El Atlético Tordesillas desperdicia la ocasión de acercarse al liderato

El Atlético Tordesillas menos inspirado de la temporada fue incapaz de vencer al Santa Marta por décimo encuentro consecutivo. Definitivamente, el conjunto salmantino es la bestia negra para el equipo rojiblanco, que en esta ocasión no mereció dejar de serlo. Puede que por empuje sí, pero le faltó mucha claridad al cuadro de Marchena para llevarse el partido, que acabó con el resultado que empezó. Es el segundo empate seguido en casa y la tercera igualada en las últimas cuatro jornadas para el cuadro tordesillano.

Hay cosas que no cambian en Las Salinas en las tardes de domingo. Una afición volcada y esperando con paciencia el gol pese a un tiempo desapacible que invita más a quedarse en el sofá. Y un campo más apropiado para el pasto que para los genios de la pelota, fruto, en buena medida, de esas inclemencias meteorológicas. Todo el que pensara en un partidazo, por mucho que el Tordesillas tuviera una oportunidad de oro de tratar de recortar diferencias con el liderato, cometió un error.

Aunque para espejismo el primer minuto de partido, que congregó más ocasiones que los 44 restantes del primer acto, sin contar un añadido de adorno. A los veinte segundos Torres ya había presentado sus credenciales con un disparo potente, pero centrado, más para estrenar al portero que como opción real de gol. Después, Villa, de falta, también probó fortuna, sin éxito.

El capitán volvió a ocupar la banda izquierda, aunque de extremo, algo que empieza a ser habitual. No tanto que Marchena no rote, si bien esta jornada no lo hizo en absoluto. Partieron los mismos once jugadores que ganaron por la mínima en Ponferrada con primeras partes con semejanzas y diferencias. Iguales por el empuje y por tener ocasiones de gol. Opuestas por no encontrarlo.

Enfrente estaba un Santa Marta que daba más miedo por el nombre, pues llegaba con una racha de nueve partidos sin perder frente al equipo tordesillano, que por lo que expuso sobre el césped. Al menos lo visto en el primer acto no inquietó en absoluto, más allá de un centro tenso que se paseó por el área pequeña sin encontrar quien lo acariciara.

Esa oportunidad se produjo antes de cumplir el minuto cinco. Menudo arranque de fervor. Menuda continuación tan anodina. Al descanso se llegó igual que se empezó y con una cortina de agua que hacía más difícil ver nada destacable, salvo alguna llegada tímida del Tordesillas o una salvada de José sobre la línea de gol.

Menos se vio aún en una segunda mitad que empezó como un calco de la primera. Porque arrancó con una ocasión del Tordesillas antes de cumplirse el minuto, firmada por un buen Ferreras. Y Villa volvió a tener su opción de falta directa antes de llegar al minuto cinco de la reanudación. La historia se repetía. Lo que vino después, también.

Aníbarro no pudo solucionar los problemas de llegada que sigue teniendo su equipo, que se prolonga ya a varios partidos, no es flor de un día. La primera ocasión que tuvo se le marchó alta y después gozó de varias llegadas, en todas muy forzado y sin posibilidad de ver portería. Entre tanto, Chatún andaba lejos de su hábitat natural y, cuando lo pisaba, el campo no le permitía hacer un control decente. Le crecían los enanos a la escuadra de Marchena.

No todo iba a ser demérito, por supuesto, porque Rivas tuvo su tarde en la zaga y Del Río no perdió su seguridad entre los palos en todo el partido. Desquició a los hombres de Marchena, que perdían fuelle porque los cambios -hizo solo tres- tampoco se lo daban y casi acabaron dando por bueno el punto, ya que la última jugada de peligro fue para agarrarse los machos. Se originó en un córner desde la derecha tan mal ejecutado que le cayó en la bota derecha a Mito, que hizo un disparo tan malo que el balón le llegó muerto a Sergio dentro del área pequeña, que protagonizó un remate tan pésimo en boca de gol que permitió respirar con alivio al Tordesillas. Sumó un punto poco satisfactorio que le hace caer de la segunda a la cuarta plaza de la clasificación.

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