Con el partido perdido, con ocasiones del Coria para haber hecho el segundo materializando un dominio que no había sido total, pero sí a raíz de haber recibido el tanto; la Segoviana lograba un empate tremendamente sufrido con el gol de un canterano de sangre ... como Ivo.
Publicidad
El calor, más propio del mes de agosto que del de octubre, iba a tener mucho que decir en el partido. El mayor condicionante de todos, no obstante, era el campo. Un césped artificial más digno de un solteros contra casados de fiestas de pueblos que de cobrar 15 euros por una entrada como se cobró a los aficionados gimnásticos, una quincena también, que se desplazaron hasta la localidad extremeña.
Con la Sego bien plantada en el artificial, sabiendo que no había lugar a transiciones, sino a golpeos largos a Gómez arriba o descargas a espaldas de los laterales; el Coria tuvo momentos en los que, con Ledesma y Sergio Gómez ganando enteros en el medio, quisieron mandar. Todo lo que uno puede mandar en un campo en el que no se puede tocar, en el que el bote de la bola es impredecible y en el que lo que mandaba era equivocarse poco. Y equivocarse poco equivalía a dominar los aires, porque el balón terminó con mal de alturas, y golpear con firmeza lo más lejos posible de la portería propia.
CD Coria
Toni Varea, Cera, Melli, Asiel Mateo,
1
-
1
G. Segoviana
Carmona, Adrián Pérez, Javi Marcos, Óscar de Frutos, Rubén, Manu, Fer Llorente, Hugo Díaz, Borao, Diego Gómez y Dani Arribas. Tambiñen jugaron: Javi Borrego, Acuña, Juan de la Mata e Ivo.
Goles: 1-0, Ledesma (min. 51); 1-1, Ivo (min. 90).
Árbitro: Francisco Sáez. Amonestó a Dani Arribas y Fer Llorente por parte de la Gimnástica.
Incidencias: Estadio César Sánchez. 700 aficionados. Se guardó un minuto de silencio en memoria de los fallecidos en la tragedia en un campo de fúbol de Indonesia.
En esos dimes y diretes, un Javi Marcos que paradójicamente se estaba convirtiendo en el dominador del centro del campo de todas las vaces que tenía que pisarlo para perseguir a Cerro, metió un balón directo raso para la carrera de Diego Gómez entre el central diestro y el lateral de la zona. El nueve gimnástico golpeó como debí coa y su derecha se marchó cruzada.
Publicidad
Sin dueño claro y con alternancias constantes en el juego y en el dominio, las mejores opciones de ataque extremeñas las encontraba el lateral zurdo Iván Simón, que con una potencia física tremenda acompañada de mucha precisión en la conducción, se lanzaba a aventuras en solitario. En una de ellas, falta en tres cuartos de cancha y golpeo de Traver que, retocado por la barrera en el salto, llegaba a la portería de Carmona con la necesidad del portero de meter la punta de la mano. Si todo estaba igualado en juego, ya lo estaba también en opciones de claro peligro.
La mejor para la Sego iba a llegar casi al descanso, también a balón parado. En una falta rapiñada por Dani Arribas en el centro del campo, Ramsés pidió a los centrales que subieran a rematar. Con todos escorados a la derecha y preparados para recibir, Rubén arrastró al hombre de la barrera en un engaño y Llorente sacó en corto ante el desconcierto del Coria. De segundas, se la puso en la cabeza a Gómez, en la zona izquierda. El delantero la cambiaba de palo y, como en una máquina de 'pinball', el balón le volvió para que la pegase con la zurda. Lo hizo mal, al lateral de la red y sin control, cuando la oportunidad era de esas que en partidos así de reñidos se repiten poco.
