al equipo y esa voz que tiene, a veces, da miedo». Lo mismo también por eso su jugador preferido es Szymanowski, aunque en fuerte competencia con Rafa Llorente, Manu o Dani Arribas. Sin embargo, quizá por su timidez, apenas tiene una foto con Arribas y el recuerdo de que Álex, el que fuera central del equipo, el día de su comunión le regaló un balón y una camiseta firmada por toda la plantilla. Recuerdos que, a sus 15 años, le siguen haciendo sonreír de un modo especial. A Ramsés no le vio jugar, pero le haría ilusión que se quedase en el banquillo «por cómo lo vive. El primer partido contra el Compostela, metió a los jugadores caña, que peleasen cada balón a muerte y lo vive mucho. Tiene un sentimiento muy grande».
Publicidad
El sentimiento que lleva dentro Ramsés es exactamente el mismo que el de Saúl. Algo a lo que ya no se puede renunciar. Ni él, ni la familia, porque ya ha hecho gimnásticos a su abuelo y a su padre. Para él, ser de la 'Sego' es «ir al campo los domingos y que la gente disfrute y se lo pase bien con el equipo; porque yo creo que esta temporada podría haber ido más gente de la que hemos ido. Por ejemplo, el día del Llanera, que si hubiésemos ganado no s podríamos haber metido en el play off. O el del Cristo Atlético, con el Día del Niño, que podría haber ido más gente». Antes de marcharse a entrenar, coge su bufanda y se hace las fotos. Con timidez, pero con una razón más para renovar su tremenda fe en la Gimnástica Segoviana.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.