De refugiado en el Sáhara al fútbol profesional

«Tengo buen recuerdo de mi infancia», reconoce Ali. «Nací en un campamento de refugiados saharauis. Allí no hay agua corriente ni electricidad y se vive día a día. Allí se dice mucho aquello de que no florecen plantas, pero sí personas. Éramos felices aunque no tuviéramos nada. Compartíamos lo que teníamos y vivíamos de las ayudas humanitarias, sobre todo de Argelia, el país que nos dio refugio. Tengo recuerdos de jugar allí a la pelota descalzo, pero luego tuve la suerte de venir a España y aquí cambió mi vida», añade el futbolista.

Ali sigue con tristeza estos días lo que está ocurriendo en torno al problema del Sáhara entre España y Marruecos. «El gobierno de España es el responsable número uno del conflicto y estamos en esta situación en gran parte por su culpa. No así la población, que no puede ser más solidaria con nuestro problema. No me puedo sentir más en casa que aquí. Creo que el Gobierno podía poner más de su parte para resolver el conflicto de una manera justa», afirma el futbolista morado, que viene con muchas ganas de debutar con el equipo. «Soy un jugador polivalente arriba, ya que puedo jugar en cualquiera de los dos extremos, pero también en la mediapunta, de segundo delantero. Me gusta estar en contacto con el balón y creo que también tengo gol», se define el jugador.

Ali debutó en España con los juveniles del Rayo Vallecano a las órdenes de Míchel. «Fue un sueño hecho realidad. Siempre quise jugar en una buena cantera y cuando se me presentó la oportunidad del Rayo, no me lo pensé dos veces. Es un club con el que me identifico porque es humilde y luchador. Fue una alegría, pero también una responsabilidad porque quería hacerlo bien», afirma Ali. Y vaya si lo hizo bien, pues llamó la atención del Numancia, club con el que debutó en Segunda División. «Tengo muy buen recuerdo de Soria. Fue un gran año gracias a Luis Carrión, que me dio la oportunidad de poder estar en el primer equipo. Estuve muy bien en el primer equipo», señala.

Ahora Ali jugará en La Balastera, un campo que ya conocía con anterioridad. «Ya jugué contra el Palencia Cristo en mi época con el Numancia B y conocía este campo tan bonito que es La Balastera», explica Ali, que se encuentra muy motivado y con ganas de empezar a entrenar con el equipo. «Me encantaría que se repitiera lo que el equipo consiguió el año pasado, clasificarse para el 'play-off', poder hacer una buena temporada y por qué no, pensar a lo grande e intentar conseguir el ascenso de categoría», señala ambicioso.

Pero, pese al optimismo, Ali reconoce que será difícil. «Va a ser un grupo duro, ya lo he estado estudiando. Hay equipos importantes, aunque el equipo compitió muy bien este año», concluye Ali Radjel, que este año jugará vestido de morado e intentará aportar su calidad al equipo. Calidad forjada en los campamentos de refugiados del Sáhara Occidental y que podrá verse en algunos de los mejores estadios de fútbol nacionales. Una gran historia que Ali está orgulloso de seguir contando allá donde va.