El Mojados inicia su historia en Tercera RFEF con un triunfo convincente

Había ganas de empezar, de cerrar definitivamente una temporada atípica, basada en idas, vueltas; descensos, ascensos; cambios de cromos y resoluciones judiciales hasta última hora. Todo eso pasaba a ser pasado, por fin, en cuanto el colegiado pitó el inicio del primer partido del Mojados en la historia en Tercera División.

Que salió bien, dicho sea de paso. Con personalidad, consciente de sus fuertes ante un filial que, sin balón, no se encontraba. Así que el primer aviso lo protagonizó Colino, uno de los que cruzaron el charco desde Laguna. Suárez la pegó de lejos y en un rechace blando del portero el extremo no definió bien. Las buenas maneras estaban.

Actitud tampoco faltaba, lo que explica el primer gol de la historia amarilla en esta competición, obra de quien llevaba tiempo sin disfrutar de uno. Tras un contragolpe de vértigo, el Mirandés B recuperó el balón sin intensidad, Unai lo aprovechó para robar y dejarle en bandeja el gol a Cada. El primer grito de muchos en el Municipal.

Las bandas eran sinónimo de oportunidad, con Mateo de correcaminos y Colino motivado, con opción de marcar el segundo tras un centro de este que entre Suárez y Unai, Unai y Suárez, dejaron la casa sin barrer en el segundo palo.

Entre tanto los visitantes crecían en el partido. Sin grandes prestaciones, pues el Mojados replegaba rápido, pero sí logró colar algún balón peligroso a la espalda. Hasta que llegó el error en una mano fortuita, pero separada de Mateo dentro del área. Asier transformó el penalti cuando más dolía, antes del descanso.

Es difícil escoger un dominador tras el paso por vestuarios, hasta que llegó Colino. Habrá hecho esa jugada millón y una veces, posiblemente uno de sus defectos (pocos) será que abusa de ella, pero sigue siendo un fastidio para la defensa. Encaró hacia dentro y la puso imposible para Ale Gorrín. Se cambió de camiseta pero no dejó por el camino la calidad.

Y ahí acabó la primera historia. Porque el Mirandés B amagaba con crear peligro, pero en este terreno los de Diego Macón son fuertes. Apretaron los dientes y en lo que defendían la renta, la ampliaron. Un pase a la espalda dejó a Jorge solo para picársela al portero e implantar la tranquilidad. El Cristo Atlético será el primer hueso duro a domicilio que probará la fuerza de un Mojados que irá con los primeros deberes hechos.