El Tordesillas se queda atrás

El Atlético Tordesillas sigue sin perder, pero se le atraganta ganar, y eso para sus aspiraciones no es buena noticia. Las Salinas ha pasado de ser un seguro a ser un quebradero de cabeza para un Tordesillas que quiere –quiere mucho, eso es innegable– pero puede poco. Al menos por lo visto en las dos últimas apariciones en casa, en las que mereció vencer, pero no lo hizo por falta de puntería.

Poco más se puede reprochar este sábado a un conjunto de Marchena que, eso sí, se exprimió solo en la segunda mitad. Ahí recordó a ese equipo intimidante que es casi imposible de batir, pero hasta el descanso no era del todo reconocible.

Al Tordesillas le está costando más de lo previsto. En general. Está claro que las temporadas se deciden en abril, pero los puntos en estos partidos son igual de importantes y al conjunto rojiblanco se le están atragantando por malos inicios. Ya le pasó en Bembibre, donde reaccionó, y frente al Almazán comenzó desnortado, también por culpa de un rival más valiente para cómo suelen actuar los que visitan este feudo.

El equipo de Sedano, que regresó a la que fue su casa durante tres años, quería disputarle tanto las llegadas como el dominio, aunque al final acabó siendo más ruido que otra cosa porque ocasiones como tal se facturaron pocas y al final se acabó demostrando que su intención real era pescar un empate y gracias. Tardó en aparecer el peligro local hasta que Chatún y el palo despertaron a una grada que acumula más de 200 minutos sin cantar ni sufrir un gol.

Remató con maestría un buen centro desde la derecha, se estrelló en la madera y la pelota merodeó por la línea de gol sin que entrara entera, al menos eso percibió el asistente en una acción que sin tecnología de por medio no puede dar ni quitar razón.

El triunfo estaba en las bandas, en el desborde. Con Dani, cuya ambición iba en aumento, pero cuyo físico se fue debilitando. Después con Popi y con laterales activos. El segundo tiempo pasó a ser un bombardeo cargado de munición, desbaratada siempre por Checa y Pesca en una exhibición defensiva difícil de comparar con otra.

Se antoja imposible, a la vez que innecesario, narrar cada llegada de peligro, pero menos de diez no fueron. Puede que ni de 15. La tuvo Manja, también Villa de cabeza, después Dani que la puso tensa ante una gran respuesta de Romero... el Torde seguía con el martillo pilón sin hallar agua. Popi rozó el gol en un mano a mano y a Ferreras le faltó potencia en su disparo colocado. El tiempo iba en contra y la desesperación en aumento.

Todo esto suena a que la defensa rojiblanca no fue exigida, pero nada más lejos. El Almazán salía a la contra con una velocidad endiablada, que crecía en vértigo a la vez que el Torde se desnudaba atrás por la obligación de dejar a jugadores arriba –había que arriesgar–. Eder respondió a la primera y Abel, en una carrera hacia atrás memorable, salvó un mano a mano en el 96. El punto pudo convertirse en vacío.

Por lo que al final nadie logró estrenar las nuevas porterías que el Tordesillas había instalado con toda su ilusión esta semana. Chatún probó los cimientos, es verdad, pero no la red. Correcalles de manual sin vencedores ni vencidos y rivales que se escapan en la tabla, con el Astorga, por ejemplo, ya nueve puntos por encima. No hay tiempo que perder, este año menos aún. En tres días, Ciudad Rodrigo.

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