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Juan Diez Regidor-ADG
León
Domingo, 19 de mayo 2024, 22:04
Es difícil encontrar un sentimiento que el Atlético Tordesillas no haya experimentado en los últimos tres años. Es complicado hallar una experiencia aún no vivida en este grupo de futbolistas. Quizás eso no tanto, pues queda una, la más importante, la del ascenso. Y si todavía a alguien le quedaba la duda de si esta le venía grande, se disiparon de golpe y porrazo con lo vivido en el Reino de León.
No había mejor escenario para cubrirse de gloria. El conjunto leonés abrió su estadio principal para honrar la cita, pero la exhibición del Tordesillas superó la altura de tal gesto. Héctor Blanco, Abraham, Torres y Chatún. Los goleadores y los héroes. Ellos y los otros 14 acompañantes en el terreno de juego, y los 500 aficionados del cuadro vallisoletano en la grada que vieron cómo con cada gol el sentimiento de euforia crecía, hasta el punto de reclamar una manita que incluso pudo llegar.
Júpiter Leonés
Javi Holgueras; Íñigo, Darío (De Palmas, min. 67), Fer Villar, Kini, David López (George, min. 55); Bobo (Guzmán, min. 55), Adri, Muriel (Vallecillo, min. 67); Pere Marco y Kirian (Diego, min. 78).
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Atlético Tordesillas
Farolo; Carlos (Obispo, min. 79), Jony, José, Héctor Blanco, Abraham; Abel (Cada, min. 73), Fer, Ferreras (Miguel, min. 88); Torres (Villa, min. 73) y Chatún (Dani Díez, min. 79).
Goles: 0-1 Héctor Blanco (min. 47). 0-2 Abraham (min. 51). 0-3 Jesús Torres, de penalti (min. 65). 0-4 Chatún (min. 74).
Á>rbitro: Juan Bustos (Zamora). Mostró tarjeta amarilla al meta local Javi Holgueras.
Incidencias: Reino de León. 1.500 espectadores, medio millar de ellos seguidores del Atlético Tordesillas.
La caja de los truenos la abrió Héctor Blanco, emulando a uno de sus ídolos, Godín, con un cabezazo inapelable entrando desde atrás como una exhalación, con el alma, en una jugada que Carlos puso después de que Abraham se la ofreciera con inteligencia.
Lo de Abraham es asombroso, domingo a domingo. Su trabajo en la sombra, su sacrificio. Por cierto, un minuto después marcó. El 0-2. No, no es un error del acta. Se plantó en el área y cruzó la pelota con la zurda y entró pegada al palo. Está por ver si él soñó con un gol así, pero dio la sensación de que sí porque le pegó con maestría.
Hasta entonces fue más el mérito, aunque para el tercer tanto hay que hablar de una pérdida absurda del Júpiter, que dejó a Chatún solo ante el portero. Recortó y causó el penalti. Se lo pidió Torres, el dueño de los playoff, y por mucho que el portero local adivinó la trayectoria, no lo paró. Quedaba el decimosexto, se entiende del Pichichi del Tordesillas, que andaba sujetado por Adri. Ni aún así. Pegó un cabezazo inabordable. Eliminatoria resuelta en media hora.
Aunque no se crea, el partido tuvo primera mitad. Y no lo parece porque pasó más en un minuto de toda la segunda que en el primer acto. Lo táctico se transformó en plomizo, sin ningún disparo entre palos, con el conjunto de Marchena acumulando toque tras toque, hacia atrás, con exceso de tranquilidad.
Se sacudió pronto el miedo escénico marcado por un inicio en el que Íñigo amenazó a Carlos un par de veces con que la tarde se le podía hacer muy larga. Fue su único peligro.
Entre unos que optaban por la cautela y otros que veían que su máximo exponente, la banda izquierda, se iba diluyendo, el partido llegó al intermedio sin tener que hablar de los guardametas. Tampoco del colegiado, que se ahorró tres o cuatro tarjetas a partes iguales en acciones que, de ponerse exquisitos, la merecían. Igual que en la segunda, pero se las dejó en la taquilla.
La suerte tampoco se alió con el Júpiter, las cosas como son. Pudo reaccionar rápidamente al gol inicial de Héctor Blanco, pero el disparo de Adri se estrelló en el larguero. Y pudo recortar diferencias con el 0-4 si Jony, en vez de dar con el palo, hubiera marcado en propia meta, el único peligro de un conjunto deprimido desde el 0-1.
Cada falló la manita, aunque la emoción, salvo batacazo memorable, está terminada. Las Salinas recibirá a un Tordesillas con la mente en la final. Es pronto para saber si a la tercera será la vencida, pero nunca será tarde para no dar por muerto al grupo que entrena Marchena.
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