Juan Díez regidor-adg
Domingo, 23 de octubre 2022, 20:48
Hay partidos que se ganan sin apenas disparar a puerta y que se controlan sin necesidad de tener la pelota. Desde hace tiempo y más en esta categoría el balón no es sinónimo de nada. Ni de ganar ni de dominar. Y el Salamanca CF ... UDS quiso manejar y manejó sin él, en ocasiones a placer, después de que el marcador se pusiera a favor sin trabajar lo suficiente como para merecerlo.
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Ganó gracias a un solitario tanto a los diez minutos de partido, cuando todavía ambos equipos colocaban sus peones para una partida que ya antes de su inicio prometía ser tensa. En la grada, con 200 invitados llegados desde Salamanca, y sobre el verde. Y lo fue, si bien las hostilidades se desataron con la balanza ya desnivelada.
Atlético Tordesillas
Álvaro; Anderson (Miguel, min. 87), Vity, Cachuli, Fede (Villa, min. 87), Samu (Popi, min. 73); Camilo, Canito, Mongil (Raúl Calvo, min. 64); Torres y Julio (Unai, min. 64).
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Salamanca CF UDS
Miguel del Río; Gustavo, Fabio, Pablo, Souley; Amaro, Peli (Mati, min. 83), Alvarito (José, min. 90), Padilla (Poveda, min. 83); Gabri (Joel, min. 70) y Franco (Pereira, min. 70).
Gol: 0-1 Gabri (min. 10).
Árbitro: Fernández González (León). Expulsó por doble amarilla al local Canito (min. 90). También expulsó por roja directa al segundo entrenador Jaime González (min. 15). Amonestó a los locales Anderson, Julio, Camilo, Cachuli y Miguel de la Fuente (entrenador), y a los visitantes Soley, David y Alvarito.
Incidencias: Las Salinas. 300 espectadores, 200 de ellos llegados desde Salamanca.
A los visitantes se les veía más capacitados para proponer que a un Tordesillas al que le costó desperezarse. Buscaba balones en largo aun sabiendo que por arriba tenía todas las de perder. El juego aéreo era una batalla perdida y cualquier desconcentración sería letal. A las pruebas hay que remitirse. Centró Alvarito, que de amargar la vida al Torde sabe un rato, y Gabri entró con todo en el punto de penalti con muy poca oposición. El gol abría otro escenario bien distinto en el que uno de los dos equipos reunía resultado a favor y experiencia a raudales.
Poco le habría durado la alegría al Salamanca CF UDS si el árbitro llega a estar más atrevido y acertado. Souley se pasó de frenada y dejó los tacos en la rodilla de Torres, lo que provocó la reacción desmedida del banquillo rojiblanco, con expulsión de su segundo entrenador. Ni correcta fue la respuesta airada, ni mucho menos la decisión salomónica del colegiado a instancias de su linier de sacarle tarjeta amarilla al infractor para intentar dejar a todo el mundo contento. Nadie lo estaba y el choque entró en una fase de caldera que supo controlar mucho mejor el cuadro visitante.
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Julio tuvo la oportunidad de igualar las fuerzas con un remate franco después de que el guardameta dejara un rechace apetitoso en el área. No estaba la cosa para perdonar porque el Torde no encontraba la vía de hacer daño, pese a buscarlo por todos los flancos. En la primera parte a través del juego directo y tras el descanso con una posesión que no se transformaba en llegadas prometedoras.
No les vino mal el intermedio a los locales para relajarse y aclarar ideas. De hecho, el paso por vestuarios les sentó mucho mejor. No era día para sobar la pelota ni siquiera para dominar el centro del campo. Era una cita con el oficio y la picardía, y ganar en esos aspectos al equipo de María Hernández suponía un reto mayúsculo.
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Y, por si fuera poco, apareció el poste. Una de las pocas veces que Samu pudo encarar sin que se le echaran tres jugadores encima terminó con un disparo a la madera. La buena noticia era que los jugadores rojiblancos habían logrado arrinconar a su rival; la mala, que al Salamanca CF UDS eso no le importaba lo más mínimo. La última media hora se tradujo en un abordaje del Tordesillas con poca fe. Entró Unai, el más activo, también Popi y Raúl Calvo. Sin embargo, ninguno se atrevió a probar suerte ni desde lejos. Miguel del Río se marchó de Las Salinas sin estrenar los guantes. Igual que Álvaro, con la diferencia sustancial de que uno tenía el botín.
El gol de Gabri gobernaba el partido y en defensa el equipo charro vivía feliz. El Torde quemó sus naves, terminó el choque en el área rival sin la sensación de que el empate estuviera cerca. Quién sabe si contra diez sí, pero quien acabó con uno menos fue precisamente el cuadro local con la segunda amarilla a Canito, rigurosa cuando menos pues hubo balón de por medio. Mera anécdota porque el telón ya estaba echado con los tres puntos de oficio camino a Salamanca.
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