Publicidad
Armas inesperadas se vuelven importantes en partidos tan diferentes como el de Coria. Los desplazamientos de Javi Marcos de derecha hacia la izquierda del ataque, complicaban mucho a los centrales del equipo extremeño. En un córner sustraído así, Fer Llorente buscó un golpeo tan cerrado que obligó a Toni Varea a despejar. La pelota rechazada terminaba en la cabeza de Hugo Díaz, que no supo precisar. Enseguida, tras el perdón, llegó el castigo. Pudo marcar Traver, que se quedó solo frente a Carmona tras un error grosero de Rubén y el portero envió a saque de banda lo que debía haber sido gol. En esa misma acción, mal defendido el saque lateral, Ledesma llegaba desde atrás para tocar la pelota lo justo como para que el remate fuera un pase a la red. Partido roto, de nuevo, tras no haber conseguido finura y acierto.
Con el gol en contra y un gran porcentaje de partido por tanto del lado del equipo de casa, Ramsés de inmediato llamaba a filas a Javi Borrego y al Toro Acuña. Uno, el primero, entraba en banda derecha, mientras que el paraguayo se iba a la izquierda, al contrario que en otros partidos previos. Era sumar leña a la caldera. Calidad y contundencia en la parte alta para tener más ocasiones y rascar al menos un punto.
Publicidad
Bien asentados y queriendo mantener los nervios acerados, las imprecisiones se cebaron con la zona de finalización gimnástica. Disparos erráticos, últimos pases poco atinados. Mientras, el Coria, en el pupitre de enfrente, todo lo contrario. Poco riesgo, defendiendo muy juntos y a sacar rédito de la ventaja. Lo difícil en ese campo era adelantarse y, con eso hecho, los extremeños no querían cometer ningún pecado. De hecho, su pecado fue fallar en el segundo palo una acción que habían logrado lanzar con ventaja desde la derecha y que la Sego, volcada como estaba en directrices ofensivas, leyó de forma bastante irregular en defensa. La tuvo Alberto, que se echó demasiado sobre la línea de gol obviando que tiene que entrar la pelota antes que el jugador para que el tanto valga.
Si ya de entrada los cambios no estaban funcionando, porque el equipo no estaba sabiendo cómo encontrar en ventaja ni a Acuña, ni a Borrego; los minutos, más bien la falta de ellos, iban haciendo mella. Crecían los nervios y la precipitación en un partido en el que, desde el gol, no estaba pasando nada de nada. Llamó Ramsés a Juan de la Mata y a Ivo para seguir moviendo el agua. Pero la intensidad extremeña era otra. Sus cambios entraban con hambre, enseñando los dientes en cada acción y creyendo en la salvaguarda de los tres puntos. Y los segovianos no. Lo hicieron más tímidos, menos intensos. En realidad era como salir en una carrera de 100 metros diez por detrás.
Publicidad
«¡Va a llegar!», gritaba el entrenador gimnástico desde la banda cuando iba entrando el partido en los últimos diez minutos. Pero con el Toro acostado en la izquierda, se perdía efectividad ofensiva, porque por mucho que ganaba acciones, tenía que recortar para poner centros a pierna cambiada. Y Borrego, sin recibir en la banda derecha una sola pelota, se perdía en idas y vueltas hasta las zonas de medios a ver si tocaba una pelota. Buscando marcar, pudo y debió la Sego recibir otro tanto. A tres minutos del final, un error de Javi Marcos debaja solo frente a Carmona a Alberto. De nuevo Carmona solucionaba la papeleta.
Con Adrián y Rubén como extremos y mucha leña en la zona ofensiva por el medio, la Sego ya buscaba barullo. Un balón a la olla y que fuera lo que Dios quisiera. Y Dios quiso que una pelota del Toro, desde la izquierda en ese esfuerzo de ponerla con la derecha, Fer Llorente la ganaba por alto e Ivo aparecía de la nada para echar la pelota con la cabeza, mansa e imposible para el portero extremeño, a la red. Un empate agónico. Un empate quizá inmerecido, aunque una vez conseguido quiso más y metió el partido en la centrifugadora. No se sacó más, pero se quiso.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.