Juan Diez Regidor-ADG
Laguna de Duero
Domingo, 7 de enero 2024, 18:04
Regalo de Reyes para el Laguna, que comienza 2024 con un triunfo vital para sus aspiraciones de salvación. También regalo para su afición, que disfrutó de un partido con todos los ingredientes que aúna un encuentro vibrante. Un gol a regañadientes, un dominio que no ... se transforma en premio, el perdón de una sentencia que se resistía para que al final un portero inédito hasta el minuto 89 salvase dos veces el empate en las postrimerías del choque. Difícil hablar de quién mereció qué, así que para ello está el resultado, que otorga los tres puntos a la escuadra vallisoletana, que ha sumado los once puntos que tiene en los seis últimos partidos.
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Fue un marcador corto, eso sí, para lo visto en el primer tiempo, en el que el Laguna se fue con una ventaja escasa para la superioridad que había plasmado en el terreno de juego. Encontró el gol de aquella manera, traspasado el ecuador del primer acto. Sergio incidió por la derecha y puso un centro tenso, tanto que rebotó en un defensa y entró con la ayuda de Ivi, que pasaba por allí para que el balón impactara contra él. Había dudas de con quién celebrar un tanto que para nada echó atrás a los jugadores de Carlos Álvarez.
CD Laguna
Oliver; Manja, Santi, Fer, Diego; Valdés (Eder, min. 78), Sergio, Ivi (Iván, min. 78); Juan (Emi, min. 59), Colino (Andrés, min. 89) y Unai (Ángel, min. 89).
1
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0
Mirandés B
Iago Domínguez; Diego Bartolomé (Manu Ferreres, min. 67), Uzal, Arechavaleta, Rosales (Álvaro, min. 75); Zárate, Guayo, Asier (Adrián, min. 75); Aarón, Gabriel (Álex, min. 67) y Sáenz.
Gol: 1-0 Ivi (min. 24).
Árbitro: Laín Pérez (Soria). Amonestó con tarjeta amarilla a los jugadores locales Valdés y Manja y a los visitantes Asier Ortiz y Manu Ferreres
Incidencias: La Laguna. 400 espectadores.
Ganaban todos los duelos, metían la pierna con mucho más convencimiento que un Mirandés B apático, que en tramos del partido parecía no ir con ellos la cosa. Y la realidad es que iba. Y mucho, pues el filial jabato también camina cerca del precipicio.Al Laguna le sobraba intensidad, pero le faltaba mucho acierto. Llegaba con ahínco a la línea de fondo con Unai y Colino fuertes en ataque, pero ahí moría la acción.
Santi lo intentó a balón parado, Manja quiso hacer de delantero dando un toque de más y no consiguió rematar en el área pequeña, y para terminar de convencerse de que el segundo tanto no iba a llegar apareció Valdés a la carrera para realizar el peor tiro de su vida desde fuera del área. Por otro lado, Iago Domínguez mostraba seguridad entre los palos, con toda la actividad que no surgía en el área contraria, donde Óliver solo hizo acto de presencia para dejar sin efecto una mala cesión de la defensa.
La segunda mitad no iba a ser tan placentera con un filial enfrente que, de físico, iba sobrado. Cogió la manija del partido, amenazó con varias internadas que tampoco generaron demasiado peligro y el Laguna solo espabiló cuando empezó con su carrusel de cambios. Individualmente Emi no es que cambiara el escenario, pero vinieron bien piernas frescas para no encerrarse tanto y seguir controlando un choque con Manja como director de orquesta. No cometió un solo fallo en 95 minutos. Se complicó la vida lo justo -nada raro en él-, ganó todos los duelos, desbarató acciones de peligro y, por si fuera poco, estuvo a centímetros de convertirse en asistente. Sin embargo, a Unai le tocó el carbón. Después de recibir el envío del central, contemporizó y preparó un latigazo que se estrelló en la madera. No había manera de sentenciar el partido, que se lo digan a Iván que nada más salir le pegó como pudo lejos del alcance del guardameta y cerca de la cruceta, aunque fuera.
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Nadie se salva de perdonar y, en consecuencia, de sufrir. El Mirandés B agotó la gasolina que le quedaba para arrinconar a un Laguna que de fuerzas ya iba justo y, además, fue demasiado permisivo. El tiempo de prolongación se hizo eterno, con hasta tres jugadores locales por el suelo, lo que obligó a que esa eternidad se alargara un minuto más. Y ahí apareció San Óliver. Primero para desbaratar una internada por la derecha y después para volar y salvar el empate en la última jugada del encuentro en un disparo del juvenil Álex. Lo de saber sufrir ya se le da por hecho al conjunto de Carlos Álvarez, que, por primera vez esta temporada vive durante unas horas fuera del descenso (a la espera de los resultados de la tarde). Difícil empezar mejor el año.
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