El Laguna saca el alma en casa ante el Briviesca

Con el sufrimiento como compañero inseparable. Es difícil encontrar un equipo que no quiera meter gol, de hecho costará encontrar un precedente similar, si es que lo hay. Entiéndase que el Laguna no es un ejemplo de ello, mejor pensar así, pero es lo más cercano a esa idea que se puede ver a día de hoy. Porque lo de los rojinegros este sábado es de juzgado de guardia de cara a puerta.

La diferencia es que esta vez sí entró una en la puerta ajena y ninguna en la propia. Por ello el Laguna logró el primer triunfo del 2025, el segundo del curso, que no le impulsa en la tabla, pero sí en moral.

Después de 20 largos minutos de zozobra, hubo quien descubrió el círculo en el mando. Hugo Guzón convirtió en gol una mucho más difícil que la que tuvo hace seis días, pero el fútbol no se trata de convertir lo fácil, sino de aprovechar lo que se brinda. Y él la cruzó tanto esta vez que Juárez no llegó a despejarla.

Era la segunda vez que el Laguna se ponía por delante este curso en su campo. La anterior se agenció el triunfo, pero sabía que con una renta tan mínima y con una defensa frágil más le valía aumentar el colchón. Se sumaba un hándicap, la amarilla a Alberto, que tuvo que sufrir a Moha hasta caer por lo físico. Un problema (y muy problema) menos.

Sentó bien el gol a los locales, que empezaron a dominar algo más hasta que dio comienzo el quite del perdón. Con Chuchin como primer actor, que se quiso meter hasta la cocina para marcar en vez de tirar a tiempo. Se sumó Monte, aunque aquí hay que darle mérito a Juárez, que salvó la pelota sobre la línea.

Al descanso con lo justo y necesario, para dar pie a un reinicio donde el Briviesca por fin hizo acto de presencia. Aunque solo fuera por ganas, se plantó en campo contrario y Mariano tuvo que mover banquillo para que no se cayera el castillo de naipes, pues quedaba un mundo de aguante por delante. El problema (pues así se considera para el equipo que va por delante) es que la batalla se convirtió a ratos en un correcalles, donde el que más cerca está de marcar es el Laguna... donde el que no marca es el Laguna.

Tal cosa no es noticia para lectores habituales. Y Monte falló la imposible. De fallar, se entiende. Lo hizo todo bien, se quedó solo, recortó al portero y la pegó con la tibia cuando le encimaron los defensas. Para no creer; para seguir sufriendo.

Entre tanto el partido ya transcurría en su conclusión, con carrusel de cambios incluidos que refrescaron al Laguna en sus contragolpes. Tuvo alguna más, pero los esfuerzos se concentraban en guardar toda la ropa. Concretamente, en el armario de Abda, imperial de inicio a fin.

La de Hugo Guzón valió más que nunca. Tres puntos de moral, de soñar, de pensar que con acierto se puede, aunque hará falta mucho más para tener alguna opción. Tacita a tacita.