Juan Diez Regidor-ADG
Laguna
Sábado, 3 de febrero 2024, 22:39
Se impuso la lógica en La Laguna y el líder se llevó el triunfo, el sexto consecutivo. Sabe mal decirlo, puesto que el partido por momentos fue vibrante, pero lo sucedido en el terreno de juego se podría haber escrito minutos, horas, incluso días antes. ... Porque el Real Ávila ganó siendo el Real Ávila, y el Laguna perdió siendo el Laguna. En el primer caso por hacer lo justo y necesario para agenciarse el botín, y en el segundo por hacer incluso más para acabar llevándose absolutamente nada. Por enésima vez.
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La hinchada de la escuadra lagunera está acostumbrada a vivir minutos añadidos abonados a la épica. Por dos motivos. El primero, porque los sus jugadores se ven obligados a volcarse al ir por detrás en el marcador -demasiadas veces que el cuadro rojinegro no reacciona hasta tener el agua al cuello; y el segundo, porque si algo le sobra al plantel de Carlos Álvarez es fe y empuje. Contra el líder, también, incluso sometiéndolo a un sufrimiento en el que, dicho sea de paso, el equipo abulense hace mucho tiempo que se siente cómodo.
Laguna
Oliver; Manja (Ismiga, min. 66), Santi (Coly, min. 79), Fer (Ángel, min. 84), Diego Alonso; Eder (Andrés, min. 79), Ivi, Emi; Colino, Juan (Iván, min. 84) y Unai.
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Real Ávila
Álvaro; Alpha, Pascual, Tena, Fer Díaz (Edmilson, min. 62); Albín, Alberto (Llorian, min. 62), Benítez; Campos, Toper (Simón, min. 78) y Adilson (Álex Moreno, min. 78).
Gol: 0-1 Adilson (min. 36).
Árbitro: Gómez Illera (Burgos). Amonestó al jugador local Colino y a los visitantes Benítez, Fer Díaz y Albín.
Incidencias: La Laguna. 350 espectadores, un centenar de ellos seguidores del equipo abulense
Para llegar a esa ventaja, eso sí, el líder trabajó de lo lindo. El Real Ávila era muy superior, a su manera. Sin dominar el esférico con claridad, pero con mucha verticalidad, con el objetivo de verse por delante en el marcador lo más pronto posible. Enfrente, un Laguna que quería alargar sus posibilidades en el partido al máximo para jugar con la desesperación del rival. No lo logró, puesto que el rival se adelantó antes de llegar al intermedio.
El peligro residía en la izquierda, donde los pupilos de Miguel de la Fuente acumulaban todo su potencial. Campos acechaba, Alberto se asomaba…y eso cuando no caía Toper a darle más brío al asunto. Cada envío del equipo encarnado a ese costado provocaba cierta tiritona en una zaga que no perdía la concentración, pero que no es perfecta. A la clasificación hay que remitirse. Así que no había otra que esperar; sacar adelante con nota el trabajo defensivo en campo propio y, a raíz de ahí, empezar a pensar en pisar el terreno ajeno.
Sólo hacía falta encontrar también la hipotenusa. Porque para que esas dos premisas funcionaran hacía falta que el Real Ávila bajara las revoluciones, cosa que no hizo en toda la primera mitad. Sería muy distinto después. Eso sí, con los deberes ya hechos.
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Percutió Alberto por la izquierda aprovechándose de que Manja no pudo despejar en el salto y se produjo una de las tantas acciones de superioridad por esa banda. Puso un centro ante la llegada de Campos, que remató de primeras y con sutileza al palo, aunque más bien se convirtió en una pared para Adilson, que estaba en el lugar idóneo para empujar y marcar el gol que acabó valiendo los tres puntos.
El resultado del marcador era, ni más ni menos, que el mismo que ha disfrutado nueve veces este curso el líder, con una defensa que es la mejor de España, a tenor de lo que dicen los números. Y la tarea de derribar ese muro no es sencilla. Y allá que fue el Laguna, con todo su valor, que se entregó en la segunda parte con un carácter encomiable, ganando todos los duelos y encontrando portería, pero topándose por medio al del banderín.
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Ivi asistió a Colino de primeras, que remató con potencia a las mallas. Fuera de juego para el asistente y a seguir picando piedra. Mientras, el Real Ávila apalancado, practicando ese otro fútbol imprescindible también para estar en el liderato. Defendió con seguridad, incluso hasta sin querer. Porque la zaga sacó aún sin saber cómo un disparo de Eder que llevaba una buena dirección. Con los cambios templó el partido, aunque tampoco encontró un contragolpe para hacer daño a un Laguna que murió en los guantes de Álvaro. El mejor portero de la categoría desbarató un mano a mano a Colino y generó la desesperación de jugadores y afición, que vieron cómo el rival, otra vez, se llevó el triunfo sin ser mejor. Competir como nunca para perder como -casi- siempre. El día de la marmota.
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