El Laguna no falla ni en sus malos días

Cifu estaba dispuesto a todo para que el triunfo no se escapara. Él quería el balón, para meterlo en la jaula cuando se podía, para mimarlo cuando se necesitaba. Mientras otros se dispersaban –el partido dio motivos para ello– él probablemente no se enteró de nada que se saliera del rectángulo de juego. Estaba demasiado ocupado dándole la victoria al Laguna, otra más, que sabe a gloria porque fue un mal día para su equipo. Menos para él.

Que el resultado no engañe porque el Laguna se encontró por momentos muy lejos de ganar. La Cistérniga le sorprendió. La forma en la que los visitantes entraron al choque noqueó a los anfitriones, les dejó sin argumentos, sin apenas poder ganar un balón dividido y con errores con la posesión impropios de la temporada que llevan.

La agilidad con la que se desarrolló la primera parte permitió a Prieto lucirse. Era su hábitat. Con metros por delante inquietó a la zaga en varias ocasiones, pero de cara a puerta su equipo seguía tan negado como otros días. Mejoró en varios aspectos, pero no en ese. Apenas gozaba de ocasiones, más allá de centros laterales con remates imposibles.

Hasta que Fran la pegó desde el balcón del área, imposible para Óliver. A los hombres de Roberto García se les presentaba la oportunidad de dar el golpe sobre la mesa, por fin, este año, porque estaban siendo mejores que el Laguna y porque tras el gol no se les fue el control y, para mayor beneficio, los locales se cargaron de amarillas. Todo era felicidad hasta que apareció él.

El Laguna se dio cuenta de que lo mejor era probar desde fuera, y una de esas intentonas la aprovechó Cifu, que convirtió el rechace en el empate. Suponía un auténtico tesoro porque significaba irse al descanso con el resultado igualado, pese a que el encuentro no lo era. Es más, la fortuna podría haber sido aún más acaudalada si Darío hubiera aprovechado una gran jugada de Colino.

Así se dejaba todo para el segundo acto, que iba a pasar de la emoción del principio al espectáculo del tramo final, a veces bochornoso, que se inició con expulsiones rigurosas y terminó con la mirada puesta en la grada. Sin embargo, para cuando llegó todo eso, La Cistérniga ya había regalado el triunfo.

Un córner sin peligro desembocó en un penalti absurdo. Un mal remate permitió la segunda jugada a Álex y cuando quería poner el centro, Isma llegó tarde y, con mayor o menor lealtad del delantero a la hora de caer al suelo, el colegiado señaló la pena máxima. Colino no falló, pese a que Rubén estuvo a punto de despejar la ejecución.

Si el tanto ya había sido estrafalario, no lo iba a ser menos la acción que iba a convertir el encuentro en un hervidero. Simplemente porque un jugador de La Cistérniga quisiera tirar la pelota fuera para atender a un adversario, uno de los miembros del cuerpo técnico visitante quiso reprochar al local que ellos, previamente, no habían hecho lo mismo. Eso derivó en una trifulca verbal en la que a la postre entró Carlos Álvarez, sin aspavientos. Pero no era el día de la paciencia, al menos para el árbitro, que expulsó a los tres y prendió la caldera.

Porque un minuto más tarde pitó un penalti dudoso porque Colino partía de fuera de juego. Ahora disparó Cifu y sentenció el partido, porque realmente lo que es el fútbol acabó ahí.

El espectáculo se trasladó a la grada, donde en un sector de la afición casi llega a las manos, mientras los banquillos de ambos equipos se centraban en animar a los suyos para que la mirada siguiera puesta donde tenía que estar. Sobre todo, los suplentes de La Cistérniga, que veían cómo todavía estaban a un gol de entrar en el choque.

Ya era tarde, porque la buena versión de la primera parte había terminado con el primero de los penaltis. Solo quedaba la impotencia, la de Fran, expulsado por una entrada sobre Cifu a cinco minutos del final, acompañada de palabras poco elogiosas a un colegiado que no contentó a nadie. Cuatro rojas, dos penaltis y varias decisiones controvertidas que en cualquier otra circunstancia habría acabado hasta en pañolada. Tan especial fue este derbi que el árbitro enfiló los vestuarios sin un solo silbido.

Terminó la racha de victorias del Betis con una derrota dolorosa contra el Fabero. No pudo aguantar el tanto inicial de Diego Torres porque Iván, con un doblete, dio la vuelta al marcador con dos buenas definiciones, una de ellas rebotada por un defensor. Pese al empate de Javi García ya en la segunda mitad, a falta de cuarto de hora Adrián envió un centro que David no logró detener.

Supuso el gol definitivo para el triunfo de los visitantes, que sin ser superiores se llevaron el botín. De hecho, los hombres de Yepes merodearon demasiado la portería visitante como para no llevarse ningún punto.

Una vez más, el Universitario dejó escapar los puntos. Tampoco aprovechó la ventaja que adquirió en Mojados y acabó viendo cómo el rival remontaba, como en anteriores ocasiones y se llevaba el derbi. El conjunto amarillo se llevó el botín, con un resultado que fue mucho mejor que el juego demostrado. Con dos acciones puntuales Chatún y Jaime Bay encarrilaron el encuentro antes del final del primer acto. Ni siquiera una segunda mitad en la que los pupilos de Carlos Saso empujaron fue suficiente para sumar. El Uni sigue anclado en la ultima plaza.

Salvó los muebles el Villa de Simancas tras empatar en casa del Onzonilla. Consiguió neutralizar el tanto inicial de los locales, que hizo relamerse a sus principales rivales. Tras una primera mitad sin apenas ocasiones, Juan de Antón logró la igualada al borde de la hora de juego, gracias a la asistencia de Zapa. Mejoraron los chicos de Pablo Gil en el tramo final del choque, se acercaron más al área rival, pero se tuvieron que conformar con el punto, que les sitúa en el coliderato con la Ponferradina B, que descansó esta jornada.