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Juan Díez Regidor-ADG
Tordesillas
Domingo, 21 de abril 2024, 21:24
Al Atlético Tordesillas no se le puede dar por muerto. Nunca. Ni aunque esté en la lona. Ni cuando pide la hora con el empate. Ni cuando Farolo salva por tres veces lo insalvable. Ni cuando el árbitro da un minuto más con las piernas en las últimas. Ni siquiera ahí. Porque es precisamente entonces cuando resurge y coge vida para llegar a otro triunfo memorable, que le hace soñar con más de lo que tiene, que ya es mucho.
El conjunto rojiblanco venía de remontar al líder siendo el primero en hacerlo, y ganó ayer al Salamanca, el primer equipo en lograrlo en este 2024. En el minuto 99, de penalti, con Villa a los mandos, en una acción de pura fe, en la que Abraham provocó el fallo de Souley, en la que Abel creyó en llegar hasta la línea de fondo para que el balón no saliera, en la que él mismo cayó derribado. Era la última jugada, así lo hizo saber el colegiado. Esta y se acabó, y por ello, cuando Villa engañó al guardameta desde los once metros, todo enloqueció.
Atlético Tordesillas
Farolo; Jony, José, Abraham, Villa; Carlos (Miguel, min. 71), Fer, Abel, Torres (Dani, min. 50); Chatún (Héctor Blanco, min. 85) y Ferreras (Cada, min. 85).
2
-
1
Salamanca
Villanueva; Souley, Amaro, Mati, Miguelito (Álex Caramelo, min. 46); Cristeto, Diego Benito, Javi Navas, Gustavo (Poveda, min. 75); Alvarito (Jorge, min. 87) y Fassani (Pablo Espina, min. 63
Goles: 1-0 Amaro, en propia puerta (min. 7). 1-1 Diego Benito, de penalti (min. 53). 2-1 Villa, de penalti (min. 99).
Árbitro: Manso Rojas (Segovia). Amonestó con cartulina amarilla a los locales Abel, Villa, Torres, Fer y Ferreras, y al visitante Fassani.
Incidencias: Las Salinas. 2.000 espectadores, la mitad de ellos seguidores del conjunto charro.
Empezó marcando el que lo buscó. Con ahínco, con garra, con las cualidades necesarias para ganar un duelo así. Como respuesta a una previa de partido eterna, de las más largas que se recuerdan. Con cientos de entradas hacia Salamanca, con el ruido mediático, con el rumor de los malpensados que esperaban que la gran relación entre aficiones depararía en un Atlético Tordesillas con menos hambre, incluso con dejación. Bastaron cinco minutos para mandar esa previa al baúl de la habladuría, porque en el césped no había contemplaciones. El inicio del cuadro rojiblanco fue incluso mejor que frente al líder.
Antes del gol Torres ya había avisado a un Salamanca dormido, inconsciente de lo que es jugar en Las Salinas por mucho que un millar de aficionados cantaran a su favor. La presión era asfixiante y los pupilos de Marchena tenían calidad para hacerles daño. Fer cogió el guante, despistó a la defensa, centrada en sujetar a Chatún, y Amaro ayudó con un autogol.
Los hombres de Jehu Chiapas esperaban la flaqueza del Tordesillas, que acabó llegando tras una media hora imperial en la que Chatún pudo ampliar distancias con un disparo lejano, antes de que entre él y Torres discutieran tanto por quién iba a firmar el gol que ninguno de los dos lo marcó. Dos contra uno. Tuya mía, mía tuya, hasta que Torres decidió que el gol fuera de Chatún, cuando ya Chatún ni se imaginaba que no fuera de Torres. Así que al final fue el balón para la defensa. Y el marcador, como estaba. Mientras, el Salamanca, insaciable con los centros laterales, no inquietaba a Farolo.
Hasta que el menos protagonista quiso serlo, nada más empezar el segundo acto. Después de dejar jugar incluso de más en la primera parte, pitó penalti en una caída de Javi Navas en la que no hubo contacto alguno. Lo transformó Diego Benito, pese a la estirada de Farolo. Entonces el Salamanca se impuso, generando más agobio que ocasiones. Arrinconó a los discípulos de Marchena, que tenían las fuerzas justas para salir al contragolpe y que con el paso de los minutos veían el empate como la orilla. Hasta que reapareció Farolo, el de los milagros.
El primero, con bote incluido, evitando que le sorprendiera una falta directa. Después negó a Amaro la posibilidad de réplica con otro despeje increíble. Y para añadir heroicidad al tiempo extra le tapó otra a Álex Caramelo que resultó todavía más inverosímil que las dos anteriores. Árbitro, la hora, que un punto es mejor que nada.
En Las Salinas, en el Teatro de los Milagros, todo puede ocurrir, hasta lo que acabó sucediendo, que el Atlético Tordesillas encontró el segundo gol cuando amarraba el primero. En las piernas de Abel, que luchó y sacó un penalti que, siendo más pitable que el anterior, tampoco se acerca a algo punible. La de cal y la de arena. Tercer playoff a la buchaca, salvo catástrofe sideral, y en la pelea por un ascenso directo que hoy es más del Ávila, el otro gran vencedor -ausente- de esta batalla.
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