![Ramsés toma el mando de la Segoviana convencido de que se logrará la salvación](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202203/14/media/ramses-manu.jpg)
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Los jugadores estaban convocados pronto, con una antelación mayor de la normal para acudir a La Albuera. Había que despedir a un entrenador y verse las caras, algunos por primera vez, con otro. Y en medio de un ambiente de caras largas, Ramsés Gil intentaba ... aportar normalidad, moviéndose en chanclas a pesar de la lluvia por los pasillos de un estadio que conoce como si fuera suyo. Tras la primera charla, en privado y en el vestuario porque no es muy amigo de los focos, afrontaba en pleno vendaval de viento y agua su primer paso como entrenador en el club de su vida. El tiempo meteorológico parecía una buena definición de lo que le espera al equipo: sacar 15 puntos de los 27 que hay en juego. Es el primer objetivo marcado por Ramsés: «Hay que sacar esos puntos, se ganen los cinco primeros o los cinco últimos. Estar, estar, apretar». Palabras sencillas, mensaje captado.
En el momento de la presentación, Agustín Cuenca verbalizó lo que supone simbólicamente la llegada del que fuera lateral diestro: «El motivo de contar con él es porque creemos que es la persona idónea para sacar al equipo de la mala racha de resultados. Tenemos la total seguridad de que Ramsés nos sacará de esa situación y acabaremos logrando la permanencia. Conoce la plantilla más que de sobra y su carácter y su forma de ser son ideales para el equipo que tenemos». Gil tiene el carácter, el conocimiento de la entidad y la idiosincrasia del equipo. En cierta medida puso los pilares de lo que significa vestir esa camiseta que ahora lucha contra su propia historia y tiene ante sí quizá el reto más grande de los últimos años.
Manu González y Ramsés coincidieron, hablaron y se abrazaron antes de comenzar el entrenamiento. El entrenador de Villalba acudió, con todos los miembros de su cuerpo técnico, para recoger sus cosas y despedirse de la plantilla en el vestuario. Una despedida que compartió con su segundo y con la fisioterapeuta con la que el equipo estaba contando este año. Al final de la misma, se escuchó fuera un sonoro aplauso, el que los jugadores les dedicaban. Antes de marcharse todavía tendrían que dar muchos abrazos: con los propios jugadores, con la directiva y entre los dos entrenadores, amigos de veras.
Al salir, incluso el propio Manu González lo hacía con los ojos inundados en lágrimas, pero manteniendo la sonrisa. Más le costaba a su segundo, cuya primera experiencia no ha terminado como esperaba. Tras esa despedida tenía lugar la charla de Ramsés, prolija, puesto que duró cerca de media hora. Fue entonces cuando los jugadores empezaron a salir al campo en un ambiente de circunstancias, sin bromas, ni risas. El mismo ambiente que lo inundaba todo cuando iban llegando. Únicamente faltaron a estos momentos los lesionados: Szymanowski, que llegó a La Albuera con el entrenamiento empezado, y Adrián Pérez.
Fiel a su premisa de no darse bombo, sus primeras palabras eran para su predecesor, Manu González: «Dar las gracias a Manu. Aparte de tener amistad con él, creo que ha hecho un trabajo excepcional. Está en la historia del club por méritos propios. Ha dejado su huella». Del equipo técnico que trabajaba con el madrileño van a quedarse el preparador físico y el de porteros. Segundo entrenador y fisioterapeuta decidieron ayer mismo dejar el equipo, aunque todos ellos tenían la mano tendida. «La directiva ha tomado la determinación de intentar dar un vuelco a la situación, lo cual no quiere decir ni que estuvieran trabajando mal, ni que sean malos porque son muy buenos»., comentaba Ramsés, que ahora tiene la misión de buscar, junto a la directiva, nombres para esas vacantes lo antes posible.
Sin entrar a valorar para nada las razones por las que cree que el equipo está donde está, quiso defender que hay mimbres para sacar el objetivo adelante; «y con buenos mimbres salen mejores cestas», apostillaba. La clave, según él, es revertir cuanto antes la dinámica negativa, que se incrusta en el jugador como un parásito. «Hay que apretar los dientes porque no hay otro remedio que mantener al club en Segunda División». De nuevo ese mensaje de rudeza, de pelea, de garra.
Sobre si mantendrá la línea de juego de Manu González, tampoco quiso pronunciarse del todo. «Ganar, no hay otra idea. Ahora mismo lo que vale es ganar y lo que me gusta es ganar, sea el modelo que sea o el sistema que sea», espetó con mucha determinación. «Aplicaremos el que creamos más conveniente dada la plantilla que tenemos y los futbolistas que tenemos, pero hay que estar plenamente convencido. Si hay que decir la palabra mil veces, pues la diremos mil veces, pero el domingo hay que ganar». Y ese verbo, ganar, lo fue repitiendo casi en cada respuesta como para que los jugadores, si lo escuchaban, ya fueran interiorizándolo. Jugadores y público, al que le pide para el domingo un poco de calor: «Si somos capaces de perder un poco la frialdad que tenemos. Parece que nos tienen que pinchar», comentaba poniéndose a él mismo como abonado de ejemplo. «Viene un equipazo, con un nombre de la leche y hay que asfixiarles. No hay otra opción». Esa es la cruda realidad. Ramsés ha venido para cambiar la dinámica, para estimular al equipo; pero también para involucrar a una grada que importa, y mucho.
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