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Diego Gómez y Ramsés se abrazan al finalizar el choque frente al Bergantiños. Juan Martín-G. Segoviana
La revancha goleadora de Diego Gómez

La revancha goleadora de Diego Gómez

Tras haber reaparecido en diciembre, el delantero de la Segoviana se reivindica con un gol decisivo tras dos meses en el dique seco

Sergio Perela

Segovia

Martes, 12 de abril 2022, 11:01

La película de la temporada para Diego Gómez está siendo una montaña rusa de sensaciones. Mucha paciencia y mucho trabajo tuvo que aplicar a la hora de salir de la rotura del ligamento cruzado de su rodilla, del cual se acaba de cumplir un año. Reaparecía a principios de diciembre, tras haberse incluso enfadado con Manu González por no haberle permitido entrar antes en la normalidad de los entrenamientos. Aquella tarde, en la goleada en casa frente al Marino de Luanco, salía en el último minuto del tiempo reglamentario y anotaba su primer gol. Apenas un minuto después marcaría otro, aunque no subiría al marcador. El domingo, en el campo del Bergantiños, entraba en juego cuando faltaban ocho minutos para el 90 y con el partido igualado a un tanto. En la segunda oportunidad de la que gozaba, volvía a anotar. En el medio, otros dos meses de sufrimiento en los que no ha entrenado con normalidad y que le estaban sumiendo en la desesperación.

Porque el calvario de Gómez, lejos de lo que él podía pensar en un principio, no iba a terminar con su grave lesión. Hace dos meses, el delantero empezaba a notar un crujido en la rodilla operada. «Entrenando me llevé un golpe en la rodilla y empecé a notar que algo no estaba bien. Pensamos que podía ser una fibrosis, algo normal tras el golpe y la operación; pero me hicieron EPI, me trataron con agujas, etcétera y seguimos sin saber qué es. Me tendré que acostumbrar», comenta sonriendo al final como quien encoge los hombros ante ciertos gajes del oficio. Hace dos semanas, aunque le molesta todavía al flexionar, comenzó a entrenar al mismo nivel que el resto de nuevo. Cuando Ramsés recurrió a él en 'As Eiroas', entró al campo sin pensar en la rodilla, ni en el crujido, porque «no estaba el partido como para ponerse a pensar en eso. Era de ida y vuelta y yo salí a dejarme el alma. Tenía que dar ese pequeño salto».

Una inyección de moral que hace que la salvación se vea más cerca

Al término del partido, tras una carrera para terminar fundiéndose en un abrazo con el entrenador, Manu Olmedilla decía que se había dado un paso de gigante hacia la salvación. Las caras del equipo cuando llegaron al autobús las acostumbradas pizzas para comer antes de iniciar el viaje de vuelta, eran de descargo y celebración. «No te imaginas lo importante que es esta victoria», comentaba un jugador en medio del festejo.

Situados con 36 puntos en la plaza inmediatamente anterior al descenso, en la que dependiendo de los puntos se puede tener que disputar una ronda por la permanencia, el equipo mira directamente hacia arriba. El Bergantiños era el último rival no directo que quedaba en la competición. «El domingo, con todos los respetos hacia el rival, hay que pasar por encima del Arenteiro», recalcaba Ramsés en sus declaraciones posteriores al partido. Los orensanos están por encima en la tabla, con 40 puntos; pero se juega en casa. Después, la 'Sego' viaja a Luanco, a medirse a un Marino que es el inmediato perseguidor, en descenso con dos puntos menos que los gimnásticos.

Si se llega a ese duelo con mayor distancia, mejor. Además, en La Albuera el resultado fue de 4 goles a 1. Tras esa salida, quedarían dos partidos consecutivos en casa y el primero de ellos contra otro equipo de los de abajo, el Llanera, en descenso con los mismos puntos que el Marino, 34. El Cristo Atlético, con 41 puntos, vendrá después a Segovia quizá con menos aspiraciones que ahora. Y todo acaba en el campo del Coruxo, también con 40 puntos.

Ese «pequeño salto» supuso nada menos que el gol que daba la victoria, casi sobre la bocina, a la Gimnástica en el campo de un equipo aspirante al 'play off' por el ascenso. Tres puntos que suponen que, en la era Ramsés, el equipo sume 9 de los 12 posibles. «Tres puntos de muchísima importancia, en el campo de un equipo de arriba. Puede que se sumen tres en la tabla, pero en la moral suma más, nos da un plus».

El promedio goleador de Diego Gómez en la temporada es impresionante. Ha disputado en total, sumando el día que más –44 minutos frente al Unión Adarve en casa–, 138 minutos sin contar con los descuentos correspondientes de cada partido. Ha marcado dos goles, cuando el máximo goleador de la plantilla sigue siendo Javi Borrego con 6 tantos. Con razón declaraba su entrenador en la sala de prensa que, cuando pensó en darle minutos, «sabía que iba a marcar». «Si lo sabía o lo intuía», comenta Gómez, «no me lo dijo. Pero desde luego algo intuyó o algo vio cuando decidió que tenía que salir y que además tenía que hacerlo en banda». Un detalle, por cierto, que tampoco fue fruto de la casualidad.

Intrahistoria de un gol

A Diego Gómez no le sorprendió en absoluto cuando Ramsés le dijo que iba a entrar en lugar de Rafa Llorente, ocupando la zona del extremo diestro. «Vengo entrenando últimamente como extremo derecho, como extremo izquierdo. El partido estaba muy roto y me dijo que tenía que aprovechar los espacios. 'Borre' está haciendo un trabajo increíble como delantero y pienso que cada minuto que te concedan es un privilegio. Tenía que romper al espacio y ser pesado». Esas eran las directrices.

Ocurre que justo en una acción de ataque previa al gol, Diego trató de sacar ventaja al jugar a pierna cambiada y se fue metiendo hacia dentro desde la banda. Sin embargo, su indecisión sobre si tirar a puerta o ceder la pelota a Manu, que venía en segunda línea, conllevó una pérdida en el borde del área contraria y un contragolpe del rival. Rui, en la distancia, le reprendió; igual que el propio Ramsés. «Una bronca bien echada», analiza el delantero; «porque dudo, pero es que para mí es una posición nueva y tiene estas cosas. Sí te digo que estaba rezando para que en la contra no pasara nada». En la siguiente jugada fue cuando llegó el gol, en una jugada en la que el delantero no dudó. Sí lo había hecho en los meses previos, de si podría volver a jugar un minuto esta temporada: «Pensaba ya en la próxima pretemporada».

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