La Cistérniga no falla en casa

El primer tiempo, por momentos, desesperaba. A cualquiera. Numerosos errores en las defensas incapaces de ser aprovechados por los ataques. Era un desierto de inspiración donde todos se contagiaron y cada imprecisión era más inoportuna que la anterior. Con ese panorama, como para esperar goles. Pues aun así, pudieron llegar.

El más avispado fue Diego. Mereció marcar después de una genialidad de esas que, si no fuera por su temperamento, le llevarían a la gloria como futbolista. Con el portero adelantado, la empalmó y se fue por poco. Después, en cuanto recibió la primera tarascada, ya estuvo más pendiente de sacar rédito de eso que del fútbol.

Fue uno de los acercamientos peligrosos que La Cistérniga permitió atrás. Otro equipo con más mordiente arriba le habría metido en un buen lío, pero el Universitario, sin extremos y con dos delanteros en época de barbecho, no le hizo daño.

En ataque los anfitriones tenían algo más que hacer. A base de centros laterales olieron el gol. La conexión Sastre-Coly funcionaba y Gorines se quedó muy cerca de sacar provecho a un balón parado. Esa iba a ser la baza de los pupilos de Roberto García para desatascar el choque, aunque habría que esperar.

Ninguno se conformaba con empatar, al menos eso expusieron al inicio del segundo acto. El cuadro de Carlos Saso mejoró en la presión y los rojinegros, tres cuartos de lo mismo. Así llegó la jugada clave del partido. Tras un paradón de Hugo, este mismo la puso en juego y en otro error en salida de balón del Uni favorecido por esa presión, Isma se quedó solo frente al portero. Álvaro lo derribó y no habría hecho falta recurrir ni al VAR ni a la tan de moda zona DOGSO para expulsarlo. La roja no admitió discusión.

No fue en esa falta, sino en una posterior cuando el laboratorio produjo su primer medicamento contra la igualdad en el marcador. Pegado al banderín de córner, La Cistérniga sacó la falta rasa al punto de penalti donde esperaba Isma, que fusiló con toda la defensa universitaria pensando en que se la habían liado.

Desde ahí, el bando local fue un rodillo, imparable, una máquina perfectamente engrasada que hizo recordar tiempos no muy lejanos donde, si no hubiera sido por el covid, quién sabe en qué categoría estaría jugando ahora. Isma sacó su arsenal ofensivo, Sastre la brújula y Coly dejó su papeleta para el concurso de lateral más goleador de la liga, otro año más, cerca de ganarlo.

Isma se vistió de asistente y, tras una mala salida de Hugo, Coly remató libre de marca en el segundo palo. Sensación de felicidad, de desahogo, porque el Uni ya había desfallecido. Ni la entrada de Eder dio aire fresco y, tal y como ocurrió contra el Onzonilla, bajó los brazos, con el mismo resultado: una goleada marcada por la fragilidad defensiva.

Ni la doble parada a bocajarro de Hugo –que se preguntaba cuántas veces iba a tener que actuar para que la defensa despertara– evitó el tercero. Valdés también se cuestionaba si iba a tener tantas como esa, que acabó en gol. Pues tuvo otra más, mucho más complicada, y la coló pegada a la cepa del poste. El cuarto y definitivo confirmó que el Uni quería que acabara el partido, y van dos consecutivos con esa sensación. Lo que es peor aún, volvió a hacerlo sin puntos.

Tropiezo inesperado del Villa de Simancas en su lucha por el liderato. El Atlético Mansillés pasó por encima del conjunto vallisoletano. Duró muy poco la alegría visitante, que llegó en los pies de Saúl, al cuarto de hora, porque un minuto más tarde Mario empató el choque con una gran definición.

De penalti llegó el segundo, obra de Cristofer al filo del descanso, y el Mansillés sentenció a balón parado a falta de media hora para el final. No pudo reaccionar el conjunto de Pablo Gil a excepción de un disparo a la madera ya en el tramo final del choque.

El Mojados sigue fuerte en su casa, donde no dejó escapar ningún punto en la visita del Fabero. De nuevo supo aguantar la mínima ventaja que consiguió su capitán, Alberto, en el minuto 36 de partido.

Su cabeza emergió después de que la pelota quedara muerta tras un centro lateral. El guardameta visitante se quedó a media salida y no pudo evitar el único tanto del choque. La victoria permite a los pupilos de Garrido colocarse a seis puntos del líder y con un partido menos.

Con el cambio de entrenador llegó la victoria fuera de casa. El Betis asestó dos golpes fatales al Onzonilla, que sigue hundido en la clasificación. Nada más salir, Tato recibió en zona ofensiva, tiró el desmarque a la espalda del defensa y Beni marcó con un regate al guardameta sin tocar el balón.

El 'nueve' también firmó el segundo con un gran disparo cruzado a media distancia. Esta vez no le tocó sufrir al cuadro verdiblanco, en el que Yepes se ha estrenado de la mejor forma posible, con toda la segunda vuelta por delante para seguir creciendo.