![Un punto de valor jugando contra el rival y el campo](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202112/12/media/cortadas/sego01-kPND-U160231774797gQB-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Algún día el fútbol debería pedirle cuentas a aquel que pensó en un momento determinado que la solución para el mantenimiento de muchos campos era la hierba artificial. O, tal vez, únicamente haya que pedírselas a aquellas empresas que venden que ciertos campos de dicha ... superficie pueden valer para la práctica del fútbol como espectáculo y no solo para jugar de vez en cuando un partido con cuatro amigos como principal excusa para verse y tomarse algo después. Porque el 'Pepe Quimarán' obedece más a uno de esos escenarios. Situado en una zona pintona por los alrededores del verde asturiano, pero de unas dimensiones, sobre todo en su ancho, poco más que la pintura de las propias áreas; que marcan por completo a qué se puede y a qué no se puede jugar. En una de las bandas, apenas había espacio para que el sacador entrara a hacerlo con los dos pies fuera de la línea. Esa era la explicación para que, en toda la temporada, nunca hubieran visto allí un empate sin goles. Porque dentro de esas dimensiones, los partidos cogen la tendencia de la bola de nieve que al caer se hace más y más grande: pelotazo va y pelotazo viene, las áreas viven siempre momentos descontrolados que convierten cada acción en algo peligroso.
Por eso, desde el primer momento, el plan de Manu González había sido minimizar ese riesgo de que todo se fuera deslizando por la ladera. Había que marcar los tiempos en el partido y la Segoviana, salvo en los tres minutos de tiempo de descuento finales, así lo hizo. En la alineación, un par de retoques que obedecían a controlar el juego aéreo. De ahí la entrada de Rui en la defensa por el perfil zurdo y la de Juan de la Mata como medio, dejando por primera vez en toda la temporada a Manu en el banco. Control a ras de verde y control por arriba y en la salida de balón. El plan salió tan bien, que en los diez primeros minutos los hombres del Llanera se dedicaron a perseguir el movimiento de balón de una 'Sego' confiada, bien puesta y ordenada y que buscaba mucho a Szymanowski para hacerle responsable de crear el peligro. Una sociedad creada con Adeva en estos primeros minutos terminaba siendo la opción más clara en todo el partido para haberse adelantado, pero el delantero no supo embocarla.
Con el correr de los minutos, era evidente que el equipo dirigido por José Luís Rodríguez tendría que dar un paso adelante en la iniciativa. Complicado saber si por falta de calidad o por formar parte del plan, fue ahí cuando el juego se emperró en hacerse duro, difícil de masticar. Apenas tres pases consecutivos; una dolorosa para los ojos sucesión de faltas y parones de juego. Y una ristra de tarjetas amarillas como si el árbitro se llevara comisión por todas las que mostrase. Que algunas eran, pero que el partido no tuvo tanta brusquedad contundente como para mostrar nueve. Pero claro, una de ellas fue a Cidoncha por supuesta pérdida de tiempo en un saque de banda, desde esa banda en la que apenas cabía el jugador, mediada la primera parte. El juego y las intenciones del campo y los equipos quizá no ayudaban. El colegiado, tampoco.
Llanera
Miguel del Río; Mundaka, Espinar, Crespo, Marcos Arango; Martín Pérez (Pape Assane, 78), Viti, Omar (Thompson, 75); Javi Sánchez, Celes (Matías, 65) y Saha (Romaric, 65)
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G. Segoviana
Carmona, Adrián Pérez, Mansour, Rui, Rahim; Nogueira, Juan de la Mata (Manu, 60), Cidoncha (Conde, 60), Dani Arribas (Javi Marcos, 88), Adeva (Nanclares, 60) y Szymanowski (Rafa Llorente, 70)
Árbitro: Iker Ruiz Rabanal. Amonestó a Martín Pérez, Omar, Celes y Otia por parte del Llanera y a Mansour, Rahim, Juan de la Mata, Cidoncha y Dani Arribas por parte de la Gimnástica.
Incidencias: Campo Municipal Pepe Quimarán. 300 espectadores.
Tendría, eso sí, el Llanera una grandísima ocasión de haberse adelantado en la primera parte. Porque las dos mejores para los dos equipos llegaron en los primeros 45 minutos. Una acción por banda izquierda bien dirigida por Omar, que se movió con mucha intención y cierta calidad en la media punta durante todo el encuentro, se saldó con un pase sencillo que permitió la Segoviana para Javi Sánchez, que llegaba desde atrás en posición de mediocentro y al que nadie en el centro del campo del equipo segoviano detectó. Quizá se precipitó, quizá ayudó poco que la pelota le botó raro justo cuando iba a pegar con la izquierda desde una posición centrada y sin oposición dentro del área. El caso es que le salió un golpeo flojo que atrapó sin problemas un Carmona que seguramente se esperaba mayor exigencia, porque el error de detección de enemigos de sus medios fue de dimensiones. En otros partidos a la Gimnástica esos bajones de tensión se los han castigado. En este no y fue quizá la diferencia.
Para la segunda parte, Manu González fue variando su propio esquema de batalla según las necesidades. Se hizo imperioso establecer relevos en el medio por el riesgo que tenían los jugadores amonestados, así que quitó a De la Mata y Cidoncha para dar entrada a Manu y a Álex Conde. Y, ya de paso, probó a ver si Nanclares mejoraba a Adeva. Conde tuvo una gracias a un robo de esos que detecta en las salidas de balón rivales. Se infiltró en el área por el perfil diestro y terminó en el suelo tras un contacto con el capitán Marcos que podría haberse interpretado como penalti. Nanclares también quiso ayudar con una combinación elevada hacia Szymanowski que el argentino controló mal a la hora de definir.
Los otros dos retoques también pudieron servir. La entrada de Rafa Llorente generó dos acciones, una para Dani Arribas desde fuera hacia adentro y otra para él mismo, que sí acertó a enganchar el disparo con la diestra desde la izquierda, pero que se marchó desviada. Lo de terminar con Mansour de delantero fue más una declaración de intenciones que otra cosa. Porque a esas alturas el empate lo daban ambos por bueno, aunque el Llanera terminaría en área contraria metiendo el susto en el cuerpo al querer robar ese valioso punto.
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